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Política

Vivir en Alejandrópolis

1. En una producción que comenzó con aplausos, editada con tomas de contrapicada de tres, seis, siete, diez segundos, el hombre pretendía completar la misión casi imposible de resolver su presente, y su futuro. Fast-paced editing, pero slow-oh-so-slow speech. Camisa blanca remangada. Las cifras, ya dichas antes, de todos conocidas. ('Ya 160 países han implantado el IVA'). El tono de la voz, ilógicamente alto e irregular. Y su trademark phrase que ya duele al oírse: 'De eso es lo que se trata'. A fail so epic.

2. Vivir en esta Alejandrópolis en este punto de la historia es someterse a la retórica imparable del artefacto, de la isla como ficha, como firma, como seña, como desplazamiento, como el material sólido y poroso por donde entran y salen adjetivos sin control. La isla se ha concebido en la mente de algunos como el objeto de un secuestro por un hombre sin razón y sin razones. Un lugar desde donde la memoria expulsa. En esta Alejandrópolis, habitar es batallar con las herencias encontradas, los acuerdos incumplidos y las tradiciones negadas. Es sangrar diariamente lo que el país, casi virgen de batallas, nunca ha sangrado. Es escuchar las mismas palabras de los mismos analistas y de los mismos políticos en los mismos horarios en espera del milagro o del viernes social, whichever comes first.

3. En vuelo descriptivo la semana pasada, Fernando Martín del Partido Independentista Puertorriqueño se dirigió a los legisladores en las vistas públicas sobre el proyecto que haría ley el Impuesto de Valor Añadido (IVA). Allí volvió a despegarse de la realidad inmóvil para apostar por una comparación que nuevamente alzaba vuelo y desplazaba el artefacto llamado isla llamado Puerto Rico. Dijo que este país 'pretende funcionar como Suecia cuando nuestra historia funciona como Nigeria'. Fue otro triunfo de localización geográfica: Martín culpaba a la administración (esta, y también otras) de confundir rutas y destinos, mencionando uno de los posibles escondites mentales al que, según él y otros, el gobernador Alejandro García Padilla quiere llevar a su Borinquen querida, a punta de impuestos, y a la Nigeria en la que – por escogido aleatorio – Martín piensa que estamos metafóricamente sembrados. What's it gonna be, boy?

4. En una isla así – al vaivén, a brisa que la lleva – la mitología es susceptible al abandono, al olvido de los compromisos y los testamentos invisibles. Es muy móvil el océano que sirve de espejo a la isla. Vivir en una geografía más sólidamente imaginada que esta es evitar la evasión de ese lugar y todo lo que significa. Es desarrollar una aversión a la fuga, a esa fuga siempre posible. Pero lo que se dice que se ha hecho es que miles sucumbieron a la histeria de la impaciencia. Se autosecuestraron a otro lugar. Y para otros, se busca en el momento decisivo. Ese que – quizás – ya pasó. Pero cuidado: la ciudadanía solo es un afterthought del consumo. Y a qué aspira esta Alejandrópolis? Al Pro(fit)creation – la creación de ganancias y la procreación de humanos. Cada ciudadano es un consumidor que es un pagador de impuestos. Que se queden aquí, que no se vayan, que esperan que le devuelva el IVA tres veces cada doce meses..

5. El lunes, una dicción de misterios en un mensaje de media hora solo pretendió salvarse. Quería honor, pero en un escenario tan ensayado y con preguntas tan escritas a la medida no hubo ni pudor, ni sudor. Era el triste gobernante de un país triste. Se ha despertado su angustia, no su ira, y su postura defensiva siempre será tomada como desafiante. En lo que podría ser su fracaso más espectacular, la espada en la que caería sin posibilidad de resurrección. Antes de este mensaje, su modus operandi fue el mismo: el mediatour a Rubén, al Gángster en 'El Circo'. Pero intriga todavía su pasividad, su falta de búsqueda de otras maneras de decir. Su falta de preservación política en este juego de tiburones.

6. Desde el Día 1 de su gobernación, la persona que se sienta en Fortaleza entra sin querer en un siniestro y tácito pacto con el electorado de este país. Cada día, todo los días, debe asumirse como un acto de contricción, por haber llegado allí, por no ser lo que la mitad del país quiere o espera, por querer gobernar, por sus debilidades, por sus fortalezas. Así que los gobernantes prefieren grabarse, ofrecer mensajes controlados en tiempo y espacio, en decorado y temperatura. O pagar para anuncios imposiblemente insípidos.

7. En el anuncio un conserje uniformado, mapo en mano y mueca en boca se queja de la llegada inminente del IVA a Puerto Rico, y dice que piensa 'echar un pie'. El voice over – siempre omnisciente e inmediato – le responde que, por favor, que no, que no se preocupe, que tres veces al año el gobierno de la isla le va a reembolsar parte o todo de lo que en IVA pagó. Y, acto de magia, con la misma inmediatez un 'Ah, así sí' dice el hombre, convencido con unas palabritas de que quedarse en Alejandrópolis es buen negocio, que el cuerpo aguanta lo que el consumo dicte – nunca menos. Lo que está claro, clarísimo, es que la prensa del país se encuentra en el momento de mayor inconsecuencia, idiotez y mediocridad, llenó el tiempo mediático en estos días de noticias sobre Zeus – un perro abusado -, otros animales abusados, Ana Cacho, the usual suspects. El IVA, sí, lo tocan, lo buscan, pero nadie lo enfrentaba de alguna forma inteligente. Los reporteros 'hurgan', 'investigan', 'auscultan' el cine o los salones de belleza o los supermercados para ver como una 'familia promedio' enfrentará el IVA, y las frases hechas: El gobierno quiere 'meter la mano en el bolsillo del puertorriqueño'. Ningún reportaje analítico que demostrara que sí alguien había leído las mil y tantas páginas, que alguien sí tenía una visión de lo que el proyecto era.

8. El silencio hubiera sido mejor. Ya antes Rubén, histrión desbocado, le había preguntado tantas cosas: 'Cuándo fue la última vez que usted le dijo una mentira a este país?', 'Convénzame!', 'Déjeme echarme pa'cá pa' que no me salpique', 'Usted no tiene cara de suicida (dos veces) además de sus silencios irrespetuosos y caritas de circunstancia. Hoy, en este mensaje/montaje que da pena, hasta los aplausos eran tan tímidos que la tristeza inundaba. Y de eso no era lo que él quería que se tratara.

*El autor es profesor de estudios culturales en la Universidad del Sagrado Corazón. Ha sido visiting scholar en la Universidad de Columbia en Nueva York, y profesor invitado y conferenciante en universidades de Estados Unidos y Puerto Rico. Tomado de 80 Grados.

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