Entre críticas y controversias, se monta Oscar López Rivera en la Parada Puertorriqueña (galería)
Nueva York - Con la controversia del homenaje a Oscar López Rivera como telón de fondo, miles de puertorriqueños ondearon la monoestrellada y tararearon salsa y reggaetón en la Parada Puertorriqueña Nacional llevada a cabo en la Quinta avenida en Nueva York, marchando justo al frente del Trump Tower desde donde el actual presidente orquestó su campaña anti-hispana con la que llegó a Casa Blanca.
Al igual que en Puerto Rico, los boricuas de Nueva York mostraron estar divididos en cuanto al abortado homenaje que el comité organizador se aprestaba a darle a López Rivera, y que provocó que prominentes compañías -Goya, JetBlue, Yankees- y políticos -Bill de Blasio, Andrew Cuomo, jefes policiales- retiraran su participación.
David Fernández, un mecánico de 47 años que reside en Nueva Jersey, dijo que él era 'muy pro-Oscar' porque 'nos ha abierto la mente y los ojos' a puertorriqueños de la diáspora sobre realidades de la relación política entre Estados Unidos y Puerto Rico que muchos desconocían.
'Tenemos que respetarnos. Él nos ha abierto los ojos, y especialmente a la generación más joven - a mis sobrinos - sobre la importancia de la lucha', dijo Fernández.
De hecho, algunos jóvenes que llevan ya tiempo fuera de Puerto Rico, como Carlos García, de 24 años y también de Nueva Jersey, reconocieron estar ajenos a la discusión sobre Oscar López. Sólo quería estar allí para disfrutar el día veraniego de Nueva York y dejarle saber a todo el mundo que, a pesar de que abandonó Mayagüez en 2005 cuando apenas tenía 13 años, se siente y es completamente puertorriqueño.
David Morales, en cambio, opinó que, con el tema central siendo Oscar, el evento parecía más una protesta que una parada.
El militar retirado, residente en Florida, dijo que 'no lo veo como una celebración'.
La división se hizo evidente cuando una carroza con Oscar y su hija Clarissa pasó por el medio de la Quinta Avenida, provocando vítores y conmoción entre algunos, asombro y desconocimiento entre muchos otros, y abucheos y condenas entre ciertas personas.
Los que acudieron, sin embargo, no estaban divididos en extrañar el folclor que recuerdan de la Isla que, por diversas razones, abandonaron - algunos hace medio siglo y otros hace apenas unos meses. Comieron piraguas. Perrearon con Nicky Jam o Daddy Yankee. Bailaron con música de Gilbertito o El Gran Combo.
Las batuteras, de todas las edades, dieron un sentido de continuidad que derrotó cualquier controversia divisiva que pudiera surgir en esta edición número 60 de la parada.