A papi, el hombre de carácter estoico
Nací en un hogar divorciado. Mis padres, ambos luchadores, fajones incansables, profesionales y de muchas buenas cualidades.
Vivía con mi mamá los días de semana y a papi siempre lo veía los sábados y algunos domingos. Él refiriéndose a mami con respeto y prudencia, mientras mami siempre hablándome mal de mi papá. Sobretodo cada vez que me portaba mal. Su violencia hacia mí, comenzaba verbal y escalaba. El odio de una mujer hacia su expareja marcó cada instante de mi vida. Pero, cuando tuve uso de razón, comencé a mirar a papi con mis propios ojos.¿Quién era este hombre? ¿A quién me parezco yo? Me dediqué a conocerlos a ambos ya que, mi vida y hasta mi salud mental, dependía de ello.
Conocí a este señor desde que tengo memoria. En sus ojos siempre vi lo importante que era para él. Siempre me trató como amigo, siempre me preguntaba mi opinión (lo que me sorprendía ya que mi madre me hizo creer que mi opinión no importaba) y nunca me gritó ni humilló, lo que sanaba muchas heridas que traía de casa de mi madre...
Un sábado, a los 10 años, fuimos a almorzar a la cafetería de Woolworth's. Al terminar, papi se levantó a pagar la cuenta. Yo terminé de comer y cuando me levanté y pasé por las otras mesas, vi que le dejaron un menudo de propinas a la mesa de al lado. Yo lo tomé y llegué rápido hasta papi y le mostré el dinero: "¡mira pa!".
-"¿Y eso?", me preguntó.
-" Lo agarré de la mesa de al lado!", contesté riéndome de mi travesura.
El semblante de mi papá cambió de inmediato.
-"Ay no John, no hagas eso, papito, no".
La mirada de papi era otra. Por primera vez vi decepción y tristeza en su mirada, lo que me aterró.
¿Qué he hecho? Pensé, "¡¡Decepcioné a papi!! ¿Yo? , ¿Qué? Aquello había que arreglarlo y rápido. Papi se quedó mirándome sin decir nada más.
-"¡Lo voy a poner otra vez en la mesa!", le dije. Salí corriendo y regresé a la mesa. Ya estaba su mesera recogiendo. Puse todo el dinero frente a ella, quien sabia ya lo que le había hecho.
-"¡Perdóneme, aquí tiene todo!", dije. "Gracias mi amor", me contestó la señora.
Regresé a la caja y papi estaba sonriendo, con los ojos aguados. Pensé que iba a jalar por el brazo o amenazar como mami ("Deja que lleguemos a casa, que te voy a dar una pela!.."), pero para mi sorpresa, me abrazó y siguió como si nada. Desde ese día me prometí nunca portarme mal, avergonzarlo ni decepcionarlo. Hoy día soy diligente en esto y si veo que una cajera comete error y me cobra menos por algo, le indico el error para que lo enmiende y me cobre como se debe.
Gracias papá por ser un ejemplo de carácter estoico, de ideales firmes, de honradez y por sobretodo, gracias por haberte conocido y gracias a Dios que me escogió para ser tu hijo.
Tal vez no seré tan excelente como tú, pero hoy vivo contento de saber que soy la mejor versión de mi mismo, gracias a ti.
"¡Cuanto extraño llamarte y decirte una vez más, bendición papi!"
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Hoy celebramos el Día del Padre. NotiCel ha procurado para sus lectores las experiencias de un grupo de hijos y padres, figuras públicas, plasmadas en un grupo de columnas que publicarán durante todo el día. Felicitaciones a todos.