Cada vez más rezagado el ojo científico durante la pandemia
La editora jefe de NotiCel, Yennifer Álvarez, pasa revista sobre cómo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y la gobernadora de Puerto Rico, Wanda Vázquez, redujeron casi al mismo tiempo su comunicación con asesores científicos.
En el primer día de junio, a casi dos meses y medio desde que comenzaron las restricciones de movilidad en Estados Unidos y Puerto Rico para evitar la propagación del coronavirus, ocurrió una revelación casi simultánea: el presidente Donald Trump y la gobernadora Wanda Vázquez llevan semanas sin comunicarse con sus principales asesores de salud pública.
En una entrevista con el reconocido periodista Jim Sciutto de CNN, el doctor Anthony Faucci, director del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas y principal epidemiólogo del Gobierno de Estados Unidos, dijo que no tiene comunicación con el presidente desde el pasado 18 de mayo durante una teleconferencia con los gobernadores.
En tanto, en Puerto Rico, la gobernadora se quedó sin epidemiólogo a cargo de "liderar los esfuerzos de la Oficina de Epidemiología" del Departamento de Salud y además anunció que el "Task Force" Médico, convocado por ella, tendría un rol "menos activo".
“Puerto Rico agradece la encomiable labor que han realizado hasta el presente, y reconoce la importancia de seguir contando con su asesoramiento, conocimiento y experiencias. Gracias a su tiempo y esfuerzo, se tomaron decisiones a tiempo, como el ‘lock down’ impuesto desde marzo, que ayudó grandemente a evitar el contagio de este virus", dijo Vázquez Garced ayer en un parte de prensa.
La reducción de la frecuencia con la que ambos mandatarios conversan con sus asesores de salud pública levanta bandera sobre la responsabilidad que tiene el Estado de monitorear el desarrollo de una pandemia, a la vez que se reactiva la actividad comercial para tratar de mitigar el impacto multimillonario que ha dejado en ambas economías el toque de queda y las restricciones de las operaciones comerciales durante al menos dos meses.
A esto se le suma la alta concentración de personas registrada, en al menos 22 ciudades de Estados Unidos, desde hace una semana durante el desarrollo de protestas tras el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un policía.
Mientras, en la Isla, ayer se anunció la convocatoria de una protesta este viernes 5 de junio frente a La Fortaleza en repudio al nuevo Código Civil y las enmiendas al Código Electoral. El verano del 2019 dejó en evidencia como las estrechas calles del Viejo San Juan pueden ser escenario de una alta conglomeración de manifestantes en muy poco tiempo.
Si bien el virus es letal, el desempleo también puede serlo. Trascendió que Floyd fue despedido de su lugar de trabajo debido al cierre del negocio durante la pandemia del coronavirus. Es impredecible saber si Floyd estuviese hoy vivo si hubiese estado trabajando y no hubiese sido detenido por supuestamente tratar de pagar con un billete de $20 falso. No hay duda que el discrimen racial es inmune al COVID-19.
Aunque la reactivación comercial es necesaria, y ha ocurrido en Europa, dónde la pandemia dejó su impacto económico y miles de muertes previo a su llegada a América, lo cierto es que diversas voces científicas siguen alertando sobre la falta de precisión de los datos para determinar el comportamiento epidemiológico del COVID-19.
Que la falta de divulgación de información científica por parte del Estado no provoque un falso sentido de seguridad mientras convivimos con el COVID-19; la vacuna tomará muchos meses más, y queda por ver cómo será el acceso a esta. Ojalá que no sea tan cuesta arriba como ha sido el acceso en Puerto Rico y los Estados Unidos a las pruebas diagnósticas moleculares.