¿Qué hacer con WIPR?
El profesor Jorge Colberg Toro propone una transformación gradual, responsable y sensata para las emisoras de televisión y radio públicas.
La Junta de Supervisión Fiscal (JSF), una vez más, demuestra su pobre juicio a la hora de querer hacer valer su autoridad, seleccionando los momentos menos oportunos para amenazar al país con nuevos recortes y despidos.
La última víctima de este torpe estilo de gerencia, es la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública (CPRDP), que opera las estaciones públicas de WIPR en radio y televisión.
Desde el pasado año, la Junta de Supervisión ha estado impulsando - a través del plan fiscal - una métrica de cumplimiento financiero que obligaría al gobierno de Puerto Rico a despojarse de WIPR ya sea mediante una transferencia de sus operaciones y facilidades hacia alguna entidad con o sin fines de lucro o venderla al sector privado.
Cónsono con eso - en medio de una pandemia y cuando 300,000 personas han perdido sus trabajos - la JSF tiene la brillante idea de otorgarle a la Asamblea Legislativa un par de días para aprobar una legislación que desmantele a WIPR, dejando en una incertidumbre laboral a decenas de trabajadores.
Las excusas que han usado – bastante pobres por cierto - son que la CPRDP es un gasto innecesario y que su programación no es atractiva para la audiencia.
Pierden de perspectiva, los miembros de la Junta, que las estaciones del gobierno de Puerto Rico no son canales privados y que ejercen un rol social importante ya que representan un escenario necesario para la expresión de las diferentes vertientes educativas, culturales y artísticas, que difícilmente puedan encontrar un espacio similar en los medios comerciales.
Ahora bien, todos estamos conscientes de que - independientemente de las grandes aportaciones que ha hecho WIPR a lo largo de su historia - esa entidad pública tiene que adaptarse a las realidades de siglo 21, revisando su rol en el Puerto Rico moderno, máxime, si no hay los recursos para operarla.
Entonces, ante esa disyuntiva, surgen interrogantes válidas: ¿Qué debemos hacer con WIPR? ¿Cuál será el futuro laboral de decenas de familias? ¿Cuál es la realidad fiscal de la corporación? y ¿Qué usos futuros se le pueden dar a esas facilidades y modernos equipos?
En fin, muchas preguntas y pocas respuestas.
El presidente de WIPR, Eric Delgado, ha solicitado correctamente, la colaboración de todos para tratar de identificar posibles soluciones. Aquí respondemos a ese llamado.
En primera instancia, para lograr esa meta, debemos poner sobre la mesa todos los datos e información certera que ayude a identificar las posibles soluciones a este dilema. Las opciones apuntan, hasta ahora, en solo dos rutas: examinar si WIPR puede renacer en manos del gobierno o si, por el contrario, debe privatizarse.
Para tomar la decisión más responsable - los legisladores y el ejecutivo - deben partir de la realidad que el futuro de WIPR no se trata, meramente, de un simple ejercicio matemático de dólares y centavos. Se trata de empleos, de compromiso social y oportunidades a la clase artística.
Así las cosas, pongamos sobre la mesa como primer punto de análisis, qué representa la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Publica:
Hace 71 años, en el 1949, el gobierno de Puerto Rico estableció una estación radial bajo el nombre de WIPR-Radio la cual iba dirigida a una programación educativa y cultural. El propósito original de este proyecto, era fortalecer el proceso de educación comunitaria que promovía la guerra contra el analfabetismo y la promoción de la incesante actividad cultural estrechamente vinculada a nuestra identidad como pueblo.
Posteriormente, en 1958, WIPR inaugura sus instalaciones de televisión, convirtiéndose en la primera televisora educativa en Latinoamérica y la tercera en los Estados Unidos.
En la actualidad, la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública mantiene, como parte de sus activos, dos estaciones de radio: WIPR 940am y Allegro 91.3fm, y dos estaciones de televisión: WIPR (Puerto Rico TV) y WIPM en Mayagüez, con los canales 6 y 3.
Indudablemente, por más de siete décadas, WIPR ha sido un centro de difusión de la actividad educativa y cultural; y también ha sido el taller de trabajo de cientos de padres y madres de familia que han llevado - honradamente - el sustento a sus hogares, producto del quehacer cultural.
Su legado incluye el tener el archivo histórico video-gráfico más importante del país; haber recibido 63 nominaciones a premios Emmy y más de 30 premiaciones internacionales y locales de producción y de talento artístico.
Además, luego de recibir una inyección total de $30 millones en la última década, WIPR se ha colocado a la vanguardia de la industria televisiva, al contar con uno de los equipos de producción y edición de alta definición más avanzados del Caribe; ha desarrollado un espectro de ancho de banda que permite la creación de cuatro (4) canales digitales adicionales y opera cuatro instalaciones de infraestructura de transmisión de frecuencia (torres de transmisión) que constituyen la infraestructura complementaria sobre las telecomunicaciones públicas y privadas de importantes operaciones de respuesta inmediata del gobierno de Puerto Rico.
