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Música

Desaparecen los villancicos del cancionero popular

Conocedores coinciden en que hay una ausencia de educación musical que ha afectado esa tradición navideña

Ya es común que los puertorriqueños prefieran escuchar en los días navideños música relacionada con la época, desde las canciones alegres y jocosas hasta los villancicos de contenido religioso y cultural.

Sin embargo, las canciones alegres y jocosas que escuchamos en estos días, que a veces no tienen nada que ver con la Navidad, siguen teniendo difusión en radio y otros medios, pero en los últimos años la presencia de villancicos en el cancionero popular ha disminuido considerablemente.

La definición básica de villancico, de acuerdo con la Real Academia Española es: “Canción popular, principalmente de asunto religioso, que se canta en Navidad”. En la época medieval eran cantos que se originaron en las villas españolas por lo que la tradición era de esperarse que fuera traída a las colonias españolas del Caribe en la época de la conquista y colonización.

En sus orígenes no necesariamente tenían letra religiosa, pero luego se cantaron en las iglesias y comenzaron a relacionarse con la Navidad. Aunque la tradición llegó a Puerto Rico a través de España, fue en el siglo 20 cuando muchos villancicos fueron creados y popularizados a nivel popular porque varios compositores boricuas comenzaron a producir villancicos que alcanzaron popularidad a nivel nacional gracias a la radio y los desarrollos discográficos de entonces.

Luego en los años 60 la llegada de las tunas impulsó más el alcance de estos cantos. De esa época hemos recibido joyas del género como el “Villancico yaucano” (Amaury Veray), “Noche de Navidad” (Rafael Hernández) y “Casitas de la montaña” (Rafael Hernández), entre otros. De igual manera, se popularizaron villancicos internacionales como “Noche de paz”, “El pequeño tamborilero”, “La virgen lava pañales” y “Los peces en el río”, entre otros.

Pero ¿por qué ya no son tan populares como antes?

“Creo que tiene que ver con la educación. La educación musical en la escuela pública ha sido bien inconsistente. Recuerdo que cuando era niño en las escuelas se nos motivaba a cantar y a aprendernos esas canciones. Según van pasando generaciones va cambiando eso porque no hay esa cultura de educación, quizás se entiende que la música es un solo un entretenimiento”, opinó el profesor Carlos Rivera, director del Coro de la Universidad de Puerto Rico en Carolina.

Con Rivera coincidió el profesor Edgar Vélez Montes, director de la Coral Universitaria y de la agrupación Chorium, ambos del Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico (RUM).

“La tragedia nuestra está relacionada con nuestra situación política y la tendencia de mirar siempre hacia el Norte. En Estados Unidos la cuestión comercial es la orden. Pero en otros lugares del mundo todavía se cultivan los villancicos, por ejemplo, en España y en México”, manifestó Vélez Montes.

“Nuestros gobiernos han destruido la educación musical principalmente en las escuelas públicas, sobre todo en los grados primarios. Se eliminaron los programas de música; se eliminaron los coros en las escuelas. Eso se murió. Eso abona al hecho de que haya desparecido este género. Los estudiantes que interesan cantar tienen que ir a escuelas especializadas”, lamentó.

Vélez Montes, quien también dirige el Departamento de Banda y Orquesta, adscrito al Decanato de Estudiantes del RUM, dramatizó con un ejemplo la situación actual de ese género musical.

“Un estudiante me preguntó el año pasado qué era un villancico. Tuve que explicarle. Es una pena que cada vez se pierde más. Dentro de varios años no se va a hablar de villancicos en las casas”, expresó.

El hecho de que los villancicos se relacionen más con cánticos religiosos pudiera ser otra razón para su olvido.

“En el contexto religioso sí escuchamos muchos villancicos porque están atados al nacimiento de Dios. Los villancicos relatan esa historia, que se puede hacer de distinta manera. Esos villancicos tradicionales se arraigan en la cultura y se pasan como tradición oral”, dijo Rivera.

Pero Vélez Montes entiende que “ahora es un arma en contra (de su difusión) porque la gente piensa que es música de iglesia”.

Los coros y tunas intentan preservarlos

Los diversos tipos de coros y tunas son los que principalmente se han encargado de mantener vivos los villancicos tanto en las iglesias como en las tarimas artísticas.

“Nuestro trabajo es de educación. Por eso, incluimos villancicos tradicionales, pero también hacemos arreglos corales de nuevos villancicos. En las universidades tratamos de preservar eso”, indicó Rivera, quien también dicta cursos de música popular en la UPR-Carolina.

“Pero tenemos que actualizar esa música. No podemos cantar ‘Alegría, Alegría’ con un arreglo del siglo 19 porque no va a ser pertinente. Hay que actualizar esa tradición a las generaciones nuevas”, agregó el director coral de la UPR-Carolina.

“Trato de incluir cosas nuevas, no necesariamente los mismos de siempre”, dijo, por su parte Vélez Montes. “En el caso de ‘Hacia Belén se encamina’ le hice un arreglo bien diferente y gustó mucho”.

En el caso de la Tuna de la Universidad de Puerto Rico interpretar villancicos en Navidad es parte integral de su función.

