Díficil para cualquier presidente reconstruir puentes comerciales con China
La relación comercial entre China y Estados Unidos será uno de los ejes importantes en las venideras elecciones del 2020 para los estadounidenses.
Según una columna de Bloomberg, varios aspirantes a la presidencia por el partido Demócrata tienen distintos puntos de vista sobre la relación que debe mantener el país norteamericano con China.
Mientras tanto, la administración del presidente Donald Trump continúa enfrentando al país asiático en una guerra comercial que busca terminar a traves de un tratado que no se ha logrado concretar.
La guerra de Trump contra China ha causado que los granjeros estadounidenses comiencen a perder ganancias mientras las importaciones de ambos países continúan disminuyendo. En China, por su parte, el crecimiento y el desarrollo se han estancado.
A eso se suman las masivas protestas que se han desatado por la independencia de Hong Kong, una región pro-democracia, de la China comunista.
Para la próxima persona que llegue a la Casa Blanca, las relaciones con China serán inescapables y dependiendo del ganador determinará el futuro de la economía en ambos países.
Una victoria comercial para China llegaría con la elección de Joe Biden a la presidencia. Biden, quien viene de buenas relaciones con ese país desde su tiempo como vicepresidente de la administración de Barack Obama, no se opondría a negocios abiertos nuevamente con el país oriental. De hecho, el exvicepresidente ha tomado a chiste la guerra que mantiene Trump contra China.
Aún así esto no regresaría los negocios a los tiempos antes de Trump, pues los inversionistas estarían reacios a mantener negocios por largo tiempo y sufrir luego por un posible cambio de gobernación
Por otro lado, Bernie Sanders ha criticado la guerra comercial de Trump contra China, pero tampoco endosó la actitud de Biden de apertura. El senador de Vermont considera que los trabajadores americanos deben ir por encima de todas las naciones y aunque estaría abierto a inversión de China en los Estados Unidos, no sería para beneficio de los granjeros y manufactureros americanos, sino para la industria tecnológica.
Mientras que una victoria de Elisabeth Warren sería el peor escenario en la guerra comercial, pues su rivalidad contra las condiciones de trabajo que permean en China y sus planes de inversión para posicionar a Estados Unidos como competitivo en el sector de las ciencias y la tecnología alienarían un acuerdo con China, resultando en aún más conflictos comerciales y precios más caros para los consumidores estadounidenses.