Amanda Serrano merecía la victoria; el boxeo sigue perdiendo brillo
Carlos Narváez, editor de mesa de NotiCel y experto en boxeo, analiza la pelea en la que Amanda Serrano sumó una segunda derrota ante la irlandesa Katie Taylor.
Hace un tiempo me expresé sobre el hecho de que la cancelación del combate entre Amanda Serrano y Nina Meinke en Puerto Rico, fue una acción que dejó más preguntas que respuestas, y me sostengo.
Pero esta vez, quien deja más preguntas que respuestas es el propio deporte y quienes deciden desde fuera de cuadrilátero.
Amanda Serrano subió el pasado viernes en la noche a enfrentar por segunda ocasión a la campeona indiscutida de la división de las 140 libras, la irlandesa Katie Taylor, en un combate presentado en el AT&T Stadium de Arlington, Texas.
Allí la nuestra, que ya había perdido previamente por decisión en el 2002 ante Taylor, se mostró sólida y desplegando su mejor boxeo en una pelea nuevamente pactada a 10 asaltos de dos minutos.
La carolinense dominó sin problemas los dos asaltos iniciales, conectando en el mismo primer 'round' un gancho del que Taylor le tomó varios minutos poder recuperarse. Le tembló el alma.
Luego la europea acudió a la peligrosa estrategia de entrar con su cuerpo y cabeza para ejecutar el contragolpe y así frenar la ofensiva de la puertorriqueña.
Fue así que entonces en el cuarto asalto Serrano le provocó una profunda cortadura en la ceja derecha, que luego se recrudeció en el sexto tras el continúo ataque malicioso de Taylor a esa área y tras sus repetidos cabezazos.
Estos no fueron frenados por el referí Jon Schorle. La acción vino a llegar ya en el octavo asalto en el que finalmente este tercer hombre sobre el ring decidió fijarle una merecida deducción a Taylor.
Me cuesta mucho pensar que Schorle y el médico de turno hayan actuado conforme al reglamento de su comisión. Un choque de cabezas que causa una lesión tan seria como la que sufrió Amanda, donde se veía más allá del tejido, era motivo suficiente para una detención y una decisión técnica. La salud siempre es primero y esas cosas no se le preguntan al púgil y mucho menos a su esquina.
Aún así, Serrano, con una visión afectada por un prácticamente párpado caído a causa de la lesión, continuó su marcha con mucha gallardía, y dominó a Taylor, en los dos últimos asaltos. Terminó más fuerte y fue más efectiva. Y aunque el boxeo es un deporte de apreciación (y las opiniones son diversas), los números están ahí.
Amanda lanzó 324 golpes versus 217 de Taylor. Conectó al cuerpo 46 veces con efectividad frente a solo unos miseros nueve de la irlandesa. Y en golpes de poder, la boricua acertó 278 (un 58.2%) de sus 478, ante unos 208 de Taylor (49.4%).
Esta ejecución de Amanda no concuerda en nada con las tarjetas presentadas por los oficiales tejanos, Jeremy Hayes, Nathan Palmer y Jesse Reyes quienes vieron la pelea con igual puntuación de 94-95 en favor de una Taylor, que acudió a un estilo no muy limpio de combate y que desde mediados de la pelea, ya no tenía la misma fuerza, ni velocidad para contrareestar lo que Amanda una vez más puso en función sobre el tapiz.
Taylor es la campeona, pero no merecía la victoria. Esta pelea —mínimo— pudo haber terminado en un empate técnico, si es que la apreciación de los oficiales no les ofrecía tanto como para darle una victoria a Amanda.
El público en el AT&T Stadium, los comentaristas, los fanáticos en la redes y una gran comunidad en el boxeo vieron ganar esta vez a Amanda y fueron testigos de otra fatídica decisión.
Yo ví ganar a Amanda 95-94. Fue cerrada, pero Amanda hizo el trabajo. Fue una guerrera y fue víctima de un deporte que lamentablemente sigue perdiendo brillo y solo ha dejado espacio para eventos multitudinarios cirquenses como lo es un choque entre Mike Tyson y Jake Paul.