Estados Unidos retira el 20 % de sus tropas de Afganistán pese al pico de violencia
Ya se han entregado cinco instalaciones militares a las fuerzas de seguridad afganas, informó este martes el Pentágono.
WASHINGTON - Pese al aumento de la violencia y el miedo a un colapso del Gobierno de Kabul, Estados Unidos ha retirado el 20 % de sus tropas de Afganistán y entregado cinco instalaciones militares a las fuerzas de seguridad afganas, informó este martes el Pentágono.
En concreto, ya han salido del país asiático entre el 13 y el 20 % de los efectivos estadounidenses, indicó el Pentágono, que no ofrece cifras concretas por razones de seguridad.
También ha habido progresos en el traslado de equipo castrense: en concreto se ha sacado del país una cantidad de material equivalente a la que pueden transportar 115 aviones militares C-17, es decir, unas 8.300 toneladas.
Además, unas 5.000 piezas de equipamiento serán destruidas.
Esas nuevas cifras sobre el progreso en el repliegue se dan a conocer en un momento en que los talibanes y el Gobierno afgano han retomado las hostilidades después de tres días de tregua con motivo del Eid al Fitr, la fiesta que pone fin al mes de ayuno musulmán de Ramadán.
Los talibanes lanzaron una ofensiva simultánea en varias provincias de Afganistán después de que a finales de abril comenzara la retirada de las fuerzas de la OTAN y de EE.UU., que planean concluir su repliegue antes del vigésimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre.
Hasta ahora, el aumento de la violencia no ha modificado los planes del presidente estadounidense, Joe Biden, aunque sus correligionarios demócratas y la oposición republicana volvieron a expresar este martes preocupación por la posibilidad de que el Gobierno afgano colapse.
LOS FANTASMAS DE LAS GUERRAS PASADAS
En una audiencia en el comité de Exteriores de la Cámara Baja, tanto el republicano Michael McCaul como el demócrata Gerry Connolly compararon la retirada de Afganistán con la caída de Saigón (actual Ho Chi Minh) que marcó la anexión de Vietnam del Sur al régimen comunista del norte.
"Como hicimos con Vietnam, estamos dejando atrás a miles de afganos que confiaron en nosotros para darles seguridad", lamentó Connolly.
Otros legisladores argumentaron que el repliegue de Afganistán podría ser similar al de Irak, de donde las tropas estadounidenses salieron oficialmente en 2011, pero tuvieron que volver tres años después para liderar una coalición internacional contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI).
En respuesta, el representante especial de EE.UU. para la reconciliación afgana, Zalmay Khalilzad, intentó calmar los ánimos y aseguró que los talibanes han hecho "un buen trabajo" para mantener a raya al EI, con el que los insurgentes afganos mantienen un enfrentamiento desde que apareciera por primera vez en el país en 2015.
"No vemos que exista una solución militar a la guerra en Afganistán. Esta es una guerra diferente a la que vivieron los iraquíes", señaló Khalilzad, quien fue embajador de EE.UU. en Afganistán (2003-2005) e Irak (2005-2007) y, en su momento, se opuso a la retirada de tropas de territorio iraquí.
En esta ocasión, sin embargo, aseguró que la salida de Afganistán "es la mejor opción disponible dadas las circunstancias".
DEFENSA DEL "PROGRESO SUSTANTIVO" DE LOS TALIBANES
Khalilzad, musulmán y de origen afgano, lleva desde 2018 negociando con los talibanes la retirada de las tropas estadounidenses y ha tratado también de mediar en el diálogo entre los insurgentes y el Gobierno afgano, que no ha dado ningún fruto desde que comenzara hace ocho meses.
Paradójicamente, ante la preocupación de los legisladores, Khalilzad asumió el sorprendente papel de defensor de los talibanes, enemigos mortales de Washington durante más de dos décadas.
"Los talibanes han hecho progresos sustanciales en los compromisos que suscribimos con ellos", dijo Khalilzad.
En concreto, explicó que los insurgentes no han dado refugio a otros grupos terroristas y no han atentado contra las fuerzas estadounidenses, tal y como se comprometieron en el acuerdo suscrito en Doha en febrero de 2020 con el Gobierno del entonces presidente estadounidense, Donald Trump.
Ese acuerdo ha servido de base a Biden para acabar con la guerra en Afganistán, la más larga de la historia de EE.UU.
Comenzó en octubre de 2001 con la misión de dar caza al líder de Al Qaeda Osama Bin Laden -el "cerebro" de los atentados del 11 de septiembre de ese año y que falleció en una operación de EE.UU. en Pakistán en 2011- y castigar a los talibanes que le habían dado refugio.
La guerra ha arrebatado la vida a entre 35.000 y 40.000 civiles afganos y unos 2.300 soldados estadounidenses, según un proyecto de investigación de la universidad Brown en Rhode Island.