A politiquear con la salud oral
“La verdad como es”: sobre el fluoruro en el agua potable
Robert F. Kennedy Jr.: El agua con fluoruro “es neurotóxica”. FALSO
El candidato presidencial independiente Robert F. Kennedy Jr. en X (antes conocido como Twitter), hizo una afirmación sobre los efectos del fluoruro en el sistema nervioso y la propagación del uso de este componente en el agua potable. "Como presidente. Voy a ordenar a los CDC que tomen todas las medidas necesarias para eliminar el fluoruro neurotóxico del agua potable estadounidense”. De convertirse en presidente, esta determinación pudiera afectar a más de 200 millones de americanos. En 2021 se reportó que alrededor del 65% de los estadounidenses consumen agua fluorada en algún grado, aunque este número se ve afectado por el acceso a agua embotellada a la que pudiera no añadirse este producto.
Este compromiso político, y las razones para prohibir que el agua sea “fluorizada”, afecta directamente a Puerto Rico. La isla está regulada por la Ley 266 de 1998 que obliga al gobierno a implementar un proceso de fluorización del agua potable en Puerto Rico mediante el establecimiento de parámetros de cantidad y calidad a través del Departamento de Salud, y ordena a la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados a que adquiera el equipo necesario para asegurar que el proceso se lleva a cabo de manera segura.
A nivel federal, el Servicio de Salud Pública recomendó por primera vez la fluoración del agua potable en 1962. Sin embargo, la decisión de agregar fluoruro al agua dependía de los estados, y en algunos casos limitados, a ciudades que administran sus propios sistemas de agua potable. La Organización Mundial de la Salud, la Asociación Americana de Pediatría, la Asociación Americana Dental, y el Centro de Control de Enfermedades (CDC), entre muchas otras entidades dedicadas a la salud, favorecen el consumir agua “fluorizada” y lo consideran seguro para la salud.
¿De dónde surge la controversia?
En el año 2012, la Escuela de Salud Pública de Harvard y Escuela de Medicina de Mount Sinai publicaron los resultados de un compendio de otros estudios bajo el título, “Neurotoxicidad del fluoruro en el desarrollo: una revisión sistemática y un metanálisis”. Según el escrito, los resultados del análisis apoyan la “posibilidad” de efectos adversos por la exposición al fluoruro en el desarrollo neurológico de los niños, y solicitaba a la comunidad médica a profundizar en la investigación del tema. La controversia sobre los resultados de esta publicación obligó a Harvard y Mount Sinai a realizar un pronunciamiento aclarando que, “estos resultados no nos permiten emitir ningún juicio sobre los posibles niveles de riesgo en los niveles de exposición típicos de la fluoración del agua en los Estados Unidos”.
Dos años después, utilizando las conclusiones del estudio de Harvard y Mount Sinai, el autor Stefan Smyle publicó en The Lancet, un listado de los químicos que son neurotóxicos para los niños en desarrollo. En este listado se incluyó el fluoruro, colocándolo en la misma categoría que otros elementos como el plomo, el arsénico y el mercurio. El artículo publicado en el volumen 13 [# 3] de la edición de marzo de 2014 de prestigiosa revista médica no fue fundamentado en estudios científicos, sino en las conclusiones de otras publicaciones no del todo corroboradas como la de Harvard y Mount Sinai.
La publicación del año 2012 no tuvo ningún efecto sobre la clase médica. Sin embargo, una vez The Lancet publica sus conclusiones en el 2014, el efecto fue mayor. La revista The Lancet fue fundada en 1823 para orientar a los profesionales de la salud sobre avances en la medicina y se considera una de las publicaciones más respetadas por su rigor científico y compromiso con la investigación médica de alta calidad. Por tanto, una publicación en esta revista tiene un peso significativo en la comunidad médica.
La verdad es que una simple lectura de la publicación permite concluir que en el mismo no se introdujo nuevos datos sobre la neurotoxicidad del fluoruro y que en realidad llega a su conclusión citando artículos médicos anteriores sobre el fluoruro como un ejemplo de una sustancia química “potencialmente” dañina. En cambio, presenta un argumento más amplio de que todas las sustancias químicas deben considerarse neurotóxicas para los niños dada la incapacidad de la ciencia para evaluar de manera “precisa o efectiva” la neurotoxicidad para los cerebros en desarrollo de cada una de estas de manera individual.
Otro estudio que intentó sin éxito proveer más información sobre el tema fue publicado por la revista “Environmental Health Perspectives” en el 2017. El estudio apoya a los interesados en proporcionar un argumento de que el fluoruro tiene efectos cognitivos en los cerebros en desarrollo ya que demuestra una asociación entre la exposición “prenatal” al fluoruro y un coeficiente intelectual (IQ) reducido. Sin embargo, este estudio, tampoco es adecuado para compararlo con la fluoración del agua en los Estados Unidos. Esto se debe a que las parejas de madre e hijo estudiados en el 2017 estuvieron expuestas al fluoruro natural y/o al fluoruro agregado a la sal, no al que se añade en mínimas cantidades y de manera calculada agua potable. Por lo tanto, aunque se puede utilizar esta conclusión en un discurso político, no se puede utilizar para evaluar científicamente si los niveles de fluoruro en el agua potable podrían ser neurotóxico para un cerebro en desarrollo.
“La Verdad como es…”
No hay ningún estudio científico que apoye las expresiones del candidato Robert F. Kennedy Jr. Sobre los efectos tóxicos del fluoruro en el agua potable. Pr el contrario, docenas de entidades dedicadas a la salud a nivel mundial, apoyan esta práctica como medida de prevención en la salud oral.
_____________________
NOTA ACLARATORIA
NotiCel revisó las publicaciones bajo el título, “Neurotoxicidad del fluoruro en el desarrollo: una revisión sistemática y un metanálisis” de Harvard y Mount Sinai, los artículos publicados por The Lancet y The Lancet Neurology sobre el tema de la fluorización del agua, publicaciones relacionadas de la Organización Mundial de la Salud, la Asociación Americana de Pediatría, la Asociación Americana Dental, y el (CDC), la Ley 266 del 1998 y los pronunciamientos sobre este y otros temas del candidato presidencial independiente Robert F. Kennedy Jr..