Así se fraguó sorprendente show de Bad Bunny en techo de gasolinera de la calle Loíza
Un puñado de personas lo sabía, entre ellos el propietario y gerente del garaje, y la producción del espectáculo que trabajó con días de antelación para obtener permisos de la empresa Gulf, la estación de servicio y la Policía.
El críptico mensaje de Bad Bunny el pasado martes fue el siguiente: “LA JUMPA’ en vivo HOY/10:00 p.m.”. Fue todo, pero suficiente para desatar la movilización de sus fanáticos que, de una u otra forma, obtuvieron la información que faltaba: dónde. Y ese dónde era en una gasolinera ubicada en la esquina de las calles Loíza y Los Baños, en Santurce.
Hoy por hoy, esa gasolinera es ya un lugar de peregrinación para los seguidores de la estrella boricua, después del sorprendente concierto que ofreció la noche del martes sobre el techo de la estación de servicio y que reunió a cientos de personas, las que obligaron a las autoridades a cortar el tránsito y a ofrecer seguridad al evento que, sin embargo, fue organizado con días de antelación.
El gerente de la gasolinera, José de Jesús, contó que “hace tres días ya estábamos avisados de que iba a ocurrir el evento (que sirvió para un próximo video de La Jumpa, su nueva canción). Sabíamos que venía él (Bad Bunny). Sacaron los permisos y estaba todo callado”.
De Jesús reveló que Bad Bunny subió al techo de la gasolinera por el segundo piso del edificio adyacente y por una escalera. Una vez encaramado, la superestrella, vestida con un abrigo largo negro, comenzó el espectáculo junto con Arcángel, quien lo acompañó en short en el escenario improvisado (aunque se habían instalado unas planchas para que los artistas se desplazaran).
“Todo lo hicieron ellos (la producción). Vinieron, hicieron los estudios (del lugar), pusieron una tarima y la gasolinera se cerró. Solo teníamos abierto dentro, el área de la venta de productos. Se atendió normal todo el tiempo. Pero la venta de gasolina se terminó, porque la carretera estaba trancada, no había paso”, agregó.
Antes, el día de Bad Bunny comenzó temprano: por la mañana estuvo en Vega Baja grabando un video y luego en una actividad en el coliseo Roberto Clemente de la fundación Good Bunny, donde participó en la entrega de 20,000 regalos para niños. Posteriormente se pierde la pista, aunque se dice que estuvo en Karma Lounge y en el night club 787, para luego llegar hasta la calle Loíza y más tarde terminar en Fifty Eight, una disco en la avenida Ashford que reaccionó a su visita: “Definitivamente @badbunnypr y @arcangel hacen lo que les da la gana. Cómo abrir la disco un martes”.
Mientras, el cantante cumplía con su agenda, la producción sabía los pasos a seguir en la gasolinera, donde instalaba luces, grúas para cámaras y lo necesario para el sorpresivo espectáculo que retumbó a nivel internacional.
Incluso, según el gerente de la gasolinera, fanático del artista, “llamaron primero a la Gulf, que no tuvo que ver en esto, para pedir permiso primero para poder dejar el nombre, porque sino no podían dejarlo. Todo fue con permisos y en ley. Todo funcionó”.
De Jesús, sin querer queriendo estuvo en un codiciado show de Bad Bunny sin pagar y en primera fila, lo mismo que muchos que llegaron al lugar esperanzados en ver al Conejo Malo. “Muchos no sabían si se iba a presentar o no creían que iba a venir para acá hasta que él salió y empezó a cantar directamente”, contó el gerente sobre el evento que obligó a aumentar los empleados de dos a siete para atender la demanda de bebidas, cuyas ventas estuvieron “buenas”.
Consultado sobre si la estrella le había dejado algún recuerdo, solo se limitó a responder “pronto lo verán, después”, en referencia a la posibilidad de que el cantante se exprese sobre lo que fue la presentación.
Bad Bunny comenzó a las 11:00 de la noche a cantar, cuando ya la Policía se había hecho presente en el lugar y sabía del evento hace días, según dijo teniente coronel José Juan García Díaz, comisionado de la Policía Municipal de San Juan.
“Se estaba programando hace días, semanas atrás. Ellos solicitan permisos, tanto del Estado como del municipio. Se le otorgan unos permisos. Hay unos seguros. La Policía estatal hace un plan y nosotros nos unimos al plan de la Policía estatal. Ellos cubrieron la calle Loíza y nosotros las intersecciones, las transversales de la calle Loíza”, sostuvo.
García Díaz manifestó que “allí no hubo ninguna situación. Obviamente, había música, había muchas personas, porque era un video musical. Casualmente, habían convocado a unas personas para grabar un video musical con Bad Bunny en unión a otro artista y eso fue lo que se llevó a cabo ahí. Eso era de 9:00 de la noche a 12:00 de la noche y culminó a las 11:40 sin ninguna novedad y todo transcurrió en perfecto orden”.
Sobre el hecho de que subiera al techo de la gasolinera, dijo que “desconocemos, porque nosotros estábamos en el área de las calles. Nosotros no teníamos conocimiento si eso era parte del montaje o si no. Esas actividades hay unas personas que son las que las montan. Nosotros trabajamos con el tránsito, las vías públicas y con el personal guardando la seguridad en distintas calles para que en ese limitado flujo de tránsito no hubiera accidentes”.
Hoy en el lugar, conductores sabían perfectamente que en la gasolinera se había presentado Bad Bunny. Para Evelyn Guerrero, quien echaba regular (a 86 centavos), el show estuvo “de escándalo” e incluso su hija llegó a ver al artista que es “muy humilde y es el boom de ahora, es lo máximo mundialmente”.
Un vecino de la gasolinera, Adrián Malatrasi, fue testigo privilegiado: “Estuvo súper cool. La gente estuvo súper pompeada. Lo que hizo Bad Bunny, en verdad, gracias. Lo necesitaba el corillo de Puerto Rico. De allá arriba (su apartamento en el edificio contiguo) se veía súper cabrón”.
“Yo vi cómo llegó, cómo entró (a su edificio), todo. Yo sabía, pero no le había dicho a mucha gente. A los boricuas le hacía falta una cosa así. La gente se puede dar cuenta que no tiene que ser todo pagando, las cosas pueden surgir así, de casualidad. Esto estaba explotadísimo. Estuvo cabrón. Fue un verdadero calentón.
El fundador de la Santurce Brewery incluso se encargó de preparar una neverita con cervezas de la marca para los artistas, cuya presentación en el techo de la gasolinera, donde también cantó algunos de los éxitos de su álbum “Un verano sin ti”, pasará a la historia, tal como lo fue una actuación improvisada de los Beatles en pleno día del 30 de enero de 1969.
El llamado “Concierto en la azotea” del cuarteto de Liverpool en un edificio de Londres duró cerca de 40 minutos, hasta que los reclamos de los vecinos movilizaron a la Policía y la música dejó de sonar. El último concierto en vivo de los Beatles fue, irónicamente, sin público.
Pero el pasado martes, el concierto en el techo de la gasolinera de Bad Bunny, tuvo a sus fanáticos y a un Bad Bunny que no para de sorprender.