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Difícil la identificación de cadáveres en Turquía

La mayor parte de las víctimas sin identificar, alrededor de 1,500, se hallan en la provincia de Hatay.

Vista general de un cementerio para las víctimas del terremoto en Hatay, Turquía, el pasado 3 de marzo.
Foto: SEDAT SUNA

Más de un mes después de los terremotos que devastaron el sureste de Turquía, las autoridades de este país siguen trabajando para identificar a unos 2,500 cadáveres, ha estimado este viernes el forense turco Ahmet Hilal.

El número de cuerpos aún sin identificar se situaba en torno a las 2,500 la semana pasada, pero gracias a las pruebas de ADN, esta cifra va disminuyendo cada día, explicó Hilal a la cadena NTV.

Detalló que la mayor parte de las víctimas sin identificar, alrededor de 1,500, se hallan en la provincia de Hatay, la más afectada por los temblores, donde la ciudad de Antioquía quedó prácticamente destruida por completo.

En muchos lugares, los equipos de rescate tomaron muestras de los cadáveres que no podían ser identificados de inmediato, ya fuese sangre o, si eso no era posible, trozos de tejido, huesos o dientes, antes de enterrar los cuerpos, para luego poder compararlo con el ADN de quienes buscaran a un miembro de la familia desaparecido, manifestó Hilal.

Hubo casos, aunque pocos, en los que se enterraron víctimas sin antes tomar una muestra, y entonces se hace necesario volver a abrir la tumba, añadió.

Según el forense, solo en la provincia de Kahramanmaras, la segunda más afectada por los sismos, se dieron 425 casos en los que hubo que volver a abrir una tumba. También ha ocurrido en varias ocasiones que se enterró a un muerto bajo una identidad equivocada.

"Alguien identifica a un cadáver como un miembro de la familia, dice por ejemplo que es su madre y se entierra como tal, pero más tarde ve que debajo de los escombros encuentran el cuerpo de su madre, y hay que abrir la tumba para volver a enterrar a la primera persona en un cementerio para desconocidos; eso ocurre", abundó el experto.

Según datos oficiales, los sismos han dejado cerca de 47,000 muertos en once provincias turcas que van desde Diyarbakir, en la zona kurda de Anatolia, hasta Hatay y Adana, en el Mediterráneo.

Unos 230,000 edificios han quedado destruidos o tan dañados que deben ser demolidos de inmediato.

En muchas zonas, como Antioquía, la retirada de los cascotes apenas está comenzando, por lo que se ignora si el balance de muertos aún puede subir de forma significativa.