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Opiniones

Dos acusados convictos, muchos culpables

En el juicio contra María Milagros Charbonier y su esposo salieron a relucir las fallas de la rama legislativa y el sistema electoral.

30 de agosto de 2019 - Fotos de archivo del licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

"Odia el delito, compadece al delincuente" (Frase aparecida en registros literarios y en letreros penitenciarios de España desde de la primera mitad del siglo XIX)

María Milagros Charbonier y su esposo han sido encontrados culpables de los cargos que fueron acusados. La otrora miembro de la Cámara de Representantes, presidenta de su Comisión de lo Jurídico y de la Ética cameral, Secretaria General del PNP y ayatola de la moral puertorriqueña, ha sido convicta por corrupción

Hay sin duda, muchos más culpables de esos hechos, aunque se trate de acusaciones y convicciones implícitas en la trama que enviará pronto a prisión, por tercera vez este cuatrienio a legisladores distintos aplastados y atrapados dentro la ratonera del mismo esquema de alzar los salarios de empleados públicos a su cargo a cambio de recibir una parte de la diferencia.

La exrepresentante y líder del PNP, estuvo siendo enjuiciada hasta ayer. La ceguera de presidentes legislativos, o su confort por no saber , o no querer saber, los desmanes de los miembros de sus caucus con el dinero público a través de este u otros esquemas no fue objeto de denuncia, pero estaba siendo juzgada. El esquema de este caso tiene más de tres décadas de existencia en la Asamblea Legislativa. Un presidente de un cuerpo legislativo tiene por lo general la discreción de determinar quién presidirá cada comisión y el presupuesto que le será entregado con la libertad de contratar a quien quiera, sin importar sus cualificaciones y de asignarle el sueldo que quiera. Este esquema y esta facultad presidencial ha sido encontrada culpable también en el juicio de Charbonier.

Culpable en este caso ha sido hallado el esquema mediante el cual el reparto de presidencias de las comisiones, por el presidente del cuerpo, es el pago de una promesa por el voto en el caucus, para ser electo líder-presidente del cuerpo. Ello, sin que necesariamente la preparación o cualificaciones del presidente de comisión designado le habiliten para asumir la enorme responsabilidad de tutelar desde la presidencia de una comisión legislativa las leyes del país, fiscalizar el funcionamiento del gobierno e identificar y atender los graves problemas que aquejan al gobierno, a la sociedad y a la gente.

También ha sido hallado culpable el sistema electoral, que hasta la fecha ha permitido que los partidos que han gobernado, auspicien a que entren, asciendan y se perpetúen en el gobierno personas, cuya lealtad única es a la organización llamada partido, a los intereses representados por esa estructura y a la forma corrupta de propiciar o permitir que "las cosas pasen" . La vocación por servir, incluso la búsqueda de objetivos que trasciendan, el afanoso trabajo por el Bien Común y la dignidad, todo eso, pasa para muchos a un segundo o tercer plano, o a la dimensión desconocida.

Ha sido encontrado culpable el sistema que permite que dos partidos políticos se parapeten detrás de sus insignias ---la pava y la palma--- y de supuestos ideales ---la estadidad y el ELA, que son solo mecanismos jurídicos --- para montar maquinarias de favoritismo, de hacer dinero y fiesta con los fondos públicos ---cientos de millones de dólares anualmente--- colonizando y explotando muchas veces al gobierno, mientras traicionan, se burlan y cojen de tontejos a sus propios seguidores.

Son dos convictos Charbonier y su esposo, pero son muchos más los culpables.

La licenciada Charbonier va camino a ser encarcelada convicta por la comisión de varios delitos federales. Profunda ironía esa, delitos federales, convicción en el tribunal de distrito de los Estados Unidos, por el Departamento de Justicia de ese país. La persona que dirigió el examen del Código Penal y el Código Civil de Puerto Rico, quizás podría estar expuesta todavía a ser acusada bajo ese Código Penal y a responder civilmente por las cantidades de dinero de las que se apropió o desvió. A la convicción y a la cárcel se sumará su desaforo como abogada, por la deshonestidad que conlleva la comisión de algunos de los delitos objeto de veredicto culpable. Los casos relacionados a su disciplina profesional, de hecho, la habían rondado durante años. Teniendo, si no recuerdo mal, reclamaciones y cuestionamientos por contratos municipales en una época, y también por torpezas profesionales que sorprendentemente no tuvieron, ni acarrearon la severidad aplicada a otros en situaciones parecidas, ni fueron tomados en cuenta por los entes y otros líderes de su partido a la hora de delegar responsabilidades y "darle alas al animal ponzoñoso".

Pero quizás lo más doloroso para muchos, no sea la turbiedad provocada en la charca política tantas veces contaminada, o la pérdida de credibilidad en las instituciones. Demasiados malos ejemplos de encumbrados convictos gubernamentales ha habido, y el sentido de impunidad se ha sumado a la gula y a la avaricia gracias a esquemas corruptos tolerados o montados durante años a la sombra provista por las palmas o por sombreros de paja. Lo más doloroso, al menos para algunos, es la manera en que se jugó con el nombre de Dios, con la religiosidad, con la simpatía generada por la comunidad de fe, y por la falsa esperanza creada tristemente por una loba disfrazada de oveja."Odia al delito, compadece al delincuente", nos aconsejaba una piadosa que colgaba en los frontispicios de la entrada de algunas cárceles en la España del siglo XIX y que leí inicialmente en la Penitenciaría Estatal aquí, en el 1980-81, cuando visitaba presos en mi último año de Derecho.

Varios años después fui abogado del PIP allí , y luego miembro de la Cámara de Representantes doce años. acaso por esto es que duele de veras, que estas cosas sigan pasando, porque insensatos o farsantes, siguieron dejando que las cosas pasaran. Muy pronto, un cuarto ex-miembro de la Cámara, Ángel Pérez será sentenciado, por el escándalo Santamaría, quien también fue asesor allí, por el lío de la basura y la brea en varios municipios. La lista de representantes convictos o manchados es sólo un poco más larga que la de los senadores. La de la Cámara, incluye a presidentes y "a algún vice-presidente también". Pero cada nombre en esas deshonrosas listas en una herida muy honda en el corazón del Pueblo, y quizás un diminuto reflejo de lo que se ha probado pasa en el resto del gobierno y en el mundo privado.

Dos acusados fueron convictos por un jurado ayer, pero hay ciertamente muchos más culpables. El pueblo está cansado y espera ansioso las elecciones de noviembre para ser implacable con sus votos a la hora de dictar sentencia en las urnas.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).