A ciegas con la capacidad de los hospitales, una medida crítica para la reapertura
Lo que hasta ahora ha sido la única medida efectiva decretada por el Gobierno de Puerto Rico para frenar la propagación del COVID-19, el encierro social, tenía como meta directa mantener los contagios por debajo de lo que podía manejar la infraestructura médica, específicamente hospitalaria.
La pausa se supone serviría para robustecer ese sistema de salud en lo que hiciera falta para levantar su capacidad de respuesta y dar confianza en la flexibilización del encierro.
Pero, a más de un mes del encierro, y en la víspera de que se anuncie el inicio de su flexibilización, no hay información pública certera sobre los efectos de la pandemia en el sistema hospitalario ni cómo se ha mejorado la capacidad de ese sistema.
Científicos coinciden en que, en ausencia de data confiable por el lado de las pruebas para detectar el coronavirus, la información de utilización y capacidad del sistema hospitalario puede ser uno de los criterios complementarios para medir el impacto del nuevo virus en la Isla y para hacer proyecciones que fundamenten estrategias de reapertura social y económica. No sustituye el hacer suficientes pruebas, pero pueden ser datos complementarios valiosos.
Vea: La apertura paulatina y controlada sustentada en datos
La bióloga celular y molecular Marieli González Cotto opinó que la medida de capacidad de los hospitales puede ser parte de un plan de reapertura pero si se puede establecer objetivamente que tenemos dos o tres veces más de lo que se proyecta que se necesita para así manejar cualquier aumento súbito de casos que ocurra.
“No veo que estén diciendo una persona de tantos años entró a ventilador, y lo necesitó tanto tiempo. Esas estadísticas sí nos van a ayudar a estimar un poco mejor la necesidad de ventiladores”, expuso como ejemplo.
El demógrafo y profesor en Penn State University, Alexis Santos Lozada, estableció que “todo dato necesita una explicación” y que “cuando dicen que tienen camas (suficientes) están apostando a que esto no se salga del control y que el sistema pueda proveer… (pero) no sabemos las condiciones que tuvo la gente (hospitalizada)”.
De hecho, fuera del conteo sobre la utilización de camas de intensivo y ventiladores artificiales, ni el Departamento de Salud ni la Asociación de Hospitales han ofrecido datos que revelarían el cuadro más completo de cómo las infecciones por COVID-19 han presionado el sistema hospitalario.
NotiCel hizo una petición de esta información al secretario de Salud, Lorenzo González Feliciano, y el funcionario se comprometió a que los datos serían compartidos el pasado viernes a este diario digital, pero al momento de la publicación de esta historia no se habían recibido.
“La demografía de los muertos nos puede ayudar a nosotros a reconocer pacientes de mayor riesgo”, aceptó González Feliciano, a la vez que confirmó que el Departamento de Salud tiene acceso a esa información de parte de los hospitales.
Datos como cuántos de los infectados por coronavirus requirieron hospitalización, cuánto tiempo ocuparon camas antes de morir o recuperarse, cuántos de los hospitalizados empeoraron y requirieron cuidados intensivos, cuántos necesitaron ventiladores artificiales, por cuánto tiempo requirieron estar conectados a ventiladores, tiempo transcurrido entre el diagnóstico y la muerte o recuperación y las características demográficas de los infectados que requirieron hospitalización están totalmente ausentes de los informes públicos que el Gobierno hace sobre la pandemia.
De la misma manera, no está sobre la mesa la información de cuánto personal de enfermería especializado en cuidados intensivos tiene Puerto Rico para atender los casos que lleguen a las unidades de cuidado intensivo.
A su vez, la Asociación de Hospitales tampoco ha ofrecido estos datos aunque sí han cabildeado para que se convierta en ley la inmunidad que la gobernadora Wanda Vázquez Garced concedió de manera controvertible mediante Orden Ejecutiva la semana pasada a todas las instituciones y personal médico que atienden la pandemia.
Después de iniciada la emergencia por la pandemia en la Isla, los hospitales también cesantearon personal médico y no están haciendo pruebas para detectar el COVID-19 en pacientes que mueren en sus instalaciones.
Incluso, el "Task Force" médico sobre COVID-19 sometió el sábado a La Fortaleza sus recomendaciones para reabrir la economía dando por sentado que el encierro que comenzó la noche del 15 de marzo ayudó a mejorar el sistema hospitalario, pero sin divulgar cuáles fueron esas supuestas mejorías.
“La meta de un sistema de salud preparado nos permite poder manejar al número de personas infectadas que requerirán servicios hospitalarios, cuidado intensivo y ventiladores y así prevenir el aumento en la letalidad de la enfermedad causado por deficiencias del sistema de salud”, se concluye en el documento sin detallar ninguno de los distintos elementos de esa aseveración.
Más directo aún, la recomendación de reapertura está basada en mantener el nivel de contagio por debajo de un 10 por ciento, sin explicación de cómo ese porcentaje de contagio tiene o no que ver con la capacidad del sistema hospitalario.
En ausencia de detalles, hay iniciativas privadas y académicas que usan los datos disponibles (camas y ventiladores) para llevar tracto y modelar de alguna manera el efecto de la pandemia en el sistema hospitalario.
Por ejemplo, el Institute for Health Metrics and Evaluation de la Universidad de Washington, que no se actualiza a diario, registró la semana pasada que han pasado 16 días desde el momento de mayor utilización de recursos hospitalarios en la Isla. Ese modelo también establece que a partir del 4 de mayo se podrían comenzar a flexibilizar las condiciones del encierro.
Además, el Puerto Rico COVID-19 Dashboard preparado por el estudiante graduado Danilo T. Pérez, muestra datos de la semana pasada con trayectoria diaria de hospitalizaciones, hospitalizaciones en cuidado intensivo y uso de ventiladores.
La entidad Global Health Intelligence también ofreció datos sobre el sistema hospitalario de Puerto Rico en su panorámica de cuán preparados estaban los hospitales de Latinoamérica para el COVID-19.
Resalta que las 11,504 camas en los 63 hospitales de la Isla presentados en el estudio implican 3.60 camas por cada 1,000 personas, el número mayor de los países incluidos. Pero Puerto Rico está en la posición quinta de los ocho países incluidos en cuanto a cantidad de ventiladores por cada 1,000 personas.