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Opiniones

Vida a los Pueblos de la Tierra Santa

Vida al Pueblo Palestino y al Pueblo de Israel. Ambos tienen como hijos de Dios, el regalo de buscar su felicidad en un mundo que es de todos.

30 de agosto de 2019 - Fotos de archivo del licenciado Víctor García San Inocencio, columnista de NotiCel.
Foto: Juan R. Costa

Corría el año 413 antes de Cristo cuando, según Tucídides , los tracios destruyeron la ciudad de Micaleso matando a todos sus habitantes (Historia de la Guerra del Peloponeso,VII-27, 29-30). Si se ha leído al gran historiador griego, sabemos que esta no fue la única masacre de este conflicto, pero fue tan abominable esta matanza de todos los ciudadanos de esa ciudad y el modo en que se perpetró, que veinticuatro siglos después se la recuerda con vértigo.

Cuenta Tucídides y cito, " Así que los tracios cayeron sobre Micaleso y destruyeron las casas y los templos y asesinaron a sus habitantes sin respetar viejos ni jóvenes, matando por igual a todo el que se encontraban, incluso mujeres y niños, y también bestias de carga y, en general, todo lo que veían con vida."... "En aquella ocasión, aparte de un gran desorden y de la presencia de todas las formas posibles de asesinato, irrumpieron las tracios en una escuela, que era la más importante de la ciudad y a la que los niños acababan de entrar y los mataron a todos; esta desgracia que se abatió sobre toda la ciudad fue superior a todas y más inesperada, y, a la vez, terrible que ninguna."

Casi dos milenios y medio después, escuchar ahora mismo, un cúmulo tal de crueldad bélica, parece alucinante, particularmente cuando la impunidad acompaña casi siempre a los más crueles. El Estado de Israel ---no su pueblo---ha descargado la ira contra otro pueblo quienes son inocentes. Si esa ira desatada irrefrenablemente recae sobre quienes no son los responsables, sino víctimas también de un ciclo de violencia interminable, entonces la abominación tiene que ser mayor aún por lo descarnado y sangriento del ataque original y por lo despiadada que resulta ser la venganza. En ambos casos la impunidad suele imperar. Pareciera tristemente que las palabras del muy joven Polo, en el Gorgias de Platón dictan una sentencia verdadera que sobrevive 24 siglos: "“los fuertes imponen su poder y a los débiles les toca soportarlo”.

Lo que han leído no es una digresión, ni una lectura de las noticias de esta semana. Se describe simplemente y sin censuras en los textos citados, los extremos a los que puede llegar la crueldad y la deshumanización en estos escenarios.

La Humanidad ha visto con horror la semana pasada el "pasanoche" terrorista del grupo asesino Hamas. Como los tracios en Micaleso, mataron civiles, familias, niños y mujeres y también soldados en una noche que planificaron seguramente para llamar la atencion ---y de qué forma--- a las abusos que ha sufrido el pueblo Palestino de manos del Estado de Israel. Desplazamientos, matanzas, encierros, despojos, miseria a granel, en el territorio palestino, ocupado desde finales de los años cuarenta y en onda expansiva colonial desde entonces. El Estado de Israel se ha acompañado de una gran impunidad para seguir perpetrando esos abusos, que para nada justifican el acto del grupo Hamas. Asesinar no está justificado nunca. Las guerras son la ambición acompañada por el asesinato sistemático entre países. Esto, ni siquiera es una guerra. Si bárbaro fue el ataque de Hamás , más terrible ha sido la represalia desatada por Israel. Que conste, ni el Pueblo palestino es Hamás, ni el Puebo Israelí es el Estado de Israel.

Ese Estado, que se ha construido sobre el sufrimiento del Pueblo Palestino, conduce contra una población fundamentalmente civil una guerra de venganza que violenta todo principio de civilización y del derechop internacional. Seis mil bombas han caído en cinco días arrasando barrios enteros densamente poblados, tanto, que se considera al territorio de Gaza, un poco más grande que el de Vieques--- como uno de los lugares más densamente poblado del mundo. Al momento en que escribo, el ejército y la fuerza aérea más poderosa de la región ha matado a miles de personas, con incontables heridos, y los ha hecho desalojar el norte de ese territorio, cortándoles los servicios de agua, electricidad y el acceso a comida y combustible. Su primer ministro Netanyahu habría dicho que en Gaza esperaran una respuesta como nunca. Se le atribuye haber afirmado que el territorio de Gaza se convertiría en un estacionamiento. Nunca, que recordemos, se había generado una crisis humanitaria que involucra a más de dos millones de seres humanos, en un tiempo tan corto, por una operación sistemática de guerra organizada por un Estado. La insaciable sed de venganza, desatada masivamente también con propósitos políticos ---el gobierno de Netanyahu estaba en su peor momento--- comienza a minar la solidaridad efervescente original que brotó frente a los horrores de Hamas. Se trata en este caso de la vigencia del "Ojo por ojo, diente por diente: Idiota por idiota".

Me abrazo a los pueblos palestino e israelí en esta hora de luto y de vergüenza. Me uno a todas las oraciones que alrededor del mundo se rezan para que cese la violencia y se busque un acuerdo que les permita a ambos pueblos en dos estados vivir en paz. Quiera Dios, que la euforia exhibida por EEUU a la hora de desplegar su industria militar y su poderío, ceda ante la razón y el Derecho. Ya el Secretario Blinken parece haber empezado a recoger velas. La respuesta israelí persiguiendo a unos asesinos no puede ser el suplicio, ni exterminio de cientos de miles de personas. Sería un evento abominable, un muy eficiente Holocausto perpetrado paradójicamnte en tiempo récord por los nietos de los que fueron trágicamente asesinados durante varios años por la locura nazi de Adolfo Hitler y su aparato de guerra, sus campos de concentración y el exterminio del pueblo hebreo entre el 1938 y 1945.

Una vez creí que nunca vería repetirse entrado el tercer milenio, lo leído en mi juventud narrado por Tucídides. Una vez más ocurre de nuevo. A lo largo de mi vida he visto la impunidad florecer particularmente de los más fuertes contra los débiles. Quisiera que la sentencia de Polo en el Gorgias, tampoco se hiciese realidad, como sucede a diario.

Vida al Pueblo Palestino y al Pueblo de Israel. Ambos tienen como hijos de Dios, el regalo de buscar su felicidad en un mundo que es de todos.

El autor es abogado, exrepresentante y excandidato a comisionado residente por el Partido Independentista Puertorriqueño. Posee un bachillerato en Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico y un Juris Doctor de la Facultad de Derecho de la misma institución. Tiene además un doctorado de la Universidad del País Vasco (2016).