Pandemia por un lado, descontaminación por el otro
Otro aspecto positivo del aislamiento social
El agua cristalina vuelve a correr por los canales de Venecia tras décadas de polución por la congestión turística, la contaminación del aire cae en grandes ciudades como París, Milán o Madrid y los satélites constatan una reducción de las emisiones de CO2 en las zonas donde la actividad productiva se ha frenado drásticamente.
Mientras el mundo asiste atónito al avance del coronavirus, que paraliza países y genera escenarios que parecen sacados de la ciencia-ficción, hay expertos que, con prudencia, buscan también aspectos positivos que podrían surgir una vez superada esta grave crisis sanitaria y económica global, especialmente en áreas medioambientales y tecnológicas.
Laurence Tubiana, exdiplomática francesa que desempeñó un papel destacado como arquitecta del Acuerdo de París y ahora dirige la Fundación Europea por el Clima, dice ser consciente del "sentido de la gravedad" de la crisis del COVID-19, que demuestra "cuánto dependemos unos de otros" en lo económico o lo sanitario.
Los virus no respetan las fronteras. El cambio climático tampoco
"Los virus no respetan las fronteras, el cambio climático tampoco (...). Si no resolvemos la crisis climática, ocurrirá lo mismo", explica a través de videoconferencia Tubiana, quien cree que estamos "en un momento crucial para acelerar" la transición ecológica.
En concreto, ahora que "todo el mundo está pensando en inyectar liquidez y rescatar potencialmente a algunas entidades", considera que "es un buen momento de apoyar a la industria de la automoción bajo la condición de que aceleren la electrificación del transporte", y también aboga por crear "una diplomacia europea del Pacto Verde" que contribuya a evitar que la crisis acarree "guerras comerciales y nacionalismos".
"Si en 2008 se puso tanto esfuerzo en salvar la banca, quizá ahora los países podrían poner empeño en salvar el planeta", agrega.
Se descontamina Lima
Lima, una de las capitales de Latinoamérica con más contaminación atmosférica, registra esta semana el aire más limpio de los últimos tres años debido a la cuarentena obligatoria que ha confinado desde el lunes a toda la población peruana en sus casas para frenar la propagación del coronavirus COVID-19.
Esta medida, unido a la prohibición de circulación de vehículos particulares, ha dejado casi desiertas las calles de la capital peruana, la cuarta ciudad más grande de Suramérica con 10 millones de habitantes y habitualmente colapsada por un caótico tráfico que lleva hasta tres horas atravesar la urbe de un lado a otro.
Casi el 90% de los cerca de 2 millones de vehículos que transitan a diario por Lima están detenidos, y eso ha llevado a que la contaminación del aire sea menos de la mitad que los niveles registrados en estas mismas fechas hace dos años, según indicó este viernes a la Efe la ministra de Ambiente, Fabiola Muñoz.
"Tenemos una reducción de menos de la mitad, y es básicamente porque no hay carros en las calles. En Lima, el 58% de las emisiones responden al parque automotor y otro porcentaje es aportado por las industrias que en este momento también están paralizadas", explicó Muñoz.