Rony Campos: la radio le ha ayudado a salvar a más de uno del suicidio
El locutor y empresario narró a El Push de la Mañana, edición estelar, instancias en que ha tenido que activar a su equipo para evitar un suicidio de algún radioescucha.
Le bautizaron Rony The Hyper cuando era pequeño porque no se estaba quieto y uno de sus compañeros de escuela, el bully, lo molestaba incesantemente con eso.
Al sol de hoy, Ronald Campos Santiago, asegura que vive con la emergencia puesta para controlar su hiperactividad que, aunque no diagnosticada, sabe que la ha padecido siempre. De ese acoso, sacó partido y es el nombre que le ha acompañado en su carrera radial que ya alcanza los 33 años.
Rony se crió en Coto Laurel, en Ponce. Sus padres vivían en un residencial, luego en una parcela que le dio el gobierno y luego llegaron a la urbanización. Su papá fue empleado de una joyería por 44 años y veterano de la Guerra de Vietnam, que, junto a su madre, ama de casa, conformaron una familia de cinco. Rony es el mayor de tres hermanos.
Viene de una familia musical por el lado de los Campos comenzando por el gran Juan Morel Campos, el compositor más prolífico de su época y director de la orquesta La Lira Ponceña. Su abuelo, Sergio Campos, fue parte de Los Héroes del Fuego y es su rostro el que está plasmado en el histórico Parque de Bombas de Ponce. No es sorpresa que su familia le tratara de encaminar en la música y lo matricularon en la Escuela Libre de Música de Ponce.
Pero del piano y el trombón quedó, como dice él, la radio.
Sus maestros reconocieron su talento y lo alentaron a buscar un lugar en la radio. Cogió una guagua pública, buscó la oportunidad y así comenzó, a los 14 años en Radio Zar. A las 5 de la mañana daba las noticias y a las 7 ya estaba en la escuela. Eran otros tiempos y él le sacó el jugo. Poco a poco se fue uniendo a un grupo de grandes locutores ponceños, como Bebo Adames, Raymond Torres, Billy Fourquet, Nagel Torres, Skywalker, Candyman y Heartbreaker, entre otros.
Comenzó estudios en Comunicaciones en la Universidad Católica de Ponce pero no los concluyó. Ya él trabajaba en lo que estudiaba y día a día crecía entre ese grupo de grandes. Y así llegó a San Juan, a La Mega, y comenzó poco a poco a trabajar con Red Shadow, Frankie Jay, entre otros. No podía creer que el micrófono frente a él era de sus ídolos. Así creció su respeto por la cabina, el micrófono y la audiencia.
Hizo televisión y lo disfrutó muchísimo, aunque aún no entiende cómo entró en programas de comedia cuando no se considera chistoso. Su espacio en Magic 97.3FM se vio interrumpido en una ocasión pero regresó y es su hábitat natural, el espacio que le hace feliz, aunque lo ha expuesto a situaciones difíciles en la interacción con la audiencia.
En más de una ocasión ha tenido que manejar llamadas con personas que expresan intención de suicidarse. Dice que tiene la virtud de lograr disuadirlos y celebra los casos en los que ha logrado su objetivo. Pero aún se lamenta por un caso específico que no atendió a tiempo y el hombre se suicidó. De esa experiencia aprendió a actuar con agilidad y a no procrastinar.
De la depresión y del suicidio hay que hablar y hay que crear conciencia, sostuvo, y dijo creer que en cada hogar en la isla hay una persona deprimida.
Se casa este año... otra vez
Este tocador de música ochentosa y de enamoramiento, vive enamorado y en paz. Y este año vuelve a casarse con quien lo hizo ya en el 2007. Janet es la madre de su hijo de 8 años, Brandon, y crió a sus hijos Christopher y Kevin, de 22 y 18 años. Su vida es antes y después de ella. Trajo el orden y la estructura a la casa y lo sacó de una etapa en la que vivía, dijo, voluntariamente infeliz. Ambos manejan un negocio de comida en un colegio privado, mientras Rony, además, ha logrado posicionarse como conferenciante y motivador en grupos corporativos.
Es un gran papá y trata de serlo cada vez más. Vivió momentos de desolación y de ahogo en llanto en su primera experiencia como papá. Su hijo mayor nació con labio leporino y paladar hendido, un defecto de nacimiento que requirió de muchas operaciones para normalizarse y que como padre le abrumaba, hasta que un día el mismo hijo le dijo “no más”, que estaba todo bien.
Y ahí comenzó él a ser de ayuda para otros niños que nacen con esa condición, pero no las detalla. Prefiere que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda.
A los 48 años, Rony The Hyper ya no lo es tanto. Está en control, está en paz y se le sale por los poros. Pero siempre tiene un plan y un proyecto pendiente. Por lo pronto, vuelven a sonar las campanas del amor.
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