La Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico le delegó oficialmente los poderes al filo de las 11:30 de la mañana del miercoles y casi dos horas despues, a la 1:20 de la tarde, el nuevo gobernador, Alejandro García Padilla, pisó la Avenida Constitución y comenzó su recorrido en dirección hacia la icónica Fortaleza y sede del poder ejecutivo estatal.

Al lado sur del Capitolio, cientos de personas aguardaban bajo un sol candente que se mezclaba con pleneros, batucadas, personajes en zancos y hasta uno que otro empujón entre quienes competían por plantarles besos a Alejandro y su esposa, Wilma Pastrana.

'Bendiciones Alejandro, sabes que se te quiere y confiamos en ti', expresó una mujer al mirarlo de frente mientras el nuevo gobernador se detuvo a saludarla.

El ambiente era festivo y dominaban los rostros alegres. La decoración navideña ofrecía su toque especial a una caminata repleta de banderas puertorriqueñas y algunas pancartas alusivas a García Padilla y a su Partido Popular Democrático.

'Me siento bien emocionado. El país está aprendiendo lo que es la convergencia. Puerto Rico y su voluntad son más grandes que cualquier crisis', dijo el gobernador al ser abordado por miembros de la prensa durante la caminata.

'Hoy yo he podido abrazar líderes de todos los partidos. Ese es el objetivo, que ese llamado de convergencia se dé', añadió el primer ejecutivo antes de ser interrumpido por sus propios oficiales de prensa, quienes no querían que se le formularan más preguntas al primer ejecutivo.

García Padilla continuó su recorrido e hizo su primera parada oficial en el Ateneo Puertorriqueño a la 1:45 de la tarde. Allí lo esperaban miembros de la Junta de Directores de la institución que por décadas ha sido custodia de la cultura y producción humanista de la Isla.

El nuevo gobernador Alejandro García Padilla fue recibido por un mar de gente en su recorriido hacia la Mansión Ejecutiva. (Vídeo: Valeria Collazo/Para NotiCel)

Allí, el primer ejecutivo se detuvo a sólo pasos del busto en honor a Ramón Emeterio Betances, e inmediatamente comenzó a exaltar la misma nacionalidad que ha sido demonizada por gobernadores anteriores, y que le costó la cárcel a varios de sus defensores que le han utilizado con propósitos de descolonización política.

'Este Ateneo no ha sido vencido por los tiempos. Se le ha enfrentado a quienes pretenden disminuir la puertorriqueñidad. Somos un país y lo vamos a ver florecer de nuevo', proclamó García Padilla ante el aplauso de cientos de seguidores.

Minutos después de su comparecencia ante el histórico Ateneo, el gobernador añadió unos pocos pasos adicionales a su recorrido e hizo su entrada triunfal a la casa grande de los puertorriqueños, el Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR).

Una vez situado en las escalinatas de la Casa Olímpica, el legendario comentarista deportivo, Elliott Castro, recibió al séquito ejecutivo y presentó a la nueva presidenta del COPUR, Sara Rosario.

'Sin duda alguna, la cultura y el deporte son fundamentales en el quehacer de nuestras vidas. El Comité Olímpico está comprometido también con un nuevo proyecto de país', expresó Rosario.

García Padilla se dirigió por varios minutos a los atletas y hasta la alcaldesa electa de San Juan, Carmen Yulín Cruz Soto, se coló y agarró el micrófono para anunciar nuevamente el regreso de los Cangrejeros de Santurce al Coliseo Roberto Clemente de Hato Rey.

Sin embargo, fue el mensaje del medallista de plata olímpico en lucha, Jaime Espinal, lo que realmente detuvo el ambiente festivo al lanzar el primer reto público hacia el gobernador.

'Queremos impactar a los niños, no sólo para que traigan medallas olímpicas. Nosotros (los atletas) confiamos plenamente en usted, así que no nos defraude', comentó un enfático Espinal, al tiempo que el reloj marcaba las 2:00 p.m.

La ceremonia en el COPUR fue un poco extensa y tras su conclusión, los vendedores ambulantes comenzaron a distribuir botellas de agua y bebidas energéticas, como si se tratara del final de un choque deportivo.

Los motores de la caminata volvieron a calentarse y la entrada oficial a la Calle Fortaleza fue precedida por el sabor de la orquesta de salsa NG2 que se presentó en la Plaza Colón.

La salsa fue el preludio de una celebración que parecía una fiesta al estilo Calle San Sebastián, más que un peregrinaje político de un gobernador que se proyectó con un velo mesiánico horas antes cuando mencionó la palabra convergencia en más de diez ocasiones.

El aire navideño y fogueo en ruta a 'SanSe 2013' fue activado con la colocación de grupos de música típica en la Calle San José, Calle de la Cruz y la Calle Del Cristo.

No faltaron los momentos jocosos, según se acercaba García Padilla y su familia a la mansión ejecutiva.

'Míralo, míralo mami, por ahí viene el Gobernador', gritó emocionada una niña.

'No mija, ese es el hermano que ahora se pasa robando cámara', contestó la madre en referencia al hermano y alcalde de Coamo, Juan Carlos García Padilla.

Pasadas las 3:00 de la tarde, los metros de distancia continuaban reduciéndose y Alejandro se acercaba a Fortaleza.

La batucada había regresado!

'Alejandro la gente te está llamando, Alejandro la gente te está llamando, sí, sí, a Fortaleza, sí, sí, a Fortaleza', gritaba la multitud al ritmo de la música.

La llegada a la intersección entre la Calle Fortaleza y la Calle Del Cristo sucedió a las 3:20 p.m., mientras un sonoro grupo musical de niños entonaba un popurrí navideño al ritmo del cuatro puertorriqueño en las manos prodigiosas de chiquitines del nivel escolar elemental.

'Si me ven, si me ven, voy camino de Belén', cantaban los niños.

El momento de la entrada triunfal se acercaba y los empujones e insultos se reactivaron entre quienes se morían por entrar a Fortaleza justo detrás del décimo gobernador electo de Puerto Rico.

'Muévanse caramba', gritaba una señora mientras portaba su bandera con la cara de García Padilla.

Entre forcejeos, cánticos y sonrisas, las dos horas de recorrido llegaron a su fin y el nuevo gobernador hizo su entrada a las 3:26 p.m. en medio de escarcha que caía desde un balcón.

'Adiós Fortuño!', exclamó un hombre mientras alzaba sus brazos en señal de victoria.

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