Trump inicia campaña por una reforma fiscal 'proestadounidense'
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó hoy su ofensiva para lograr una reforma fiscal en el país, que debe pasar por la aprobación del Congreso, y para la que busca el apoyo ciudadano con el objetivo de presionar a los demócratas, escepticos por su impacto en la clase media.
Así, el multimillonario comenzó hoy su campaña para una reforma tributaria con un mitin en una planta manufacturera en Misuri con el que quiso buscar el favor de los trabajadores, a quienes prometió menos carga fiscal.
'Esta es una oportunidad única para una generación y para lograr una verdadera reforma fiscal para los estadounidenses de a pie, los trabajadores', afirmó el mandatario.
Acompañado por los secretarios del Tesoro, Steve Mnuchin, y de Comercio, Wilbur Ross, así como por otros miembros de su gabinete, Trump quiso hacer de su intervención un punto de inflexión para marcar el inicio de su labor por lograr una de sus grandes metas políticas.
'Necesitamos un código tributario que sea simple, justo y fácil de entender' para acabar con los vacíos legales y las complejidades del sistema fiscal actual, insistió el presidente, quien sin embargo no dio detalles de cómo efectuará tal cosa.
'Tenemos que bajar nuestros impuestos', agregó Trump, argumentando que de esa forma también aumentarán los salarios de la clase trabajadora.
'Es hora de darle a los trabajadores estadounidenses la subida salarial que han estado esperando por muchos, muchos años', insistió el presidente, quien reiteró que el Congreso tiene que apoyar su reforma, porque se trata de una reforma fiscal 'proestadounidense'.
Como ya había avanzado con anterioridad, 'idealmente' Trump desea lograr una reducción del impuesto a las empresas del 35% actual al 15%, y previsiblemente incluirá también un aumento de las deducciones a las que se puedan acoger los ciudadanos, aunque no ha detallado cómo recaudar nuevos ingresos ni cómo hacer frente a la creciente deuda.
Tras su estrepitoso fracaso con el intento de derogación y sustitución de la reforma sanitaria impulsada por su predecesor, Barack Obama, Trump busca una victoria en el Congreso y aprobar una legislación de peso que realmente suponga un cambio para el país bajo su rúbrica.
Por su parte, el líder de la minoría demócrata en el Senado de Estados Unidos, Chuck Schumer, le advirtió apenas unas horas antes de su discurso que su partido se opondrá a los recortes de impuestos para los más ricos.
En primer lugar, Schumer alertó de que 'la reforma tributaria no debe aumentar la carga fiscal sobre la clase media, y no debe haber un recorte de impuestos para el 1 por ciento más rico de los estadounidenses. Punto', insistió el senador en un comunicado.
'Ni un centavo de los recortes de impuestos debe ir a ese 1 por ciento privilegiado. Los millonarios y multimillonarios en este país lo están haciendo muy bien, Dios los bendiga. No tenemos ningún problema con eso', dijo.
'Pero los salarios para millones de estadounidenses de clase media y aquellos que luchan por llegar allí han estado estancados durante demasiado tiempo, mientras que los beneficios de una economía en crecimiento han ido casi exclusivamente los que están más arriba', reiteró.
En segundo lugar, Schumer indicó que la buscada reforma fiscal que quiere llevar a cabo el mandatario debe contar con un consenso bipartidista, que refleje los intereses de todos los estadounidenses, y además no suponer un aumento del déficit.
Para abordar este y otros asuntos acuciantes, el presidente tiene previsto reunirse con los líderes del Congreso, tanto de la mayoría republicana como de la minoría demócrata, el próximo miércoles en la Casa Blanca, confirmaron hoy a Efe fuentes legislativas.
'Los republicanos están al mando, desde la Casa Blanca hasta el Capitolio, así que la responsabilidad de gobernar está directamente en ellos. Esperamos escuchar su propuesta y hacer todo lo que tenemos que hacer en septiembre', indicó a Efe una asistente demócrata en el Senado en alusión a todos los asuntos que aguardan para septiembre.
Y es que además de su intento de reforma fiscal, Trump tiene que negociar el incremento del techo de la deuda federal y los presupuestos para el próximo año fiscal, entre otros temas.