La guerra en Ucrania podría aumentar el tráfico de armas en Europa
Ucrania armó a su población civil para repeler mejor el ataque ruso
Frontex, la agencia europea de fronteras, considera que la guerra en Ucrania, un país de 44 millones de personas que ha armado a su población civil para resistir a la invasión de Rusia, puede elevar el tráfico de armas hacia la Unión Europea "para alimentar la criminalidad y el eventualmente el terrorismo".
"El tráfico de armas, efectivamente, es algo que vamos a vigilar de manera aún más fuerte. Existe el riesgo que vengan armas de Ucrania hacia la Unión Europea, quizá ligado a tráfico criminal para alimentar la criminalidad y el eventualmente terrorismo en la UE", declaró en una entrevista con Efe el director ejecutivo de la agencia, Fabrice Leggeri.
Los agentes de Frontex, organismo con sede en Varsovia que actualmente cuenta con unos 850 empleados de oficina y unos 2,000 guardias sobre el terreno, están "muy atentos a nuevas rutas de circulación de armas que pudieran desarrollarse como consecuencia de la nueva situación en Ucrania".
"También se puede pensar que circulen con destino a Ucrania para armar la resistencia ucraniana y la población que decida tomar las armas para luchar contra la invasión", agrega Leggeri.
El tráfico de armas hacia la UE "es importante en la región de los Balcanes", reconoce el alto funcionario europeo, que agrega que también se persiguen en la zona otras formas de criminalidad como el tráfico de drogas o de coches robados.
Amenaza híbrida
Los flujos migratorios responden a distintas causas, pero existe una forma de emplear a los migrantes como arma para ejercer presión política que en la doctrina militar se incluye en la categoría de "amenaza híbrida".
El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, ha recurrido a esa forma de presión contra la UE "a partir de la primavera de 2020", lanzando miles de inmigrantes contra las fronteras de Letonia, Lituania y, sobre todo, Polonia, donde se registró una "fuerte tensión que llegó a convertirse en tensión militar", dice Leggeri.
"Bielorrusia ha utilizado los flujos migratorios como una forma de presión, como una amenaza híbrida (...) y ha provocado la llegada de más de 10,000 inmigrantes que atravesaron irregularmente la frontera", señala el director de Frontex.
Sin embargo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, no ha recurrido a esa táctica desde que inició la invasión de Ucrania hace poco más de una semana.
"Actualmente no tenemos ningún indicio de que Rusia utilice los refugiados como arma de guerra o como amenaza híbrida contra la Unión Europea. La situación es que desgraciadamente hay un conflicto y gente que huye para protegerse", dice.
Esos refugiados ucranianos, que rondan el millón de personas y ahora se concentran sobre todo en Polonia, tendrán protección en la Unión Europea.
Los Veintisiete han activado una directiva de 2001 aprobada después de las guerras de los Balcanes tras la desintegración de Yugoslavia y que hasta ahora nunca se había utilizado.
Se facilitará a las personas que hayan huido de Ucrania, sea cual sea el Estado miembro donde se encuentren, un permiso de residencia, acceso al mercado laboral y a la vivienda y asistencia médica y social.
Frontex, que está desplegando 150 agentes adicionales en la frontera de Rumanía con Ucrania a petición de Bucarest, asiste en ese flujo a nivel técnico, facilitando los registros correspondientes de los refugiados con el objetivo de "hacer entrar rápidamente a los ucranianos" que huyen de la guerra.
Los civiles que escapan de las bombas se encuentran al llegar con un uniforme europeo, pues los guardias de fronteras de Frontex son los únicos servidores públicos de la Unión Europea que disponen de uno, de color azul.
"Es la primera vez en la historia de la Unión Europea y es algo que, desgraciadamente, no se conoce mucho porque empezamos a desplegar el Cuerpo Europeo de Fronteras durante la pandemia", indica Leggeri.
El director ejecutivo de Frontex, agencia que tiene programado llegar a 10,000 efectivos en 2027, compara la "cooperación muy estrecha" en el control de fronteras entre las autoridades nacionales y las comunitarias con una moneda de un euro: el distintivo del Estado miembro en el que se ha acuñado por una cara y por la otra un emblema de la Unión Europea común a los Veintisiete.
"Hay una parte del cuerpo de fronteras que lleva el uniforme europeo y otra que lleva el uniforme nacional, pero con el brazalete europeo. Creo que es un símbolo muy fuerte que muestra que estamos unidos, muy cerca", concluye Leggeri.