Los ganadores y perdedores con la movida de Justicia federal sobre el plebiscito (análisis)
La carta de tres páginas que le envió el Departamento de Justicia federal al gobierno de Puerto Rico el pasado Jueves Santo creó, casi instantáneamente, una larga fila de derrotados de todas las ideologías y tendencias, cambios de planes drásticos y, quizás, hasta replanteamientos de identidad política para algunos.
¿Quienes son los perdedores y ganadores?
Rosselló y los estadistas
Tras una narrativa de unos primeros 100 días de buena proyección y de promesas de campaña encaminadas, la carta propinó el golpe más fuerte que ha tenido hasta ahora el joven gobierno de Ricardo Rosselló.
El Gobernador, tal vez ignorando que su padre sufrió dos derrotas en plebiscitos de status en los 90s, había cifrado sus esperanzas en un ejercicio electoral el 11 de junio entre la estadidad y la libre asociación/independencia. Entre esa opción binaria, Rosselló – y casi todo el mundo – preveían un fuerte dominio de la estadidad que enviara un mensaje contundente y sin amagos al Congreso de que la vasta mayoría de la Isla quiere la anexión.
La reacción inicial del Gobernador, transformada apenas minutos después, también le dio un golpe duro a su cultivada imagen de líder científico, que piensa fríamente y actúa desapasionadamente. Por Twitter, lo primero que dijo un iracundo y dolido Rosselló fue que 'resulta inaceptable incluir a la colonia en un proceso para descolonizar a Puerto Rico'. Prometía hacerle frente a cualquiera que se metiera con su cacareado plan, que lleva maquinando desde antes de correr a la gobernación. Minutos después, tras hablar con Jenniffer González y Tomás Rivera Schatz, cambió la música y quiso ver que esto ahora era un referéndum vinculante para el Congreso, que no lo es a estas alturas. Entonces cedió a cambiar la papeleta para incluir al territorio como opción.
El otro golpe a los estadistas conservadores es emocional y es más duro. Es un mensaje no solo del republicano de turno – sino de las más altas esferas del Gobierno permanente de su nación – de que allá no quieren a Puerto Rico como estado 51, o por lo menos que les van a hacer la tarea casi imposible. Es duro saberse no querido, y es peor cuando viene del corillo del que uno se cree parte.
Lo que queda del PPD y del ELA
Si perdieron los estadistas y el PNP, sin duda tuvo que haber ganado el bando contrario, los populares. No? Pues no. Aquí no hubo discrimen del americano y repartieron palos por igual.
Las tres paginitas de Justicia federal le dan respiración artificial por algún tiempo al territorio. Ese mismo Departamento de Justicia federal fue el que en enero de 2016, en el caso Sánchez Valle, dijo que el ELA era un territorio, que no había ningún pacto bilateral significativo, y que el que manda en el territorio es el Congreso. Entonces estaban tristes los populares, ahora – habiendo dicho Justicia lo mismo – están felices.
Tienen razón para estar felices en lo táctico, no en lo sustantivo, pues esto representa una victoria electorera para el PPD que le puede dar bríos temporeros a una alicaída y desmoralizada institución política. La estrategia adoptada por el presidente del PPD, Héctor Ferrer, se reducía a esperar a ver qué decía el americano. Y el americano habló y les dejó estar en la papeleta. Saquen champán y brindis por Jeff Sessions.
Pero tras la resaca, la cosa no es tan gozosa. La carta del Departamento de Justicia especifica que no existe tal cosa como un 'enhanced Commonwealth'. El mensaje es contundente: oigan, lo que tienen es lo que hay. Les recuerda que varios task force han declarado que sería 'inconstitucional' cualquier embeleco de ELA mejorado o fuera de la cláusula territorial. Es como Star Wars, no existe, es ficticio.
O sea que los ideólogos del ELA 'as is' tendrán que sincerarse y procurar un voto por el territorio o colonia, y articular las bondades que un status abiertamente colonial, insertado en la cláusula territorial, pueda ofrecer.
Soberanistas rojos
Los soberanistas del Partido Popular Democrático ahora enfrentan una crisis existencial. Justicia federal explicó que 'free association' o 'libre asociación' es independencia. Ya lo habían dicho antes en otros informes de los task force presidenciales, pero la repetición siempre es importante en el aprendizaje.
Si los soberanistas del PPD son en esencia independentistas, y los proponentes del ELA son en esencia colonialistas o territorialistas, habrá que ver si pueden coexistir en un mismo espacio político.
Los favorecedores del ELA como está en el PPD – entiéndase Héctor Ferrer, Rafael Hernández Colón y su prole – probablemente se sentirán envalentonados y dueños nuevamente de la maquinaria roja que por un momento temieron perder a la cepa soberanista. El pushback ahora será en la otra dirección, y será interesante ver si los soberanistas buscan un acomodo razonable o finalmente se largan.
Independentistas
Los independentistas del PIP – siempre tan criticados por su inhabilidad de forjar alianzas – iban viento en popa hacia este ejercicio electoral.
Tanto así que Juan Dalmau era el chaperón de la nueva pareja 'it' en el junte soberanista. Esa apertura del PIP y de los independentistas para explotar la opción binaria del plebiscito pre-Sessions ya queda hecha sal y agua. Lo que prometía ser el mejor resultado electoral para la independencia quedó hecho trizas.
Y, si hay tantos perdedores, quién gana? Pues quién más. Si él mismo lo ha dicho, que es un 'winner', y se mofan de él.
Donald Trump y su movimiento nacionalista no van a tener que lidiar con un resultado de plebiscito en el que una isla de latinos, que hablan el español que a él no le gusta, que tienen $70 mil millones en deuda, le pidan la estadidad abrumadoramente.
En el brindis de los populares, además de Sessions, incluyan a Trump.
*El autor es abogado y periodista. abogadofederalpr.com
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