A poco más de una semana de que la Junta de Control Fiscal (JCF) certificara el plan fiscal para Puerto Rico y un día antes del paro nacional convocado por diversas organizaciones de trabajadores, la ciudad de Detroit fue liberada del control de la junta fiscal a la que estuvo sometida por cinco años.

La ciudad recuperó hoy el control de sus finanzas, publicó el Detroit News. La decisión de la junta fiscal que supervisaba a Detroit fue por unanimidad más de tres años despues de que la ciudad emergiera de la bancarrota municipal más sonada en la historia de Estados Unidos.

La ciudad de Detroit declaró el 18 de julio de 2013 la mayor bancarrota municipal de la historia estadounidense tras ser incapaz de mantener una decada de deuda creciente y población menguante en medio de la profunda crisis industrial que atraviesa.

Kevin Orr, nombrado por el estado de Michigan como el gestor externo de la ciudad, fue el encargado de solicitar la protección por quiebra bajo el capítulo 9 de la ley de bancarrotas de Estados Unidos.

La capital del motor llevaba en caída libre desde los noventa y, tras nefastas gestiones de alcaldes, a lo que se sumó la crisis financiera de 2008, terminó por condenarse a la suspensión de pagos a una ciudad que fue el símbolo del poder industrial estadounidense.

La ciudad había perdido un 60% de su población desde los años cincuenta, hasta en entorno de los 700,000 habitantes, mientras que solo entre 2000 y 2010 experimentó una salida de un cuarto de sus habitantes, con partes convertidas en barrios fantasmas.

Además de la caída de contribuyentes y de ingresos, el desempleo, la salida de negocios y empresas ha provocado que las arcas de la ciudad no puedan ingresar lo suficiente para mantener sus compromisos y los gastos de servicios públicos.

'Hoy es un gran día', dijo Ron Leix, portavoz del Departamento de hacienda de Michigan.

Detroit terminó el año fiscal 2017 con un superávit de $53.8 millones en los fondos de operaciones y con ingresos superando gastos por $108.6 millones.

La ley estatal requiere que la junta supervisora se reúna anualmente para determinar si Detroit puede continuar manejándose a sí misma.

'Cuando se cumplan 10 años consecutivos de que la junta certifique la ciudad, entonces la junta se disolverá', dijo Leix.

Por su parte, el alcalde Mike Duggan, celebró que 'Detroit es una ciudad con gobierno propio nuevamente'.