Como si fuera poco, en su programación, WIPR ha facilitado la presentación de programas educativos, foros culturales, eventos musicales, conciertos, documentales de alto interés público, series, programas para niños, noticieros, mini series y hasta películas de televisión de producción local.
Además, WIPR transmite y mantiene una alianza con decenas de canales de los Estados Unidos y ha sido puente de intercambio cultural en más de 30 países de Iberoamérica, con los cuales ha mantenido una colaboración educativa y cultural. Además, WIPR es la principal fuente de participación en documentales, programas de ciencia y cultura de proyectos conjuntos con diversos países de Latinoamérica, incluyendo programas de la industria de entretenimiento educativo.
La CPRDP es, asimismo, la fuente de trabajo de 250 personas aproximadamente, que incluyen 139 empleados y 111 trabajadores a tiempo parcial entre los que se destacan talentos artísticos, personal de producción, colaboradores de instituciones sin fines de lucro, entidades profesionales, ambientales, sociales, comerciales y mantiene una cadena de suplidores.
En el ámbito educativo, WIPR es parte de los programas de intercambio de cinco instituciones académicas y universitarias – incluyendo al UPR – para la acreditación de cursos académicos en prácticas curriculares para sus estudiantes.
Atendido su indiscutible legado, vayamos a la realidad financiera:
A pesar de haber recibido recortes presupuestarios de hasta un 47% en los últimos tres cuatrienios, al presente, la Corporación de Puerto Rico para la Difusión Publica (CPRDP) opera con un presupuesto consolidado de $11.2 millones de los cuales $6.4 millones provienen del gobierno de Puerto Rico, otros $2 millones de fondos federales bajo la Corporation Public Broadcasting (CPB), otra asignación especial de $1.2 millones para el sistema de retiro (Pay As You Go) y otros $1.6 millones de ingresos generados por la propia corporación pública mediante acuerdos de auspicios publicitarios.
Este último renglón, resulta interesante toda vez que la CPRDP tiene que competir con canales privados para allegar fondos de auspicios publicitarios en un mercado que es dominado principalmente por los medios comerciales.
Más aun, al ser una emisora pública, a la CPRDP le aplican ciertas restricciones sobre el contenido de su programación y se le imponen límites de difusión de sus auspicios, lo que la colocan en una clara desventaja competitiva frente a los medios comerciales.
Al sumar y restar los ingresos y gastos, la realidad fiscal es que la CPRDP tienen una necesidad presupuestaria recurrente de $6.4 millones todos los años, que ha sido subsidiada por la legislatura. Además, la asignación de $1 millón que se usan para el pago de las pensiones, es parte de una deuda actuarial de unos $40 millones que tiene WIPR con sus empleados retirados y activos; y cuyos compromisos económicos están bajo el proceso de reestructuración a través de la Ley Promesa, como el resto del gobierno.
Precisamente, uno de los grandes problemas de esta acelerada propuesta de la Junta, es que ningún comprador privado va a aceptar la responsabilidad económica de esa deuda actuarial, particularmente, cuando gran parte de la empleomanía de WIPR, son personas de edad avanzada que, al presente, viven en una incertidumbre sobre sus pensiones; y, que de aprobarse una venta o cesión de esa naturaleza, muchos de ellos quedarían desprovistos de alternativas de empleo en caso de cerrarse esos talleres de trabajo.
Para complicar el escenario, llama la atención que cuando examinamos detenidamente los números, nos damos cuenta que toda esta controversia se reduce a eliminar una partida de $6.4 millones anuales dentro de un presupuesto consolidado del gobierno de Puerto Rico que asciende a unos $23,000 millones. Es decir, un ahorro menor al 0.0003% del presupuesto consolidado del país.
Entonces, teniendo estos datos ante nosotros, corresponde ahora, identificar posibles alternativas a ser consideradas en el debate sobre el futuro de WIPR. A continuación, algunas ideas que entendemos podrían permitir un renacer de WIPR bajo un nuevo modelo de gobernanza que integre el sector privado y el tercer sector, sin necesidad de enajenar ni disponer indiscriminadamente de los bienes del pueblo de Puerto Rico. Examinemos las mismas:
¬ La Corporación de Puerto Rico para la Difusión Pública (CPRDP) puede convertirse en una casa de producción para anuncios comerciales y de gobierno. En este renglón nada más, el gobierno de Puerto Rico gasta en promedio unos $6 millones anuales en entidades privadas, lo que de reasignarse a la CPRDP, representaría casi la totalidad del presupuesto recurrente necesario. En enero pasado, la gobernadora Wanda Vázquez, firmó una primera Orden Ejecutiva en esa dirección, lo que es un importante paso, pero quizás, para darle mayor certeza, sería más conveniente realizarse mediante una ley.
