El desafecto y sus efectos
El portavoz del PNP en el Senado comenta sobre el distanciamiento y la abstención de la militancia en las colectividades.
En los últimos años, esencialmente en los partidos políticos, se ha desarrollado un ambiente muy particular cuyos efectos se van reflejando, algunas veces sutilmente, en sus procesos de gobierno y administración político-electoral interna. Mengua la participación en actividades de proselitismo, menos recaudos y obviamente también en votaciones de todo tipo. Otros partidos o movimientos “emergentes” sencillamente debutaron y decepcionaron. Dicho de la manera más simple, luce que pierden presencia y relevancia.
Los casos de corrupción, acoso sexual, violaciones éticas, así como las ineficiencias, el manejo, a nivel municipal y estatal, de las ayudas por los huracanes, temblores y la pandemia, los incumplimientos de compromisos importantes tienen mucho que ver con la rebeldía, el distanciamiento y la abstención de la militancia en las colectividades, inclusive en las que aún mantienen la mayor fuerza electoral. Eso es innegable, pero hay más que eso.
Todos esos elementos matizados y elevados a la hipérbole por sectores de la prensa con sus propias agendas políticas y sociales han tenido un efecto, no determinante pero presente. En ese plan mediático orquestado fríamente para provocar la pelea de puertorriqueños contra puertorriqueños, agitar la lucha de clases, la guerra sexista y el antiamericanismo participan algunos periodistas, “artistas” y uno que otro sacerdote, “tipo común”, ambientalista o “portavoz del pueblo" barbudo, desaliñado, frustrado y fracasado.
A mi juicio, el peor de todos los factores ha sido el desafecto. Eso que siente el afiliado, el militante de alguna causa, un elector no afiliado o hasta lo que se identifica como soldado de fila. Me refiero esencialmente al ciudadano que busca unirse a un grupo o institución para defender una causa que lo motiva y entiende justa.
El desafecto es el sentimiento de olvido, desamparo, pero sobre todo la impresión de que, por meramente ganar una primaria o elección, o por mero protagonismo algunos lideres, movimientos o partidos se apartan de los principios y fundamentos que originalmente los congregó. Ese desafecto precisamente, en el escenario político, abrió espacios para lo que llaman partidos emergentes.
Hoy al revisar las aportaciones de esos nuevos estilos “no políticos” y “diferentes” de los llamados “emergentes” el desafecto con ellos es fuerte también. La decepción con los emergentes ha sido expedita. Se mostraron sin antifaz y no han podido cautivar por su evidente mediocridad. Legislación para murciélagos; creando fondos sin dinero y sugieren que se legisle lo que ya es ley y cualquier otra trivialidad que suene bien, aunque no resuelva nada. Así han sido.
En el PPD, que todo lo manejan creando un “comité o comisión” para dejarlo pendiente y no hacer nada, pues el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) fue el refugio “temporal” que algunos populares hallaron para apartarse de lo que les incomodó en el PPD. En el PNP cuya militancia es mayoritariamente moderada, pero hay un sustancial grupo conservador, pues Proyecto Dignidad fue la protección de los que reclamaban respeto a la familia tradicional, principios y valores.
Desde el 2017 hasta el 2019 la percepción de una obstinación en conceder TODO a la comunidad gay mientras TODO se le negaba o se le restringía al sector cristiano fue el cultivo que provocó la fundación y emigración de muchos estadistas al Proyecto Dignidad (PD). No se trata de pretender negarle, quitarle o no reconocerle los derechos a ningún sector. Mucho menos marginarlo o discriminarlo. Se trata de no imponer un sector sobre el otro. No es imposible respetar y reconocer a todos los sectores con igualdad. Pintar un portal multicolor en la obstinación de imponer un criterio y enviar un mensaje para luego repintarlo de blanco bajo coraje deja claro mi punto.
Proyecto Dignidad lo inscribieron los que firmaron las peticiones de inscripción, pero a esos firmantes los motivó el verdadero fundador de PD que estaba en el PNP. ¡Hoy, algunos quieren hablar en gris y eso es peor! El elector envió su mensaje en las elecciones. Fue claro, 53% la estadidad y los demás por cientos todo el mundo los conoce. ¡La estadidad cómodamente al frente y los demás parejos!
¡La vergonzosa debilidad y agonía del PPD no es, ni será la fuerza de ningún otro partido! Quien crea eso se puede llevar una sorpresa en el 2024. La estadidad ha prevalecido cómodamente en dos elecciones, 2012 y 2020 y esas no fueron las mejores votaciones para el PNP.
El talón de Aquiles de MVC y PD será su oculta agenda separatista y su evidente inconsecuencia en la Asamblea Legislativa. Su desafecto lo provoca esa sutil pero hedionda afinidad de líderes de ambos colectivos con la independencia que no pregonan ni defienden con valentía pero que se les nota cada vez más. Coquetean con estadistas y proamericanos, pero son independentistas cobardes que con tal de buscar votos son capaces de ejercer uno de los oficios más antiguo del mundo.
El desafecto de estos colectivos “emergentes” es lo inconsecuentes que han sido en aportar al mejoramiento de la calidad de vida desde la asamblea legislativa. El desafecto será, ¡el resultado de los problemas de corrupción, éticos y legales que empezando el cuatrienio los emergentes provocaron mostraron con su verdadera naturaleza!
La vinculación, la afinidad, el compromiso y lo genuino tienen que retomar el lugar que les corresponde. Ese es el remedio infalible contra el “desafecto”.
Ese ejercicio tiene que empezar por mi partido.