Políticos y amigos despidieron ayer al exgobernador en medio de mensajes reconociéndole afectivamente y algunas manifestaciones de repudio, como ocurrió en la Legislatura.

El exgobernador Carlos Antonio Romero Barceló regresó ayer a La Fortaleza por última vez, como pidió antes de morir. A las 4:25 p.m. el féretro con sus restos entró al jardín interior del Palacio de Santa Catalina en medio de un denso silencio para instalarse cerca de la oficina con vista a la bahía, que utilizó como espacio de trabajo durante los ocho años que regentó el País.

El ataúd negro se deslizaba por la alfombra roja flanqueado por un séquito de policías cuando un pequeño grupo de manifestantes, que repudiaba el Funeral de Estado, gritó “asesino”, una sombra que acompañó al veterano político a través de los años por su asociación a los asesinatos de los jóvenes independentistas Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado, ocurridos el 25 de julio de 1978 en el Cerro Maravilla.

Luego, el féretro cruzó lentamente el patio de La Fortaleza, mientras los invitados y las invitadas a la despedida del fogoso político se mantenían de pie. Desde la tercera fila, la exgobernadora Wanda Vázquez Garced se colocó la mano en el pecho al divisar a Melinda Romero Donnelly, quien bajó la cabeza en un gesto de aceptación de esa expresión de cariño.

A pocos pasos de la familia del fenecido líder de la Palma, caminaba el gobernador Pedro Pierluisi Urrutia, quien decretó 30 días de duelo tras la muerte de Romero Barceló el pasado domingo.

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Ya dentro de las macizas paredes del Palacio de Santa Catalina, los mensajes especiales de los invitados especiales se mezclaban con el bramido del mar.

Fue una ceremonia sencilla y corta, que estuvo salpicada de anécdotas y de llamados a lograr la estadidad para Puerto Rico, el sueño inconcluso de Romero Barceló.

Los ocho jueces y juezas del Tribunal Supremo, encabezados por la jueza presidenta Maite Oronoz Rodríguez, realizaron la primera guardia de honor. Le siguieron el presidente del Senado, José Luis Dalmau, y el vicepresidente de la Cámara de Representantes, José Varela. Los exgobernadores Alejandro García Padilla, Luis Fortuño Garced, Vázquez Garced y Pierluisi Urrutia también se colocaron de pie para presentar sus respetos al expolítico.

“Nos toca darle el último adiós a un hombre ilustre de nuestra tierra, que tuvo un gran compromiso con el bienestar de nuestro pueblo y con los principios democráticos que atesoramos todos, Carlos Romero Barceló”, afirmó Pierluisi Urrutia al inicio de su mensaje.

“Don Carlos fue un servidor público ejemplar y un líder de líderes. Su amor por Puerto Rico era incuestionable y a pesar de haber ostentado todas las posiciones de más alto nivel en nuestro gobierno, fue un hombre sencillo, accesible y presto a trabajar con personas de todos los sectores de nuestra sociedad”, agregó.

Al recordar el fogoso temperamento de Romero Barceló, el Gobernador mencionó su honestidad y su manera directa de abordar los asuntos, sin rodeos y con firmeza.

“Carlos Romero Barceló dejó huellas duraderas en tantas áreas de nuestra historia, desde cada uno de sus designios. Un estadista por convicción, estuvo al lado de don Luis Ferré para defender la estadidad en el plebiscito del 1967 y para fundar el Partido Nuevo Progresista. Si Ferré le abrió la puerta al bipartidismo, fue Romero quien lo consolidó. Y fue más allá, se proclamó demócrata y llevó al movimiento estadista a formar parte de ambos partidos nacionales en la política estadounidense”, apuntó.

“Él tuvo las botas puestas hasta el final, manteniendo viva su lucha por esa igualdad. Si hay algo que me apena grandemente es que no vivió para ver a Puerto Rico convertido en un estado. Pero su lucha es también la mía. Ahora me siento responsable de seguir batallando como él lo estaría haciendo, y no tengo duda de que desde su morada estará dirigiéndonos, motivándonos y empujándonos hasta que lo logremos”, agregó mientras en primera fila Kate Donnelly, posaba su mirada sobre el féretro de su compañero de vida.

Casi al final del mensaje del Gobernador, se le escuchó con voz entrecortada al mencionar a su papá, el ingeniero Jorge Pierluisi Díaz, quien formó parte del gabinete del exgobernador y el inicio de su vocación por el servicio público.

