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Un nuevo incidente policial empañó el veredicto por el caso de George Floyd

Un policía en Ohio mató ayer a una adolescente negra, 30 minutos antes de que se declarara culpable a Derek Chauvin

Merrick Garland, fiscal general de Estados Unidos, anunció que el Departamento de Justicia abrió una investigación civil para determinar si la Policía de Mineápolis tiene un patrón o prácticas policiales que son inconstitucionales o ilegales.
Foto: EFE

La muerte de una adolescente negra a causa de los disparos hechos por un policía en Columbus (Ohio) ha empañado el veredicto de culpabilidad contra el exagente Derek Chauvin por el fallecimiento de George Floyd en mayo.

Este miércoles decenas de personas se acercaron a la esquina donde Floyd murió asfixiado, en el sur de Mineápolis (Minnesota), para mostrar sus respetos y gritar su nombre al cielo después del ingreso en prisión de su verdugo.

Las caras de alivio de unos contrastaban con las lágrimas de otros, pero la sensación general era de que "por fin" se había conseguido justicia en el caso de Floyd.

La lucha continúa

Una las presentes en el lugar fue Debby Pope, una maestra a punto de jubilarse que viajó esta semana desde la ciudad de Chicago a Minnesota para vivir en primera persona el veredicto contra Chauvin y mostrar su apoyo a la comunidad negra.

"No tengo ninguna duda de que él es culpable, pero muchos otros lo son y tenemos que continuar la lucha para tener justicia no solo ante esta situación en Mineápolis, sino también ante otras situaciones alrededor del país", apuntó a Efe Pope, una mujer blanca de 63 años.

La profesora iba acompañada de un grupo de educadores que explicaron que las diferencias socio-económicas entre las razas en EE.UU. son uno los principales problemas que, a su parecer, enfrenta el país en estos momentos y a lo largo de su historia.

Otra muerte a manos de la Policía

Precisamente, la Casa Blanca se refirió este miércoles a esas "otras situaciones" en EE.UU., en concreto a la muerte a manos de un policía de una joven negra de 16 años, Ma’Khia Bryant, en Ohio.

Según la versión policial, un agente disparó contra Bryant cuando la adolescente aparentemente amenazaba con un cuchillo a otras dos menores de edad, lo que se puede apreciar en las imágenes de la cámara corporal del policía implicado.

Este suceso ocurrió 30 minutos antes de que se diera a conocer el martes el veredicto del jurado en el caso de Floyd.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo este miércoles que el asesinato de Bryant fue "trágico" porque se trataba de "una niña".

"Estamos pensando en sus amigos y familiares y en las comunidades que están sufriendo su pérdida", agregó Psaki en su rueda de prensa diaria.

Este episodio se suma a los dos registrados en las últimas semanas que terminaron con la muerte a disparos de dos jóvenes de minorías raciales en Estados Unidos: Daunte Wright, de 20 años, que murió en Brooklyn Center (Minesota) y Adam Toledo, de 13 años, en Chicago.

Bajo lupa las prácticas policiales

La respuesta inmediata de la Administración de Biden ha sido la apertura de una investigación exhaustiva este mismo miércoles sobre la legalidad de las prácticas de la Policía de Mineápolis, ahora en el punto de mira de todo el país.

"Hoy anuncio que el Departamento de Justicia ha abierto una investigación civil para determinar si el Departamento de Policía de Mineápolis tiene un patrón o prácticas policiales que son inconstitucionales o ilegales", señaló el fiscal general de EE.UU., Merrick Garland.

Sobre la condena contra Chauvin, el titular del Departamento de Justicia estadounidense admitió que "no aborda problemas policiales potencialmente sistémicos", por lo que esta investigación revisará "si hay uso excesivo de fuerza, discriminación y otros abusos".

El debate de la brutalidad policial en EE.UU. contra las minorías vuelve de este modo a estar sobre la mesa, pese al veredicto de culpabilidad contra Chauvin.

El exagente fue declarado culpable de los tres cargos que se le habían imputado, asesinato involuntario en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años; y homicidio involuntario en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.

Como no tiene antecedentes penales, el policía solo podría ser condenado a un máximo de 12 años y medio de prisión por cada uno de los primeros dos cargos y a 4 años de cárcel por el tercero.