Graves daños en los municipios del noreste (galería + video)
El gobernador Ricardo Rosselló Nevares llegó a la base de la Guardia Nacional en Isla Grande a las 11 de la mañana del jueves para hacer un recorrido en el área noreste y ver de primera mano los daños que provocó el huracán Irma.
Montado en la parte trasera de un camión militar y acompañado del director de FEMA en el caribe, Alejandro de la Campa, el primer mandatario atravesó el área de Piñones en Carolina y el sector La Invasión en Canóvanas.
El trayecto comenzó en San Juan, en el expreso Baldorioty de Castro. La vía estaba despejada, mientras las aceras cargaban toda la vegetación caída. Ciudadanos agregaban las ramas y hojas de sus propias residencias al monto que se acumulaba a lo largo de la autopista, hasta Carolina.
En el camino se apreciaban árboles desgarrados, levantados desde sus raíces y caídos en las áreas verdes aledañas a la Baldorioty de Castro. Esta imagen se apreció mejor cuando la caravana del gobernador llegó al balneario de Carolina.
Palmas sin pencas, arboles desterrados desde su raíz, y casetas de salvavidas caídas, destruidas por la fuerza de los vientos huracanados. Según le explicó al gobernador el alcalde de ese municipio, José Aponte Dalmau, las 11 casetas de salvavidas que tenía el balneario fueron destrozadas.
'En términos de daños, gracias a Dios no hay nada grave que lamentar. El trabajo que ustedes hicieron fue muy efectivo. Tuvimos 133 refugiados, ya están regresando a sus hogares, ninguna de sus casas tuvieron daños', continuó el alcalde a un atento Rosselló Nevares.
Según Aponte Dalmau, la playa tendrá que permanecer cerrada hasta tanto puedan recuperarla a sus condiciones normales. No obstante, su mayor preocupación era la condición intransitable de las carreteras 853, 856 y 857 donde ubicaban las principales líneas del tendido eléctrico que suplen energía a Carolina.
Rosselló Nevares de inmediato se comprometió con Aponte Dalmau para poner a su disposición personal del Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP). Tras un solidario apretón de manos, el alcalde escoltó al gobernador hasta el camión donde llegó, quien continuó su camino hacia Piñones.
En la costa de Loíza, desde lejos, se apreciaban algunas personas en las aguas, otros surfers aprovechaban de las olas que Irma dejó lejos de la costa. Ya en Piñones, los daños por árboles caídos eran evidentes, pero aunque algunos negocios lucían sucios por la arena y la vegetación, los daños – agraciadamente - no eran catastróficos.
Los residentes no tenían luz ni agua. Muchos de ellos se encontraban en medio de sus propias labores de recuperación, cortando ramas caídas que cayeron en sus casas y botándolos al frente, cerca de la carretera.
El tránsito en esa carretera – la 187 – en dirección hacia San Juan se detuvo en un tramo, donde una rama bloqueó el camino. Rosselló Nevares se detuvo y camino ese trayecto, saludando al operador de un camión 'digger' y otros empleados destacados en esa área.
Uno de los conductores varados en esa carretera expresó su descontento con la situación a este medio, especialmente por tratarse de la única vía que tenía para llegar a sus familiares que viven en esa comunidad. 'Que se ponga guantes y coja un machete y se ponga a ayudar o que lo siga', dijo.
La caravana continuó hasta Canóvanas, donde se detuvo para recoger a la alcaldesa, Lornna Soto, quien vestía de un chaleco de seguridad color rosa – el único de ese color visto en todo el trayecto. Allí los camiones militares se desviaron a una estrecha y dañada carretera, la entrada del sector La Invasión.
Muchas parecían no estar construidas completamente, otras eran de madera, mientras algunas lucían abandonadas. Los residentes limpiaban sus casas, mientras otros se sentaban en sus marquesinas, curiosos para saber quién estaba sentado en los camiones militares.
Aun así, para aquellos que desconocen el área sería difícil confundir los daños del huracán Irma de la falta de mantenimiento apropiado en la infraestructura en general. Las acumulaciones de agua parecían ser común con cualquier aguacero, pero los árboles caídos – tal como en Piñones – definitivamente eran obra de Irma.
Al llegar a la escuela William Rivera Betancourt – uno de los refugios designados en Canóvanas – el gobernador dio su impresión sobre esa parte del recorrido. 'Ahora mismo en Canóvanas vimos varios hogares que sufrieron gran impacto y lo seguiremos toda la tarde viendo distintas áreas en Puerto Rico', dijo Rosselló Nevares, quien agregó que en parte se debe a la debilidad de la infraestructura vegetal en la Isla.
Dentro el refugio, Iván Arroyo, un refugiado que llegó desde el sector Jardines de Palmarejo, manifestó su satisfacción con el esfuerzo del municipio, catalogando su experiencia 'como un hotel'. Pero Arroyo recién se percató de los daños a su casa modesta, la cual había abandonado como medida preventiva, y lo que probablemente le salvó la vida.
'Esta mañana fui a mi casa y se había llevado el techo. Una casita de madera y zinc, se llevó el techo y para completar me cayó un palo de aguacate, un gancho, del vecino, y acabó de desbaratar el techo', relató calmado Arroyo. 'Me quedo aquí, tengo un catre aquí. Aquí, hasta ver si me dan alguna ayuda o por lo menos hasta que venga la luz porque no hay luz', agregó.
Sobre el sector La Inundación, indicó: 'Es donde más estragos hace, en la inundación. Pero las casitas son más pobres. Es más frágil, las viviendas son más frágiles y hace más estragos'.
Tras hablar con algunos refugiados en la cancha, el gobernador se montó en uno de los vehículos oficiales y partió con destino final a Culebra, uno de los municipios más afectados por el huracán Irma. Aunque la mayor pérdida fue de residencias a través de la isla, hasta el momento solo tres muertes se han atribuido a Irma. Ninguno de los cual fue por falta de preparación.