“Es que es parte de nuestra identidad cultural. En la tuna inclusive escribimos villancicos. Es parte de nuestras tradiciones como pueblo y de nosotros como tunos”, afirmó Edithmarie Claudio, directora de la tuna más antigua de Puerto Rico.

“Lo que pasa es que si seguimos imitando lo exterior se pierde la esencia de lo que tenemos en las Navidades. Pero no se ha perdido del todo. Tuvimos recientemente un encuentro de tunas precisamente sobre villancicos”, dijo al referirse al “Encuentro de villancicos y canciones de Navidad”, un concierto virtual organizado por una organización denominada Tunas Estudiantinas de Chile en el que cada tuna interpretó villancicos de sus respectivos países.

Sin embargo, Claudio admitió que con más educación musical, este género musical no tendría tantos obstáculos como enfrenta hoy. “No debemos pensar que es solo de corte religioso. Tampoco se debe entender que es música para niños, aunque los niños se sientan atraídos por estas canciones. Tenemos una riqueza general de autores puertorriqueños que no se acaba. Eso se ve un poco nublado por la competencia de otros géneros musicales”, explicó.

La directora de la tuna mostró esperanza con la nueva generación de estudiantes universitarios que han mostrado interés por la música puertorriqueña en general.

“Hay una nueva generación que quiere proteger este tipo de repertorio. Esta generación que estoy dirigiendo en la tuna tiene esa chispa de recuperar y proteger esa música. Me parece muy bueno. Queremos que se amplíe”, aseguró.

Pero ¿qué ha pasado con los compositores?

“Hubo esos esfuerzos de compositores como Amaury Veray, Héctor Campos Parsi, Rafael Hernández, que son de mediados del siglo 20 pero ha habido algunos compositores más contemporáneos que han escrito nuevos. Raymond Torres Santos ha hecho arreglos nuevos también, por ejemplo. Lo que pasa con esta música es lo que pasa con la música infantil en general: siempre va a estar minimizada u opacada por la música popular”, dijo Rivera.

Sin embargo, Vélez Montes cree que “según se van muriendo los compositores van desapareciendo (los villancicos). Una de las características es que es expresión del pueblo. No se está recogiendo eso. Lo que hay son arreglistas que cogen villancicos viejos y les hacen nuevos arreglos”.

El director de los coros del RUM relacionó la falta de educación con el desconocimiento de compositores que han hecho trabajos en ese género y mencionó el ejemplo del aguadillano Pablo Fernández Badillo, cuyas composiciones casi nadie conoce.

Sin embargo, ha habido compositores en la Isla que han trabajado algunos villancicos aunque han sido pocos en sus respectivas obras. De hecho, algunos han sido grabados en los últimos años. Por ejemplo: Papo Gely (“Gloria” y “El ángel y los pastores”, entre otros), Cali Rivera (“Dulce Navidad”) y Nena Rivera (“Anunciación”).

Los medios de comunicación tampoco ayudan

Es unánime entre los entrevistados que los medios de comunicación, particularmente la radio, ha olvidado la difusión de villancicos, en comparación con la difusión de hace 30 años o más.

“En radio no va a escuchar nada. Si acaso alguno muy conocido con un nuevo arreglo”, soltó Vélez Montes.

“Pero (la música) no deja de ser un negocio, el aspecto comercial pesa mucho”, opinó Rivera. “Podemos hacer un balance entre la música popular y este tipo de música para preservar los villancicos”.

De hecho, ya en el año 2014, el director de la Fundación Nacional para la Cultura Popular, Javier Santiago, había adelantado la desaparición de los villancicos en la radio de Puerto Rico.

“Lo que pasa es que si no se anuncia, no se vende. O sea, si no le dan difusión en las ondas radiales, no te enteras. La radio no le está dando difusión a los villancicos, pero es que no le están dando difusión a nada prácticamente en Navidad. Por lo general, las emisoras comerciales lo que hacen es que se van con los popurrís tipo ‘Bombazo Navideño’, que es para que usted lo ponga, tenga la fiesta y no tengas que cambiar discos. Es un poco triste que así esté sucediendo, pero no le estamos dando paso a eso (villancicos)“, dijo en una entrevista por Radio Universidad de Puerto Rico en ese entonces.

Aún así, Santiago entiende que hay esperanza mientras existan artistas que se atrevan a grabar villancicos a pesar de la poca o nula difusión radial. Mencionó artistas como Danny Rivera y el colectivo Haciendo Punto en Otro Son, y a cantantes cristianos como Quique López, Lourdes Toledo, Samuel Hernández, René González, Héctor “Perucho” Rivera y Roberto Orellana, entre otros. “Creo que en los últimos 15 años los intérpretes de música cristiana han hecho grandes obras”, opinó.

Ahora solo queda por verse si la internet y sus redes sociales o las aplicaciones de “streaming” de música serán aliados o nuevos enemigos.

Como principales temas de interés tiene a los deportes, la radio y la música tropical. Posee estudios académicos de bachillerato y maestría en periodismo de la UPR Río Piedras. Autor del libro “Fundamentos del periodismo deportivo”.