Joffre Pérez añora volver a actuar
Con 60 años de carrera y un resumé de casi 30 novelas, quiere morir con las botas puestas
Joffre Pérez, o José Francisco Pérez Vázquez, llegó a sus 72 años celebrando 60 de carrera, y con ganas de hacer más.
Este ponceño, que tiene 27 telenovelas en sus costillas, conversó con El Push de la Mañana, edición estelar, y narró cómo llegó a la televisión desde muy pequeño. Comenzó como aficionado escribiendo y produciendo un vía crusis. Y un vía crusis fue su vida, por mucho tiempo.
Joffre, como le conoce todo Puerto Rico, llegó a San Juan con el sueño de ser actor. Lo sabía desde muy temprano en su vida, cuando se escapaba del colegio a ver telenovelas en blanco y negro. El quería estar ahí. Pero su papá, don José Francisco, un empresario dueño de una gasolinera en Ponce, no quería. Decía que actuar era de homosexuales. Joffre lo defiende diciendo que era un extraordinario ser humano, pero machista.
Fue su madre, Flor de María, maestra de profesión, la que no quiso matar esa ilusión de uno de sus cuatro hijos. Y un día, su abuela vio en el periódico que en Ponce abriría una escuela de drama, la Academia de José Manuel Caicoya. Y lo matricularon. Antes de eso había estudiado en la Academia Santa María Reina, donde compartía clases con la gran actriz y comediante Rosita Velázquez.
Un día Joffre llegó a la casa con un nombre diferente: Joffre Montenegro. En esa época los actores se cambiaban el nombre y Pérez no le sonaba artístico. Su padre, que ya iba haciendo la paz con su deseo de actuación, le dijo que hasta ahí llegaba. Tenía que seguir siendo Pérez y demostrarle que iba a pegar en la actuación de verdad, aunque como a muchos actores les pasó, le advirtió que pasaría hambre.
Su padre no se equivocó. Pero Joffre tampoco.
En su búsqueda para alcanzar su meta se fue para San Juan siendo prácticamente un niño. A sus padres los llamaba de vez en cuando y le decía que estaba todo bien. Pero la verdad era que Joffre dormía en los hoteles. Y no precisamente en una habitación. Dormía en los lobbies de los hoteles, en esa época en que el movimiento era tal que no se notaba. Y se lavaba en los baños. A veces pescaba algo para comer. Y junto a un amigo, intercambiaba ropa. El usaba una los lunes y usaba el del compañero los martes, y así toda la semana. Pasó hambre y le faltó el techo.
Pero fue colándose poco a poco en pequeños papeles en Rikavision. Nunca estudió Drama y todo lo que aprendió fue en la calle y sobre la marcha, en “la cultureta”. Haciendo de extra cada vez más, logró entrar a Wapa Televisión y luego a Telemundo. En 1968 tuvo su primera gran oportunidad con la novela "Juan De Dios", que protagonizaban Daniel Lugo y Gladys Rodríguez.
Pero dio el palo definitivo con el papel de Enzo, en "El Idolo", protagonizada por José Luis Rodríguez y Marylin Pupo. Su personaje era un complejo esquizofrénico que inicialmente aparecería en cuarenta capítulos. Pero cuando fue reclutado le advirtió al productor que lo iba a hacer tan bien que estaría la novela entera y que, de paso, ganaría premios por su actuación. Fue en ese momento de la entrevista en que Joffre se emocionó y asomaron unas lagrimitas. Todo el trabajo y todo el hambre que pasó para alcanzar su sueño, quedó atrás.
Y se cumplieron sus advertencias: estuvo toda la novela y ganó el Premio de Actor Revelación del Año.
El resto se hizo solo y fue parte del elenco de novelas como “Mi querida Sylvia” (1978), “La jibarita” (1980), “Rojo verano” (1980), “Modelos S.A.” (1981), “Viernes social” (1981), “María Eugenia” (1981), “Julieta” (1982), y la exitosa Coralito (1985), entre muchas otras.
Luego fueron desapareciendo las novelas poco a poco y eso le impactó. No lo ha superado y la única vez que levanta el tono de voz en la entrevista es cuando asegura que en Puerto Rico la clase actoral está dividida, y que “hay más piñas que en Lajas”. Lamenta que la isla, que una época fue cuna de las mejores telenovelas, sea uno de los pocos países latinoamericanos en que ya no se producen.
Hizo mucho teatro y quiere hacer más. Además, produce eventos de bohemia en su natal Ponce y produce y modera un programa radial todos los sábados “Una hora con Joffre Pérez” en Católica Radio, sobre música popular.
No le agrada el rap ni el reguetón y extraña a los comediantes de su época. Es diabético, pero está en control. Ahora, los jueves se da el palo, sí o sí. Se casó tres veces y tiene dos nietos. Este hombre, que en su momento quiso ser sacerdote y que se describe como “católico, romano y ponceño”, está loco porque llegue la Semana Santa. La vive con gran devoción y con especial espiritualidad.
Tiene toda la fuerza y las ganas de volver. Y está seguro de que lo logrará.
Vea la entrevista en El Push de la Mañana, edición estelar, aquí.