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El Caribe anglófono termina 2022 con apuros económicos y mucha violencia

Los países caribeños vieron sus economías lastradas por la inflación provocada por la guerra en Ucrania.

Vista de billetes de dólares, en una fotografía de archivo.
Foto: Sebastiao Moreira

Gran parte de los países del Caribe anglófono culminan 2022 con economías en apuros, altos niveles de criminalidad y aún recuperándose de los efectos de la pandemia de la covid-19, que durante dos años afectó severamente a la región.

Aunque las fronteras reabrieron este año, tras ser clausuradas por la pandemia, y se volvió poco a poco a la normalidad, los países caribeños vieron sus economías lastradas por la inflación provocada por la guerra en Ucrania, debido a que son mayoritariamente importadores netos de alimentos y combustible.

En Bahamas, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU estimó que la pandemia provocó pérdidas de 9,500 millones de dólares, así como la merma de decenas de miles de empleos y efectos a largo plazo en el sector turístico.

Pese a que 2022 arrancó con algunas señales esperanzadoras en la recuperación económica, luego de que se viviera la peor recesión en más de un siglo, los expertos auguran que eliminar las cicatrices de esta crisis tomará tiempo y esfuerzo.

La pobreza y la desigualdad social y económica aumentó y solamente el sector laboral se recuperó parcialmente, mientras que los esfuerzos gubernamentales para mitigar los efectos de la pandemia llevaron a un aumento de la deuda pública y de los desequilibrios macroeconómicos.

En julio pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que las economías caribeñas que dependen del turismo continuarán recuperándose, pero más lentamente de lo anticipado.

De acuerdo con el FMI, algunos de los países que dependen del turismo como Bahamas, Jamaica, Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas y San Cristóbal y Nieves registraron un crecimiento económico del 7.8%, después de que en el punto álgido de la pandemia sufrieran una caída del 14.7%.

Por su parte, Surinam anunció este año que quiere renegociar su programa con el FMI, ante la presión de sus acreedores de que solo discutirán la reestructuración de la millonaria deuda del país una vez llegue a un acuerdo de reforma económica.

Otro país que ha recurrido al FMI es Barbados, que a principios de diciembre llegó a un acuerdo de 113 millones de dólares en el marco del Servicio Ampliado del Fondo y de 189 millones con el Servicio de Resiliencia y Sostenibilidad.

Al margen de la economía, la otra gran preocupación en el Caribe en 2022 fue la violencia, con Jamaica, Trinidad y Tobago y Bahamas a la cabeza de los países regionales con la mayor actividad criminal durante el año.

En el caso de Jamaica, el Gobierno tuvo que recurrir nuevamente a imponer estados de emergencias, debido a los 1,422 asesinatos reportados hasta mediados de diciembre, sobrepasando los 1,409 de todo 2021.

La escalada en Trinidad y Tobago fue aun mayor. El país registró casi 600 asesinatos en 2022, en comparación con los 448 reportados el año anterior.