Esquelas es igual a muerte
Columna de opinión de Lester Jiménez.
Las páginas de las esquelas, en cualquier periódico impreso, es una sección que pocas veces le damos importancia… hasta que en ellas hacen referencia a una persona conocida o un familiar… y nunca es algo positivo.
La mayoría de las veces pasan desapercibidas en el hojear del diario, porque allí no se publican los especiales en el colmado, ni la última cena social, ni las expresiones de los políticos y tampoco los logros de nuestros deportistas.
Las páginas de las esquelas, aquí y en los últimos confines del mundo, anuncian la partida física de alguna persona… en otras palabras, significan muerte.
Por eso chocan las expresiones del presidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico, el doctor José Quiles, quien, en una entrevista radial, criticó duramente la labor de varios colegas -y amigos- periodistas del diario El Nuevo Día: Antolín Maldonado, Rubén Rodríguez, Carlos Rosa y el editor de esa sección, Esteban Pagán.
“Cuando yo hablo el periódico El Nuevo Día, la primera parte que voy a ver son las esquelas y puede ser que en algún momento vea los nombres de ellos en las esquelas”, dijo Quiles sin tapujos en el programa ‘’Foro Deportivo”, todo ello con la sonrisa cómplice del conductor del programa, José ‘’Cucuíto’’ Pizarro, como música de fondo.
Su exabrupto verbal fue su respuesta a un artículo publicado el sábado en El Nuevo Día, en el que aseguraban que el (hasta entonces) gerente general del equipo de Puerto Rico que verá acción en el Clásico Mundial de Béisbol, Eduardo Pérez, favorecía al “coach’’ de banco de los Astros de Houston, Josué Espada para que fuera el dirigente del llamado “Team Rubio”, mientras que Quiles aparentemente había llegado a un acuerdo verbal con Yadier Molina para que se hiciera cargo del puesto sin que Pérez lo supiera.
Quiles, en el espacio radial, aseguró que la cobertura de los compañeros era negativa hacia la Federación, que nunca han publicado nada positivo sobre el béisbol federativo en Puerto Rico y que tienen una agenda en su contra.
Que no le guste la cobertura de los compañeros colegas, puede ser aceptable. No será el primero ni el último que se incomoda por lo que sale en las páginas de los diarios y tiene derecho a expresar su inconformidad.
Incluso, opinar que tienen una una agenda oculta en su contra, aunque es una postura muy fuerte que debería tener evidencia para sustentarla, al final, es su opinión.
Pero, de ahí a desear que los nombres de los periodistas aparezcan en las páginas de las esquelas es, sin espacio a la doble interpretación, un deseo de que mueran. Punto. Y eso no puede dejarse pasar por alto.
Quiles puede ser la máxima figura del béisbol federativo en Puerto Rico; puede haber acertado más de una vez en la confección de equipos o nombramientos de dirigentes; puede incluso diferir de los compañeros colegas las veces que le dé la gana, pero no tiene ningún derecho a expresarse así de ellos ni de ninguna persona.
Peor aún, el líder federativo, que tiene mucho crédito por lo que ha sido el éxito de las últimas temporadas del béisbol Superior Doble A, no se dio cuenta que con sus comentarios fuera de todo tono echó por la borda lo que fue un gran final de la temporada, la tercera corrida que se decide en siete partidos, porque ahora todos los reflectores apuntan al escándalo con el equipo de Puerto Rico, que ni siquiera ha confeccionado toda su plantilla y ya tiene una baja en su personal.
De hecho, en ningún momento de la entrevista Quiles desmintió la información publicada por El Nuevo Día. Más bien justificó que, por ser la Federación la que avala la participación del equipo de Puerto Rico en un evento internacional, es el presidente federativo el llamado a nombrar al dirigente.
Para colmo, la noticia de que el gerente general Eduardo Pérez renunció a su puesto y que dio como razón “diferencias con el presidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico, el doctor José Quiles Rosas, en asuntos muy importantes con relación a la confección del equipo” no es otra cosa que una confirmación de la información que los compañeros habían publicado y una reconfirmación de que las cosas, como mínimo, no se hicieron de la mejor forma.
Las organizaciones periodísticas ya expresaron su enérgico repudio al presidente de la Federación de Béisbol de Puerto Rico por el ataque flagrante al que han sido objetos los colegas periodistas deportivos. El Comité Olímpico de Puerto Rico también debe expresarse al respecto y, a través de sus organismos disciplinarios, tomar cartas en el asunto.
Mientras, la exhortación al Dr. José Quiles es que se retracte inmediatamente de sus expresiones y no abone más al clima de violencia que impera en nuestro país, porque desear que los colegas aparezcan en las páginas de las esquelas es, como mínimo, una amenaza a la integridad de las personas.
Está a tiempo para recoger velas y rectificar, para que la atención vuelva a centrarse en el equipo de Puerto Rico y lo que esperamos todos, que nos vuelvan a llenar de alegrías en el próximo Clásico Mundial.
Así, no tendrá que empezar a leer el periódico por las páginas de las esquelas, sino, darle la vuelta como hacemos todos los que amamos el deporte y empezar a leer “de atrás pa’lante”.