Los desvinculados
El portavoz de la minoría PNP en el Senado comenta sobre la desvinculación de algunos aspirantes políticos de sus correspondientes partidos
Al iniciar el año 2022, es innegable que en el escenario político se comienza a observar todos los elementos que fomentarán las candidaturas en las elecciones generales del 2024. Se evalúan incumbentes, caras nuevas, alianzas, posibilidades y toda una gama de alternativas con un solo objetivo, ganar la elección. En ese ejercicio se pierde lo esencial.
La realidad es que partidos políticos se constituyen para algo más que es tan importante como meramente ganar una elección general. El objetivo de una colectividad, un partido, es su agenda de trabajo.
Ese cálculo político y electoral, de pensar sólo en ganar, ha erosionado de tal forma que sin importar las más creativas ofertas, campañas, promesas de innovación, cambio, nuevos estilos o patrias nuevas y el “carguete” selectivo de algunos sectores de la prensa, el saldo neto ha sido una merma sustancial en la participación electoral.
Cada vez vota menos gente. Se pierde la fe en quien ganó y luego no hizo nada, incumplió o defraudó. Las estrategias mediáticas de hacer relaciones públicas a unos y demonizar a otros ya no son tan efectivas. Las redes sociales las debilitaron.
La pregunta es porqué en ocasiones logra ganar gente así, sin agenda, sin vinculación, sin compromiso? Bueno, el proceso, algunos piensan que se simplificó. Entonces buscan un candidato de más o menos buena presencia, algo carismático que ofrezca lo mismo que se promete siempre pero en otras palabras. Uno que diga que si a prácticamente todo, sin entrar en temas medulares que puedan segregar votantes. Uno que hable en colores vivos, brillantes en lo obvio pero gris y muy tenue en lo medular. Uno que no represente un riesgo comercial o de negocios para los dueños o conductores de los medios que utilizan su periódico, estación de radio o programa para precisamente hacer negocios. Ahí lo tiene. Lo ubican relativamente bien en las “encuestas” y con ello le provoca buenos recaudos para su campaña. Entonces prometer, prometer y prometer hasta vencer y luego de “elegido”… nada de lo prometido!
Llegado al poder, los colores brillantes desaparecen y los temas medulares no se atienden. Se manifiesta la total desvinculación! Nada de lo prometido se puede! Lo urgente se reconoce pero hay que posponerlo. Las promesas convertidas en agendas futuras y justificado por las fenomenales excusas.
Un buen ejemplo de la práctica de intentar ganar por meramente ganar, fue la reciente elección especial del PNP en Guaynabo. La campaña de algunos aspirantes y patrocinada por algunos medios, fue acusar al contrincante de la vinculación con los exalcaldes que tuvieron problemas legales para de ahí moverse sutilmente a la desvinculación con el partido y el ideal. Sí. Los nuevos, los politiqueros que no son políticos! Los ordinarios que se promocionan como diferentes. Algunos querían ser alcalde o alcaldesa del PNP, sin mostrarse PNP ni estadista, desvinculándose el máximo posible. Alegando que ellos sí trabajarían para “todos” los ciudadanos de Guaynabo y los otros no porque esos estaban muy vinculados. Apostaron a la erosión, al desgaste, al truco de la desvinculación y perdieron!
Campañas de farándula, de panismo en los medios, de odio, difamación, de camaleonismo y lejos del partido fue su plan. Y qué pasó? Los grandes perdedores fueron precisamente esos! Evidentemente el elector estadista tiene “leídos” a los “analistas”; periodistas y “faeneros” que alegan no son “políticos” para tratar de influenciar la elección. Ese elector les envió un mensaje. Cambien ustedes; renuévense ustedes; dejen la politiquería ustedes, dejen de hacer mas de lo mismo, ustedes! El mensaje incluyó una copia para “los candidatos desvinculados”.
Tal vez, se reagrupan las fuerzas políticas y comienza a reconocerse que las causas, los principios y los valores del partido van por encima de los aspirantes, especialmente esos… los desvinculados!