Levantan la orden de evacuación en Fukushima
El Gobierno levantó el lunes la orden de evacuación sobre dos áreas de la provincia de Fukushima afectadas por la radiación del accidente nuclear de 2011 y que permitirá a más de 10,000 personas retornar a sus hogares.
Las dos zonas, con 3,487 hogares y 10,807 empadronados, se encuentran en la localidad de Minamisoma, cuyo centro urbano está a unos 25 kilómetros al norte de la accidentada central atómica.
Esto hace que el municipio, que en total cuenta con unas 63.000 personas empadronadas, vuelva a ser habitable en su totalidad a excepción de una parcela con un solo domicilio.
No obstante, al igual que ha sucedido en otras localidades afectadas por las órdenes de evacuación que emitió el Gobierno para municipios en un radio aproximado de 20 kilómetros alrededor de la central, muchos de los vecinos se muestran reticentes a regresar.
Según los sondeos realizados entre personas obligadas a abandonar sus casas por culpa de las emisiones de Fukushima, entre el 30 y el 50 por ciento de las familias muestran dudas sobre si retornar a sus hogares.
El miedo a los efectos de la radiación es el principal argumento seguido por el hecho de que han pasado más de cinco años desde el accidente nuclear y muchos han reconstruido por completo sus vidas en otras localidades.
Ocho municipios de la provincia de Fukushima aún cuentan con zonas designadas como áreas de evacuación clasificadas en tres categorías diferentes.
A excepción de las zonas en la tercera categoría, que establece que los niveles de radiación son demasiado altos para vivir ahí y que esto no cambiará a medio plazo, el Gobierno espera haber levantado las órdenes de evacuación para todas las áreas restantes para marzo de 2017.
Las labores de limpieza y descontaminación en las franjas residenciales de las zonas dentro de las dos primeras categorías ya han concluido y actualmente se llevan a cabo estas tareas en carreteras y zonas de cultivo.
El accidente en la central de Fukushima, provocado por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011, ha sido el peor desde el de Chernóbil (Ucrania) en 1986.
Las emisiones y vertidos radiactivos resultantes aún impiden que miles de personas que vivían junto a la central retornen a sus casas y han afectado gravemente a la agricultura, la pesca y la ganadería local.