¬ Igualmente, la CPRDP podría producir para el cine y la televisión comercial programas televisivos, documentales, mini-series, programas de niños y películas de corto metraje, a manera de ejemplo. Estos proyectos pueden desarrollarse mediante auspicios comerciales, acuerdos colaborativos con instituciones, el gobierno o productores independientes. Asimismo, los canales comerciales podrían desarrollar aquellos espacios disponibles que no afecten acuerdos laborales. (Esta idea la sugirió un expresidente de un canal de televisión comercial)
¬ La CPRDP puede convertirse en el centro de educación virtual del Departamento de Educación así como universidades (públicas y/o privadas), instituciones y grupos profesionales que requieren programas de adiestramientos y seminarios de educación continua, profesional, escuelas vocacionales o de diversos oficios.
¬ Igualmente, puede la CPRDP convertirse en un laboratorio o centro de práctica de las escuelas de comunicaciones de diversas universidades, bajo prontuarios académicos acreditables lo que le permitiría recibir fondos educativos de Becas Pell y peticionar asignaciones en bloques para entidades sin fines de lucro (Nonprofit organization block grants).
¬ La CPRDP puede ser un instrumento para el desarrollo de proyectos educativos en los municipios y de producción de material de turismo internacional, turismo interno, promoción de actividades y servicios así como de coordinación de recibo de peticiones de ayuda a comunidades mediante plataformas de servicios digitales.
¬ La CPRDP puede ser un centro de transmisión de actividades deportivas del DRD, los municipios, el Comité Olímpico de Puerto Rico, ligas y federaciones si la Asamblea Legislativa condiciona una cantidad mínima de fondos púbicos a ser asignados a las entidades no-gubernamentales.
¬ La CPRDP puede asumir un rol similar a las facilidades del National Press Club en Washington DC para la organización de actividades y foros de discusión a ser grabados y difundidos con la colaboración de entidades periodísticas e instituciones académicas.
¬ La CPRDP puede desarrollar cápsulas educativas de cinco minutos de figuras prominentes de la historia de Puerto Rico (Eugenio María de Hostos, Julia de Burgos, Roberto Clemente, por mencionar algunos) y pasarlas en los cines mediante auspicios privados antes de la película estelar o en programas televisivos y de redes sociales.
¬ Otra posible fuente millonaria de ingresos a la CPRDP, es monetizar los pagos por volumen de pautas que reciben las agencias de publicidad (por parte de los medios de comunicación) por la compra de espacios usando fondos públicos. Por décadas, la Oficina del Contralor ha exigido que esos beneficios reviertan al gobierno. Esto debe regularse por ley.
En fin, las opciones son múltiples si hay la voluntad de hacerlo. Entonces, algunos se preguntarán ¿cómo podemos hacer esto posible?
La respuesta es sencilla: con nueva legislación.
Al igual que los municipios – que están facultados para crear empresas municipales con importantes poderes y gran flexibilización para generar ingresos – la CPRDP debe reestructurarse legislativamente bajo la creación de una entidad semi-publica y sin fines de lucro, que pueda generar sus propios ingresos, ser autosuficiente y que pueda, a la misma vez, realizar acuerdos de colaboración con entidades no-gubernamentales.
Hay diversas formas de legislarlo, pero las dos opciones más efectivas para lograrlo, podrían ser mediante la adopción de una ley especial o utilizar el modelo de la creación de una entidad sin fines de lucro mediante una escritura pública a través de un fideicomiso de organización autorizado por ley.
Ese mecanismo legal – similar al Fideicomiso de las Comunidades Especiales creada bajo la Ley Núm. 271 del 2002 - le permitiría, entre otros beneficios, obtener ingresos fuera del gobierno; integrar al sector privado y el tercer sector como colaboradores permanentes; crear una estructura de gobernanza que garantice el interés público; retener los activos para el pueblo de Puerto Rico; ser autosuficientes y obtener autonomía fiscal a la misma vez que permitiría que sus operaciones, proyectos y estrategias de desarrollo, no estén sujetas a los ciclos electorales.
Como ven, no hay porqué tomar decisiones a la ligera. Si bien no se puede retener una entidad perdidosa sin contar con los recursos necesarios, tampoco tenemos que privatizar indiscriminadamente los activos del pueblo. En otras palabras, en vez de asumir posiciones intransigentes o atrincherarnos en ideas polarizadas, lo correcto es tratar de conciliarlas.
Por esa razón, una transformación gradual, responsable y sensata es la solución prudente para el futuro de WIPR. Manos a la obra.