Un país atirantado
Columna de opinión del abogado Víctor García San Inocencio.
Puerto Rico es un país atirantado, como el mentado puente de Naranjito cuya construcción defectuosa denuncié hace quince años desde la Cámara de Representantes, sin que nada sucediera. Somos una isla inundada de chapucerías y rodeada de incompetencia por todas partes. La culpa de este naufragio atirantado es de todos, aunque a algunos consuele ser víctimas, en lugar de perpetradores o beneficiarios.
En el país donde toda culpa es huérfana, vale la pena empezar por asumir la cuota que aporta cada uno. Nos quejamos velozmente, para olvidar más rápidamente y aterrizar en el confort agriado. La sombra del conformismo o de la resignación es enorme. Sólo así se explica que ante tanta vejación y maltrato gubernamental e institucional, sólo de mil en cien, algún arrebato de rebelión veraniego estalle, con resultados inmediatos. Debiera decir "resultados" entrecomilladamente, porque alguien cuestionará en el futuro si las cosas luego del fulgor del estallido del verano del 2019, fueron para bien. ¿Será que detrás de cada Ricky viene una Wanda y que detrás de cada Wanda, llega un Pierluisi? Que un partido político genere tres gobernadores chapuceros, negligentes o culposos en seis años, algo que es de suyo escandaloso, no lo sería tanto, si no estuviese acompañado de la fuga del primero, las acusaciones contra la segunda y la monótona abulia robótica del tercero incapaz de apretar el freno al tren de los apetitos y voracidad de los intereses a los que fielmente sirve.
El "Atirantarismo", nuestra más degenerada forma de desgobierno, requiere mucho conformismo, superlativa delincuencia y suprema negligencia. Por falta de espacio, mencionaré sólo veinte ejemplos de los cuales resulta manifiesto este fenómeno criollo de rango global.
1) El virtual abandono por el atraso gubernativo de miles de casos de niños presuntamente maltratados, que tardan meses y años en ser atendidos, mientras sus heridas físicas y mentales los desangran y el daño se profundiza, siendo caldo de cultivo para más violencia.
2) La pereza del gobierno para impulsar programas de apoyo social que contribuyan a sacar de la dependencia económica a cientos de miles de puertorriqueños. En lugar de ello, se arrastran los pies y la bi- partidocracia roja y azul compite para ver quien ofrece o atosiga más dependencia.
3) La existencia de un sistema contributivo regresivo que premia a quienes más tienen y castiga a la gente que trabaja diariamente ,y los cientos de miles de trabajadores y empleados asalariados que viven de quincena a quincena. De hecho, el gobierno confiere ---dejando de cobrar o pagando directamente--- enormes sumas en exenciones, créditos y deducciones que subsidian las ganancias multimillonarias de corporaciones y negocios principalmente extranjeros, en el rango de 22,000 millones de dólares al año.
4) La existencia de la paradoja brutal de que el fondo general del gobierno de Puerto Rico opere con el equivalente de menos de la mitad de lo que generosamente no cobra o exime, mucho de ello a los más ricos, mientras recorta y escatima en servicios esenciales, como sería llenar las plazas de los miles de profesionales que se han jubilado o emigrado entre su plantilla.
5) La politización monstruosa de las agencias gubernativas que se utilizan para toda clase de recaudos entre contratistas, suplidores, y empleados en un ordeño continuo para financiar campañas de los dos partidos que se han turnado en la "Administración"atirantada del país.
6) La carencia de coordinación, casi por diseño, entre al menos media docena de componentes gubernativos cuyo deber principal es vigilar la incompetencia, la negligencia y la acción delictiva dentro del gobierno.
7) El abandono casi total de la persecución local de los delitos de corrupción, generando un enorme campo abierto y pista libre para la corrupción gubernamental y una nueva modalidad de dependencia en entes federales investigativos, una especie de "federiquismo" y neocolonización procesal penal.
8) La falta generalizada de planes, o lo que es peor, la existencia de pseudo planes que llenan el ojo y hasta la facturación, pues los cobran, y que a la hora de la verdad no están hechos para ser implantados o fueron preparados bajo premisas y estimaciones incorrectas, en un país donde la transparencia gubernamental es tan transparente que no existe.
9) La entrega del control de la legislación y la reglamentación por inercia, a los mismos poderosos intereses económicos que no son fiscalizados, a los cuales se les permite hacer y deshacer con excepciones cuantiosas u omisiones negligentes de los funcionarios obligados a intervenir y a detener la jauja contra el Bien Común.
10) La abundancia de restricciones para la acción ciudadana judicial o administrativa cuando se quiere promover que se haga lo que por diseño los atirantados ejecutivos gubernamentales detienen o bloquean.
11) La falta de atención y seguimiento a los programas que se crean.
12) La falta de mantenimiento y de presupuesto para ello, en las obras públicas que se ejecutan y la falta de supervisión o negligencia en la supervisión de lo que se hace.
13) El trágico énfasis en la imagen, la publicidad gubernativa y la manipulación de medios de comunicación en lugar del esmero por atender lo que se deja de hacer. Se gasta en exceso de 100 millones de dólares al año en anestesiamiento de medios, digo, en publicidad gubernamental, si tomamos en cuenta corporaciones públicas, des-publicizadas, municipios y otros entes, aparte del Ejecutivo y su gobierno central. Esto no incluye los fondos triple B ---Baile, Botella y Baraja--- con que se intenta suavizar las penas del "país más feliz del mundo", sí, "el que lo hace mejor".
