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Política

En inicio de temporada de huracanes, estudian relación entre ciclones y revueltas sociales, como la de 2019

El estudioso estadounidense Joseph Hartman se encuentra en Puerto Rico para escribir un libro acerca del vínculo entre los ciclones y el arte, la arquitectura y la revolución.

Una protesta en el Viejo San Juan para pedir la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló Nevares.
Foto: Juan R. Costa

Para el estudioso estadounidense Joseph Hartman (Indiana, 1984) Puerto Rico aún vive "un estado de desastre" luego del paso del ciclón María, el 20 de septiembre de 2017, y no vislumbra aún un mundo "post huracán", acaso porque la Isla ha experimentado una revolución vinculada precisamente al histórico evento atmosférico: la revuelta del verano de 2019, que implicó la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló Nevares.

Hartman es hijo de un agricultor de la soya y el maíz de Indiana ("en mi rancho aprendí cómo la naturaleza puede ser cultural"), vivió en España ("donde aprendí cómo el mundo vive") y diez años en Cuba, donde comenzó a interesarse por las catástrofes naturales y cómo transformaron los paisajes urbanos y arquitectónicos de la región.

Ahora, mientras en Puerto Rico comienza una nueva temporada de huracanes, el historiador del arte y antropólogo visual comenzó en 2018 un nuevo proyecto que lo trajo a la Isla junto con su familia para someterse a este mundo "post huracán, post desastre", y donde con la ayuda de la Escuela de Arquitectura y el Instituto de Estudios del Caribe de la Universidad de Puerto Rico (UPR) analiza cómo los huracanes están relacionadas a las revueltas sociales.

Puede ser una cuestión azarosa -dice que en 1780 está documentado que un huracán destruyó la flota de Gran Bretaña y ayudó a Estados Unidos a ganar- o ya quizás más sustantiva, como lo ocurrido en 1867, cuando hubo un huracán en Puerto Rico y el imperio español respondió muy lentamente a las necesidades de la gente y a la reconstrucción del país. Resultado: el Grito de Lares del 23 de septiembre de 1868.

Según el investigador comenta a NotiCel, con María se puede ver la teoría de la relación de las revoluciones y los huracanes.

"El mal tratamiento del gobierno de Puerto Rico con María creó un ambiente de descontento en la gente. Podemos decir que los eventos de 2019, cuando sacaron al gobernador (por el caso del chat de Telegram) y situaciones como la visita de Trump, crearon una oportunidad para rehacer el poder y provocar una revolución", opina el estadounidense.

Agrega que "si en los años '20 los huracanes fueron aprovechados para cimentar el poder, hoy el momento fue para usarlos para una revolución".

Y es que para Hartman, después de un huracán siempre se produce un sentimiento de "descolonialidad".

"Los ciclones son eventos catalizadores, que transforman eventos naturales en culturales a través de las acciones de los gobiernos y que toman muchas formas a través de, por ejemplo, la fotografía, la arquitectura y de cómo se trata a la gente afectada", declara.

El académico de la Universidad de Missouri-Kansas City comenta que "los edificios son más importantes que la gente. Porque hay una imagen estética del desastre. Los cambios que produce el huracán Maria son metáforas de los males que ha experimentado Puerto Rico".

En el caso de María, señala que "hubo un maltrato de Trump a Puerto Rico y no hizo casi nada. No reconstruyó. Repitió lo que es la relación imperio-colonia".

Hartman consigna que los ciclones han sido un elemento cultural desde los taínos.

"En Cuba hay arte rupestre que muestra al dios Huracán, que es representado por un rostro y dos brazos, que van yendo contrarreloj", cuenta sobre un país que conoce tras una década de estudio.

Ahí rastreó la poética de la catástrofe, que transformó los paisajes urbanos y arquitectónicos de la región.

"Debido a los grandes cambios en el clima causados por los efectos meteorológicos de El Niño, las décadas del '20 y '30 son las de mayor actividad de huracanes conocida en el Caribe durante los últimos 500 años", consigna, pero a la vez aclara que tuvieron como resultado proyectos de construcción monumentales y obras visuales que siguieron a devastadoras tormentas en La Habana (1926), San Juan (1928) y Santo Domingo (1930)

Sin embargo, advierte que aún hay ecos de la otra cara de esos huracanes de los años '20, "porque las personas del Caribe que siguen siendo las víctimas son las de las comunidades desventajadas, los vulnerables".

Así, opina que "no podemos separar los huracanes y desastres con los desastres de gobiernos de Puerto Rico y Estados Unidos. Todavía estamos viviendo en ese estado de desastre (luego de María). Aún no existe un mundo post huracán, un mundo post desastre".

Y considera que actualmente "más ahora que nunca hay una necesidad de humanidad y comunión, a través del arte, la música, la poesía, la arquitectura, ya que tenemos más en común que diferencias".

Hartman señala que "cuando estamos frente a una amenaza como es el cambio climático, como humanidad debemos buscar un camino en comunidad mejor. Además, nacen cosas buenas de las malas. La experiencia del huracán María y de estos eventos climáticos nos obliga a estar juntos y a ser generosos".

"Hoy estamos en una época difusa en la que no hay una visión de mejorar y reconstruir. Es más preservar y sobrevivir. Hoy las obras publicas se han transformado en propaganda para señalar que 'somos un buen gobierno'. Hemos perdido la visión comunal de la gente y los cambios climáticos nos obligan a tener esa visión", expone.

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