[ANÁLISIS] La aprobación del presupuesto general por parte de la Legislatura no se hizo sal y agua por falta de tiempo, sino por la ausencia de liderato en el PPD.

El reloj seguía marcando las horas el lunes, 27 de junio, último día para que la Legislatura cumpliera con el plazo de aprobación de presupuesto que notificaron unilateralmente a la Junta de Supervisión Fiscal (JSF) en una carta del 24 de junio que firmaron el presidente senatorial José Luis Dalmau Santiago y el presidente cameral Rafael Hernández Montañez, ambos del Partido Popular Democrático (PPD).

La carta del 24, en sí, ya estaba en violación del calendario que había establecido la Junta. El ente fiscal había concedido dos extensiones a su plazo original del 13 de junio y se supone que la Legislatura sometiera su versión del presupuesto ese 24 de junio pero, con su carta, los presidentes legislativos se compraron más tiempo sin consultar con el ente, que solo respondió advirtiendo que para el 30 de junio tenían que tener un presupuesto que fuera consistente con el Plan Fiscal o aprobarían su propia versión. Es decir, para el 24 de junio, la Junta se había rendido de ponerle plazos intermedios a la Legislatura y habían recurrido al único plazo que les reconoce la Ley PROMESA, el de tener un presupuesto certificado para el 30 de junio.

La movida de extender el plazo hasta el 27 para entregar el presupuesto a la Junta beneficiaba más al Senado que a la Cámara, porque la Cámara ya había aprobado el presupuesto el 7 de junio con 43 votos a favor, de un total de 51. También, ese cuerpo había aprobado desde el 22 de junio el proyecto 1367, que propone un nuevo esquema de impuestos a las corporaciones foráneas ante la eliminación del crédito que el Tesoro federal había reconocido para hacer viable el impuesto bajo la Ley 154. En conjunto, las dos medidas fiscales de mayor importancia este año.

En el Senado, desde el 14 de junio habían aprobado el presupuesto y desde el 25 de junio habían aprobado el proyecto de impuestos a las foráneas, pero en ambos casos con enmiendas con las cuales la Cámara no concurría, por lo que se hacía necesario que se activara el extremadamente opaco mecanismo del comité de conferencia. Esto quiere decir que los presidentes de cada cuerpo nombran a ciertos de sus miembros para que se reúnan, armonicen sus enmiendas y acuerden entre ellos una versión final que entonces cada cuerpo ratifica y envían al Gobernador para su firma.

El proceso requiere que el cuerpo que le hizo cambios a la medida, en este caso el Senado, tiene que certificarle al otro cuerpo cuáles fueron exactamente las enmiendas que le hicieron para que se pueda, en efecto, activar el comité de conferencia y los legisladores de ambos cuerpos puedan discutir todas las enmiendas y llegar a una versión final.

Pero el lunes, mientras el reloj seguía acortando el plazo que ambos presidentes legislativos le habían establecido a la Junta, la Cámara todavía no había recibido del Senado las certificaciones de las enmiendas de ese cuerpo para poder activar los comités de conferencia. Ya el senador Juan Zaragoza había estado todo el día en la Cámara en conversaciones sobre las medidas. Y el actual secretario de Hacienda, Francisco Parés Alicea, se presentó de emergencia cerca de las 9:00 pm para más discusiones.

Pero, según indicaron fuentes de NotiCel con conocimiento de primera mano de lo que ocurrió el lunes en el Capitolio, la desaparición de Dalmau llevó a que Hernández Montañez personalmente cruzara hacia las oficinas senatoriales para localizar al que, además de presidente del Senado, es presidente del PPD.

No era el primer comportamiento inesperado de Dalmau que levantaba suspicacia ese día. Ya había cancelado súbitamente la reunión de la Junta de Gobierno del PPD en la que se debía discutir su propuesta, igual de sorpresiva, para someter a una votación abierta de todos los afiliados del partido la elección del presidente del partido, de los miembros de su junta y de la opción de status que el partido iba a defender, entre Estado Libre Asociado o Libre Asociación. Esa propuesta fue interpretada ampliamente como un intento de darle fuerza a un liderato que está asediado desde el día uno, y la cancelación de la reunión creó más dudas sobre su figura.

Y entrada la noche del lunes, un día de altas tensiones políticas para Dalmau Santiago, el presidente de la Cámara finalmente lo encontró, no en presidencia del Senado, sino en la oficina del senador Carmelo Ríos Santiago, portavoz alterno del Partido Nuevo Progresista (PNP) en ese cuerpo. Según se indicó, además de Ríos Santiago, lo acompañaban otros miembros de esa delegación, como el expresidente senatorial, y portavoz, Thomas Rivera Schatz, y el asesor legislativo de La Fortaleza, Carlos Rivera Justiniano. El expresidente cameral del PNP, Carlos Méndez Núñez, también llegó.

Hernández Montañez le reclamó por las certificaciones de las enmiendas necesarias para culminar los trabajos en comités de conferencia y Dalmau Santiago le exigió que dejara para la próxima sesión la discusión del proyecto sobre el impuesto a las corporaciones foráneas. El líder senatorial reclamó que al proyecto de las foráneas se le unieron otras medidas de recaudos no relacionadas, como la revisión del impuesto a la propiedad. Pero también el proyecto había provocado una división en el puñado de empresas que pagan el impuesto porque su versión final no tiene el mismo efecto para todas, por los que por lo menos dos de ellas buscan cambios en el lenguaje que están encontrados entre sí. Una de ellas, Amgen, tiene de cabilderos al bufete O'Neill & Borges, el mismo que representa a la JSF y en el que el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia era socio.

Hernández Montañez no accedió a la exigencia y se regresó a la Cámara, donde cerró los trabajos a eso de las 11:30 pm.

En la guerra de versiones y recriminaciones que se desató el martes, Dalmau Santiago tuvo de defensor en medios a Rivera Schatz quien, como lo había hecho en el hemiciclo el lunes después de la discusión entre ambos presidentes legislativos en la oficina de Ríos Santiago, defendió que lo ocurrido no fue "por falta de buena fe o ánimo (del Senado)" sino porque "la óptica de compañeros de la Cámara es que lo quieren todo o quieren nada".

No es la primera vez que Dalmau Santiago encuentra refugio y apoyo en la delegación del PNP. En la anterior presidencia del Senado de Rivera Schatz, el único con presidencia de comisión que no era PNP fue Dalmau Santiago. Y en la discusión del presupuesto de 2021, Hernández Montañez aludió a Rivera Schatz como el "abogado" del Senado en el proceso de discusión de enmiendas.

Mientras esto ocurre, la Junta anunció anoche que el 1 de julio va a celebrar una reunión para certificar su propia versión del presupuesto y el Gobernador cosecha el mayor beneficio político con el menor esfuerzo porque ahora puede plantear que, como la Legislatura fue la que se trancó, no es el responsable de que la Junta imponga su presupuesto con medidas a las que el propio Pierluisi Urrutia se oponía.

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