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"Recuerdo como si fuera hoy, escuchar a mi padre, quien le acompañó como Secretario de la Vivienda durante los ocho años de su mandato, hablar en nuestro hogar de todo el trabajo que se hacía en el gobierno para mejorar la calidad de vida de nuestro pueblo. Ahí se forjó mi motivación de servirle a Puerto Rico, inspirado por una generación de hombres y mujeres de gran estatura moral y profesional que trabajaban por nuestra Isla con responsabilidad y tesón", afirmó Pierluisi Urrutia.

Melinda Romero ofreció un mensaje íntimo soltando detalles de su vida en La Fortaleza. Recordó cómo a su padre le gustaba trabajar en la oficina contigua al patio, donde ahora se encontraban sus restos, porque “tenía que ver la hermosura de Puerto Rico para trabajar en paz”.

Habló de la ética de trabajo de su padre y de sus travesuras creciendo en la mansión ejecutiva, una experiencia que la exsenadora dijo cinceló su talante y su apego por el servicio público. Como otros amigos del fenecido político, recordó su terquedad y su combatividad.

“No es que no supiera perder. Es que simplemente no perdía”, soltó arrancando risas entre sus allegados.

Pese a que el también excomisionado residente siempre defendió con pasión su ideal, Melinda recordó que en su casa no se discriminaba por ideologías. Por ejemplo, mencionó que una de sus mejores amigas era la hermana de la Jueza Presidenta del Supremo, quien formó parte de esa familia extendida que solía poblar los pasillos La Fortaleza durante la gestión de su padre.

“La política es una cosa y nunca es personal”, apuntaló.

Poco después, un helicóptero del Negociado de las Fuerzas Unidas de Rápida Acción sobrevoló el patio interior soltando pétalos de rosas y antes de que el féretro con los restos de Romero Barceló abandonara el lugar por última vez, Kate Donnelly recibió las banderas de Puerto Rico y de Estados Unidos.

La ciudad capital también lo despide

Antes de Funeral de Estado en La Fortaleza, el Municipio de San Juan también despidió al político, que dirigió los destinos de la ciudad capital del 1968 y 1977.

Un puñado de personas se arremolinó a la entrada de la Casa Alcaldía para ver llegar el féretro negro de uno de los fundadores del Partido Nuevo Progresista y quien logró cambiar el logo de la colectividad para que incluyera la palabra igualdad alrededor de la Palma.

Bajo un sol candente algunos turistas y seguidores del penepé levantaron sus celulares para grabar el momento en que el ataúd subía por última vez las escaleras hacia el salón donde permanecería unas horas en este periplo de despedida, que culmina hoy con una ceremonia privada. Los restos de Romero Barceló serán cremados, según su decisión.

Allí en el salón protocolar, sus restos descansaron debajo de un cuadro del conocido pintor José Campeche, mientras se escucharon las melodías “En mi Viejo San Juan” y “Amor de Jibarito”.

El exalcalde de San Juan y contrincante político de Romero Barceló, Héctor Luis Acevedo, ofreció un mensaje que recogió la compleja figura de político.

“Nuestra cultura crece en sus tolerancias y respetos mutuos y, por eso, yo estoy aquí, ofreciendo mi pésame a su familia y allegados y dando testimonio sincero desde la cercanía de las luchas y la distancia de los pensamientos", señaló.

En su breve alocución reconoció su carácter aguerrido y su apego a dar sorpresas, pero también llamó a la evaluación sosegada de su legado.

“Hay que ‘extremar el celo’ en ser proporcionados y justos al evaluar su quehacer y considerados con su familia. Quien dedica su vida al servicio público electivo, aunque sea diferente al nuestro, merece reconocimiento y entrega a sus ideales”, afirmó Acevedo.

El alcalde Miguel Romero repasó los logros políticos de Romero Barceló y también llamó a continuar la lucha para lograr la estadidad. Al final de la ceremonia, firmó una resolución aprobada por la legislatura municipal para que el anfiteatro del Colegio Universitario de San Juan, que estableció bajo su gestión, lleve el nombre de Carlos Romero Barceló.

"Nos toca a nosotros retomar con mas fuerza sus luchas, su defensa por el trato igual para los ciudadanos que vivimos en esta tierra. Al así hacerlo estaremos honrando su memoria y continuando el trabajo que el comenzó", afirmó Romero.