La campaña acabó, pero no los traumas
"La incumbencia de la gobernadora Jenniffer González, republicana reconciliada con Donald Trump y ahora más fiel y entusiasta que nunca, la tiene caminando al filo de la navaja", opina el licenciado Víctor García San Inocencio.
Pareciera que la campaña electoral no ha terminado y que la gobernadora sigue con su hábito de faltarle a la verdad, de decirla en fracciones a cuentagotas, o de decir cualquier cosa para salir del paso, no importa de qué disparate o disfraz se trate.
No en balde Bad Bunny la tasó completa. Lo triste es que de lo más alto de su séquito gubernativo brotan a borbotones para salir del paso, las mentiras o las inexactitudes convertibles a malentendidos. La verdad parece ser enemiga de la Administración González, salvo honrosas excepciones.
Tomemos el caso de las redadas que se iniciaron y que parecen estar en pausa en lo que pasa el primer calentón. La gobernadora señaló eso, los arrestos, serían para lo que preocupa a Trump, frontera sur de Estados Unidos. Cuando ese “Covid”, llegó a San Juan, surgió la segunda versión remachada por su secretario de la gobernación de que el Servicio de Inmigración estaba arrestando sólo a criminales. La realidad probó ser que se estaban llevando a trabajadores con situación migratoria irregular, a gente con todos sus papeles al día y hasta a boricuas. Aunque sea cierto que las directrices de Trump ---a quien Jennifer le va a levantar una estatua “que se la merece” --- permite el arresto y deportación aun cuando el posible acusado no haya sido convicto.
Esto se parece a la mentira levantada por la entonces candidata primarista Jennifer, contra su contrincante Pierluisi, quien según ella le había mandado a fabricar un caso a sus suegros. Sí, el mismo caso de nebuloso archivo instantáneo, luego de que la gobernadora repitiera el infundio de la fabricación en el acto mismo mientras nominaba a Quiles a la secretaría del Departamento de Recursos Naturales.
El mismísimo que ahora abrió las puertas para la explotación comercial de las instalaciones ilegales de todos en La Parguera, con legislación de Administración, que de los tres primeros proyectos de Administración radicados entonces, éste para legitimar la legalización y explotación comercial potenciada debe abrir sensibilidades y ojos Éticos.
La mentira parece ser otro de los combustibles tóxicos favoritos de la gobernadora, quien se desvive por el gas natural, el petróleo, y si la dejan, por la continuación del carbón, también para generar energía eléctrica y ganancias a costa de sufrir más contaminación e hipotecas fósiles que no acaben.
No hay que ser extranjero, ni dominicano, haitiano, centro y sudamericano para caer con las mentiras de Doña Jennifer. Es una buena discípula de Ricky, parece deleitarse con coger de pen…. (tontejos) hasta a los de ella misma. Pero no deja la gobernadora de sorprender con los traspiés que agrava a causa de su soberbia.
Borrón y cuenta nueva en La Parguera es otro de sus mantras. Allí hay establecimientos lujosos que se utilizan para los alquileres a corto plazo, se han ampliado las estructuras sin permiso y hay quienes son dueños de más de una. Se ha dicho sin desmentirlo nadie, que los suegros de la primera mandataria tienen tres casas flotantes allí. Personalmente lo dudo, pues esto colmaría la copa.
Si fuese así, la gobernadora al hablar del asunto habría “pasado paloma” ---otra modalidad de su mitomanía--- cuando no aclaró que serían más de una. De verdad, que dudo, repito, que sean tres “casetas”. Nadie necesita tanto.
En eso de “pasar con fichas” la gobernadora no tiene límites. Quizás por ello el Senado ---tan poco ávido casi siempre de escrutar nombramientos--- pareciera estar buscando debajo de las piedras para evaluar sin prisa a algunos de los nominados.
La sensación del quehacer gubernativo es además de pasmosa lentitud o inmovilidad, como si no hubiese tracción para arrancar o sincronizar alma y manos ante la embestida de Trump, quien hace y deshace con el gobierno federal. Porque hay que decir, que entre aguaje y aguaje la gobernadora se pliega a las políticas de Trump cantando el bolo de la inmovilidad de “los fondos federales que se pueden perder”, como si no fuese a haber recortes como quiera.
En las áreas de la diversidad, inclusividad y equidad se espera un arrasamiento devastador, al igual que en los programas federales de educación, mientras que los fondos de Salud podrían estar en remojo.
Por ello extraña que los primeros sacrificados ante la aplanadora federal sean los cerca de 25,000 inmigrantes que se estima tienen condición irregular, y sus familias. Algún acto más generoso que simple palabrería debiera salir de Fortaleza. Debe prohibirse de inmediato pasar información al gobierno federal, excepto de personas bajo la estricta protección bajo leyes especiales como ciertas víctimas de delitos y testigos. Esto es una obligación legal del gobierno bajo la visa “U” y el “VAWA” para víctimas de abuso familiar ---cónyuges o hijos--- de manera que cualquier orden para que se haga implica que el gobierno ha estado atrasado en hacer valer esa garantía. Ese escapulario refleja tardanza y es ajeno, para que la gobernadora esté tratando de ganar indulgencias ajenas.
Esta última modalidad, la de aparentar mérito que no se tiene o peor aún de reclamarlo, es un hábito feo de la pasada comisionada residente. Según sus versiones favoritas, ella gestionó y consiguió miles de millones de dólares para Puerto Rico. Esa falsedad y ese adjudicarse logros le va a estar saliendo caro.
Pues a medida que tristemente recaigan los recortes, la culparán doblemente por no haber hecho nada para evitarlo. Lo que es peor, muchos de los fondos que “se salven”, será para intereses muy poderosos, no para decenas de miles de familias y hasta cientos de miles de personas en Puerto rico, quienes son los más los necesitan.
La factura por el dinero que no llegará, o se le recortará al Pueblo, objeto de esos lucimientos y falsos reclamos de la gobernadora, por ella conseguidos según su reclamo, será impagable.
La incumbencia de la gobernadora González, republicana reconciliada con Trump y ahora más fiel y entusiasta que nunca, la tiene caminando al filo de la navaja. Si es que dura tanto, no pasará del 2028, pero demasiados factores convergen para que su estancia en Fortaleza sea más corta.
A base de las malas experiencias con la sucesión de mando, luego de la atropellada renuncia de Ricky Roselló, luego de la vacante de su Secretario de Estado, conviniera que el Senado a la hora de prestar consejo y consentimiento se asegure de la idoneidad inexpugnable de los nominados en esa línea sucesoria, y que prevenga cualesquiera conflictos aparentes o reales en torno a los nominados.
El cambio de personajes no nos debe condenar a repetir la misma trama, ni los mismos traumas.