Cientos de ucranianos gitanos, varados en la estación central de Praga
La situación se produce ante la negativa de las autoridades locales de alojarlos en centros formales de acogida.
Cientos de refugiados ucranianos de etnia gitana, en su mayoría mujeres con hijos y algunos con nacionalidad húngara, se encuentran varados desde hace semanas en la estación central de Praga ante la negativa de las autoridades locales de alojarlos en centros formales de acogida.
"De los 300 gitanos de hace unas semanas pasamos a unos 500, y puede seguir aumentando", explica a Efe Jakub Chromy, gerente de crisis de la organización humanitaria local OPU, que trata de aliviar la situación para estas personas.
La República Checa alega que personas con doble nacionalidad ucraniana y comunitaria (por ejemplo, húngara) no pueden recibir la misma ayuda que los demás refugiados de guerra.
Hasta ahora, el país de 10,6 millones de habitantes ha emitido unos 340.000 visados especiales a refugiados, lo que incluye la posibilidad de trabajar y recibir asistencia médica.
LARGAS ESPERAS Y CONTROLES
Sin embargo, para muchos refugiados gitanos el procedimiento es diferente y más lento, critican las ONG locales, lo que les obliga a esperar unos diez días en la propia estación o en un cercano asentamiento de tiendas de campaña.
Durante ese período estos refugiados son sometidos a un exhaustivo control de datos en diferentes registros para averiguar su historial y su procedencia.
Liza es de Dnipró, la cuarta ciudad más poblada de Ucrania en el este del país, y llegó esta semana a Praga tras un viaje de 12 días.
Lleva en la Estación Central una semana y, tras acreditar que no tiene doble nacionalidad, consiguió finalmente el visado especial, lo que le permitirá quedarse en el país y buscar trabajo.
"Mi marido está luchando en los alrededores de Kiev. Ahora quiero trabajar", cuenta en declaraciones a Efe.
MALVIVIR EN LA ESTACIÓN DE TRENES
Mientras los refugiados romaníes están a la espera del veredicto de las autoridades checas, la mayoría malvive en la estación.
Allí han habilitado una sala con catres para mujeres y niños, aunque no hay sitio para todas y muchas deben pernoctar en los pasillos del edificio, o en un convoy especial para 200 personas.
"Empieza a haber problemas de comida, ya que el centro de acogida dejó de enviar víveres, y deben suministrarlos las ONG que hacen colectas para recoger alimentos", asegura Chromy.
"Tratamos de ver lugares aceptables de vivienda en coordinación con los gobiernos locales, pero no quieren en su territorio un campamento lleno de gitanos", añade el voluntario.
Mientras, el ministro checo de Interior, Vit Rakusan, ha solicitado al gobierno húngaro más colaboración para que se haga cargo de los refugiados ucranianos que tienen también la nacionalidad magiar.
Además, ha pedido a las autoridades ucranianas que revisen a las personas que salen del país, para evitar posibles abusos en la República Checa.
Según las autoridades checas, existen sospechas de que algunas de estas personas llegan a Praga, consiguen la ayuda financiera inicial de 200 euros y luego regresan nuevamente a Ucrania.
El secretariado de Estado de Comunicación y Relaciones Internacionales de Hungría aseguró a Efe por correo electrónico que el Gobierno magiar "hace todo lo posible por la paz y ayuda a los refugiados que llegan de Ucrania".
"Hungría atiende a todos aquellos que piden ayuda estatal huyendo de la guerra ruso-ucraniana. Los refugiados que permanecen en Hungría reciben alojamiento, provisiones, ayuda para encontrar empleo y descuentos en el transporte público", concluye.