EU restringe visados a altos cargos chinos por internados de asimilación en el Tíbet
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, denunció en un comunicado "la asimilación forzada de más de un millón de niños tibetanos en internados" administrados por el Gobierno chino.
WASHINGTON — Estados Unidos anunció este martes que ha prohibido la entrada al país a altos cargos del Gobierno chino por las políticas de asimilación de niños tibetanos en internados, aunque no detalló la identidad de los sancionados.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, denunció en un comunicado "la asimilación forzada de más de un millón de niños tibetanos en internados" administrados por el Gobierno chino.
"Estas políticas coercitivas buscan eliminar las distintas tradiciones lingüísticas, culturales y religiosas del Tíbet entre las generaciones más jóvenes de tibetanos", reprochó el jefe de la diplomacia estadounidense.
Blinken instó a Pekín a que ponga fin a "la coerción de niños tibetanos" y a las "políticas represivas de asimilación", tanto dentro del Tíbet como en otras partes del territorio chino.
Estas nuevas sanciones contra funcionarios chinos se dan a conocer dos meses después de que el secretario de Estado viajara a Pekín para intentar apaciguar la tensión entre ambas potencias.
El Tíbet está controlado por China desde que en 1951 Pekín desplegó allí sus tropas para una "liberación pacífica".
El régimen comunista insiste en que su llegada frenó rebeliones encaminadas a "preservar un bárbaro sistema feudal y de servidumbre" y que en estos años ha logrado mejorar el nivel de vida de los ciudadanos gracias a sus inversiones.
Relatores de Naciones Unidas han advertido de que algunos programas, presentados como voluntarios, se utilizan para "controlar y adoctrinar políticamente a los tibetanos", incluso con la apertura de centros de formación en los que no se les permite usar su lengua y se les anima a no expresar su identidad religiosa.
En torno a 150.000 tibetanos viven en el exilio, muchos de ellos en Dharamshala (India), después de que el dalai lama se marchara allí en 1959, tras ocho años de convivencia con las fuerzas maoístas.