La corrupción que hiede: "un primor"
Columna del abogado y exlegislador independentista Víctor García San Inocencio
Entendidos en materia de los sentidos aseguran que por algún remoto o inmediato mecanismo cualquiera de los cinco sentidos puede llegar a bloquearse. Ello, al margen de que se pueden perder mediante trauma recibido o auto infligido, o, a causa de enfermedad, o por episodios donde falta la oxigenación en algún recóndito lugar del cerebro, o cuando un órgano especializado como son los ojos o los oídos sufre daños severos especialmente en las terminaciones nerviosas que transmiten y reciben las señales.
La Fisiología y la Anatomía, junto a la Patología y la Neurología entre otras, se encargan de estudiar estos fenómenos que tienen por raíz y matriz al cerebro y al sistema nervioso. Lo que es cierto para los seres humanos, suele serlo también en esta materia de los sentidos para los animales. Hasta aquí nos referimos al mundo físico y biológico en toda su compleja trama, aunque en el asunto de los sentidos la Psiquiatría, otra especialidad ---me van a matar con los copagos--- suele venir a punto, pues la mente humana, esa sí que puede bloquear casi cualquier cosa, especialmente en escenarios de enfermedad , o simplemente, cuando le da la gana.
Este es el caso del gobernador Pierluisi, que ni ve, ni oye, ni huele la corrupción, por más cerca que dé o que salpique a su Administración y a sus ejecutorias como gobernante que se supone supervise lo que pasa frente a sus narices. No me interesa invocar la presunta influencia excesiva del cuñado y de la hermana en su Administración, pues mientras no ocurra nada, es decir, mientras no surja siquiera un asomo de denuncia, tales chismes o rumores son humo que se dispersa. Ver para creer. Además, no hacen falta tales especulaciones. La evidencia que se va acumulando alrededor del gobernador con declaraciones de culpabilidad ya materializadas y por hacerse, de personajes íntimamente ligados a sus campañas y a Comités de Acción Política (No Coordinados) es abundante. Hiede y apesta alrededor de su campaña primarista y eleccionaria del 2020, con retazos del 2016. Salvo que el gobernador Pierluisi ande por ahí con tapones en cada una de sus fosas nasales, habría que recurrir a las disciplinas médicas mencionadas para explicar cómo es que aguanta tal abombamiento.
Mencionaré un puñado de casos en aras de ser breve. Primero, está el caso de la declaración de culpabilidad del Contable amigo del alma, Joey Fuentes, por mentirle a la Comisión Federal de Elecciones, quien según el Information, se valió de dos Comités de Acción Política fantasmas, que taparon la identidad de jugosos donativos y generosos donantes. Dentro de este excelso grupo, uno que otro terminó con contratos con la administración petrina, me refiero a pierluisina. Ese escándalo, mancharón horrendo del cual Pierluisi se enteró por la prensa, pues nada se coordinó de su campaña con el gasto de cientos de miles de los PACs fantasmas --se supone que lo creamos--- hubiese pasado quizás sin pena ni gloria si no nos hubiésemos enterado por el abogado de Fuentes quien afirmó que su cliente se inmoló. Homenaje a la amistad. Para colmo siguen apareciendo otras pieza pues parece entreverse un patrón de corrupción. Sí, y es que cuando las teselas de un mosaico empiezan a aparecer y van perfilando un rostro feísimo, el de la corrupción, aún el rostro del hombre invisible comienza a sugerirse.
Es que los PACs fantasmas no son la única tesela, reitero. Luego de un proceso largo la estructura PNP de cacicazgo --- no confundan ni la letra "c", ni la letra "z"---- se ha venido abajo cuando altas figuras, incluyendo la del ex-presidente de la Federación de Alcaldes, otros alcaldes y funcionarios, han sido encontrados culpables de delitos de corrupción, junto a compinches contratistas. Solicitar dinero o dejarse sobar o untar con ese dinero, para un funcionario público o electo es veneno y para el Pueblo, injusticia suprema. Cierto es que la podredumbre se corrió también a algunos Alcaldes y ex-alcaldes de la Asociación del PPD, dándole tinte rojo y tinte azul a su rostro. Mal de muchos, consuelo de tontos y estúpidos, y ruina del país. En estos casos con hilos legislativos, bien sea por procedencia u origen ----no olviden al Cano y a Santamaría--- se pinta la corrupción de cuerpo entero durante un periodo bastante prolongado. Pero a Pierluisi, a pesar de pasar tantas actividades de campaña, oficiales e incluso sociales con ellos, no le olió, ni supo a ají.
Tomemos otra pieza del mosaico, la de los primos alejados o "alejandos" en mal gerundio. Cuando una oficina relacionada fue allanada y se les señaló inicialmente, Pierluisi subrayó que eran "primos terceros". Muy desacertada salida, sin empatía, como previniendo alejar o distanciarse de la peste. Particularmente en un país donde los primos son en términos de afecto, simplemente primos, sin las gradaciones, ni llamamientos de grados a fines hereditarios. Algo apestaba en ese alejamiento primal, pues como se reveló al poco tiempo, ambos primos terceros jugaron papeles y ocuparon lugares centrales en su comité de campaña . Sería especulativo pensar que Pierluisi, que nada sabía ---nunca está enterado de nada a conveniencia--- los hubiese alejado porque algo sabía o se lo sospechaba.
Lo cierto es que con la oferta de los hermanos Pierluisi (los ahora primos) de hacerse culpables en un traqueteo con contratos de Vivienda el jueves, el país se perderá la oportunidad que antes tuvo de escuchar a testigos malhechores declarar sobre el ordeño y aprovechamiento de contratos públicos en el marco de la ilegalidad, como pasó en el caso de Ángel Pérez con sus compinches el Cano y Santamaría.
A medida que pasa el tiempo y que van apareciendo las teselas del mosaico o las piezas del mural, uno puede ir definiendo las figuras del festival de la pachanga corrupta. No afirmaré por el momento, porque no me consta, que entre los personajes que recolectan, o que levantan fondos a manos llenas para campañas políticas, o que actúan de intermediarios de la influencia política, o que reciben los beneficios de esa porqueriza corrupta, esté el gobernador. Pero algo me dice que detrás de los primos terceros retrotraídos empáticamente por el gobernador a su condición de primos,vendrá otro o llegarán a otros, y que los traficantes del "quid pro quo" o del "te doy a cambio", tienen otro sobresalto estomacal y vuelven a agotar las reservas de antidiarreicos en las las farmacias del país. Eso que también apesta, es nada, comparado con lo que Pierluisi ni huele, ni ve, ni oye, ni palpa, ni saborea: la peste de la corrupción que le rodea y que quizás acabe por acorrarlarlo.