Los dos lados de Víctor Manuelle
En la edición estelar de hoy, el sonero habla de su vida, de sus pasiones, de su madurez personal, y de su trayectoria musical de tres décadas.
Víctor Manuel Ruiz Velázquez nació en septiembre de 1968 en Nueva York, aunque diga que es nacido y criado en Isabela. Y es que el orgullo que siente de su pueblo y de su origen es algo que le sale por los poros a la menor provocación.
Sus padres, Víctor y Jenny, se conocieron en Nueva York, cada uno buscando su suerte y su futuro a temprana edad. Fueron buscando trabajo pero encontraron algo más. En un junte de isabelinos, en la Gran Manzana, encontraron el amor. Y fruto de ello nació Víctor Manuel, quien ostentó el título de hijo único por seis años. Hasta que llegaron dos más ya en Puerto Rico.
Se crió en la barriada California, en Isabela, literalmente en una calle sin salida. Ahí era "Vinky", mucho antes de que una disquera decidiera variar su nombre de pila a “Víctor Manuelle”.
Su madre era ama de casa y su padre fue panadero y empleado de una fábrica de hacer zapatos. Víctor Manuelle trabajó en ambos lugares, impulsado por su padre. Estudió en la escuela pública de Isabela, y no era mal estudiante. No era aplicadísimo ni le encantaban las materias, pero tenía buena retentiva, de modo que sobrevivía con honores. Empezó la universidad, pero no la terminó. Ya sabía que la música era lo suyo. No había break de otra cosa.
Su familia le llama “Míster Paz”, porque contrario a lo que la gente puede imaginar de un músico, es familiero, hogareño y no soporta el bullicio, a menos que ese bullicio lo involucre a él en su trabajo.
Dando sus primeros pasos después de ser descubierto por Gilberto Santa Rosa, se mudó al área metropolitana y tuvo, en una isla 100 x 35, un choque cultural. Su oeste, del que se siente parte y dueño, era otra cosa. Pero la carrera artística requirió mudanza y con el tiempo pudo dejar de trabajar cosiendo suelas de zapatos. Le empezó a ir, dijo, bastante mejor. Y de ese momento en adelante no hubo vuelta atrás.
Los éxitos musicales no se han detenido desde entonces. Y luego de algunos tropiezos, los personales tampoco.
Víctor Manuelle está casado con Frances Franco. Se casó luego de más de una década de ser su pareja, en un tiempo de madurez absoluta, con sus tres hijos ya adultos y siendo abuelo, un rol del que habla con los ojos chiquitos porque la alegría le supera. “No puedo describírtelo”, dijo en entrevista con El Push de la Mañana, edición estelar.
Es parte de una transición personal como muchas otras que ha experimentado. Quien comenzó siendo “El Sonero de la Juventud”, es ahora el ídolo de muchos envejecientes luego de escribir e interpretar “Algo le pasa a mi héroe”, una pieza que describe la experiencia que vivió con su padre que, tan joven como a los 58 años, comenzó a padecer de Alzheimer como otros miembros de su familia.
El deterioro fue rápido. Y doloroso. De ser su amigo y consejero. De ser el líder de la familia. Los hasta ese momento liderados pasaron a tener que bañarlo, a enfrentar su “ausencia” en vida, a verlo perder el recuerdo y desaparecer con ello todas las experiencias vividas. “Literalmente en ese estado uno está como si no hubiera vivido”, expresó. Trastocó todo esa enfermedad y aunque no quiere compararlo, se atreve a decir que es el padecimiento más cruel. Lo dice alguien que vio morir de cáncer a su hermano menor.
Jenny, su madre, sigue en la barriada California y de allí no la saca nadie. Ni siquiera su adorado hijo, lo cual es la razón para que Víctor Manuelle, que hace la mayor parte de su carrera fuera de Puerto Rico, no se plantee siquiera vivir fuera de la Isla. No hay chance. Aunque a veces le duela nuestra cotidianidad de país, la corrupción pública y las complejidades de vivir y hacer negocios.
Y en momentos en que celebra la llegada de más premios y plenitud personal, entra a sus tres décadas en la música con su nueva producción: “Lado A y Lado B”. Son 17 temas, unos modernos y urbanos y otros más tradicionales.
Víctor Manuelle también tiene su “lado A” y su “lado B”. El lado de artista famoso, sin embargo, preserva a "Vinky", con su don de gente, su humildad, su sencillez y su cantaíto del oeste.
Vea la entrevista completa en este enlace de El Push de la Mañana, edición estelar-