14) La manifiesta incapacidad de siquiera echar a andar más del 90% de las obras de reparación, reconstrucción y fortalecimiento de la infraestructura del país luego de un lustro del huracán María. Es curioso que los cerca de tres mil toldos azules de aquellos queden todavía emblemáticamente hechos tiras.
15) La contratación gubernamental hecha a la medida de grandes consorcios sin garantías de defensa para el Pueblo ---LUMA es otro engendro atirantado--- y súmele los aeropuertos, los puertos, las costas y ya mismo la estratosfera.
16) La entrega de la salud de los puertorriqueños ---excluyendo los 300,000 que no tienen seguro privado, ni público abandonados a su suerte--- a las aseguradoras comerciales y el diseño de un régimen de explotación macabro que ha provocado la pérdida de miles de profesionales de la salud que emigran, el agravamiento y la muerte de un número no contabilizado de pacientes y el enriquecimiento brutal de los accionistas de este nuevo régimen esclavista del emporio "asegurador". Una parte sustancial de este emporio ha sido adquirido por tres compañías enormes de Estados Unidos, quienes se agenciarán privilegios iguales o mayores dado a su poderío económico y capacidad de inversionismo.
17) El estancamiento y el evaporamiento de la educación "especial" en Puerto Rico y cómo no sólo son los niños que llegan a adultos los que son echados al abismo, sino muchos de los llamados a ser atendidos en la edad escolar.
18) El insidioso devoramiento por intereses privados de las costas del país con la complicidad de la inercia gubernativa.
19) La fatal atracción de los gobiernos de turno a favorecer por vía del contrato o del subcontrato, a los amigos del alma, colaboradores, contribuyentes e inversionistas políticos entre otros.
20) El desbarajuste en el sistema educativo y la corrupción entronizada en el mismo.
Esta enumeración parcial, explica hasta cierto punto la utilidad del régimen institucionalizado de la chapucería para corruptos y otros explotadores, que resultan ser continuadores y profundizadores del sistema colonial impuesto por Estados Unidos desde 1898, su Congreso, sus otros poderes constitucionales, y más recientemente, por la Junta de Supervisión Fiscal, que nos ha hecho asumir hipotecas de hasta 40 años a todos los puertorriqueños vivos y a los que aún no han nacido, condenando a muchos a un triste relevo de pobreza intergeneracional.
No en balde tanta gente se va, pero no se van buscando la estadidad de los Trump o los Biden, ni huyen de un ELA que no existe, ni existió, sino que salen de un país sumido en una pobreza y desigualdad profunda en medio de la abundancia de pocos y las carencias de demasiada gente. Huyen hastiados del hedor de la corrupción gubernamental coauspiciada por un régimen de inversionismo político y de simbiosis "empresarial" principalmente extranjera. Sistema perfeccionado año tras año, desde el principio de la era colonial estadounidense que produjo pista libre tan temprano como en la primera década del siglo veinte para la expoliación por parte del capital imperial. Ciertamente hicieron y hacen inversiones en la hacienda y en sus plantaciones principalmente industriales y financieras. Se trata de un costo asumido de cara a beneficios multiplicados.
El conformismo y la resignación surgen también del cansancio de quienes aún no son expulsados por la centrífuga migratoria; son además, el resultado del subdesarrollo creado por la incompetencia y negligencia criminal de los indiferentes. Los gobernantes indiferentes son seres aburbujados ---en Miramar, Guaynabo y Dorado--- que no quieren, ni se atreven y que disfrutan del descorche burbujeante de sus festejos fatuos y celebraciones absurdas.
Hacer las obras mal, especialmente si son infraestructuras, paga mucho. De hecho, si la obra se hizo bajo el color opuesto, se les podrá investigar y ordeñar políticamente los señalamientos, que serían igualmente aplicables por negligencia a causa de no haber hecho nada durante sus administraciones alternantes. Más aún, aparte de culpar al otro bando de inversionistas, se tendrá que invertir muchísimo en reparaciones y mejoras. Se contratará de prisa, se pagará caro a la otra facción de los amigos del alma, y se renovará el ciclo. Y "Dios mediante"... si Puerto Rico retorna a la emisión de nuevas embrollas ---emisión de deuda o recuperación de la salud fiscal son los nuevos eufemismos--- se le podrá hacer "el segundo piso a la Baldorioty" alucinado por el gobernador Acevedo Vilá, digo al puente atirantado de Naranjito, o finalmente, los legendarios puentes de San Juan a Cataño ---añorado por Romero Barceló cuando fue alcalde de San Juan, y el de Puerto Rico a Vieques...
Puerto Rico Atirantado, debiera ser el título de una enciclopedia del mal gobierno; debería ser el título de un espacio periodístico reflexivo permanente constructivo; de una serie televisiva o de obras de teatro y hasta partituras musicales de percusión y sonidos ambientales. Sugiero que al Puente de Naranjito, cuando lo ordeñen de nuevo, le recubran los cables tensores con pintura color rojo y azul, como un recordatorio de la abulia, la incompetencia, la negligencia, el abandono y la complicidad con la que hunden al país quienes se benefician del egoísmo superlativo.
Nosotros, el resto de los mortales, aprendamos a sacudirnos de ese conformismo y resignación que aturde la conciencia y que mata al país, a la Patria.