Boricuas se sacuden el temor para seguir sus sueños en Orlando (galería)
Sus sueños siguen intactos aunque puedan sentir temor de que los tentáculos de la criminalidad puedan tocarlos en algún momento de sus vidas. Siguen hacia adelante sin darle paso al temor que pudo haberlos amenazados despues de haber vivido de cerca el atentado ocurrido el pasado domingo en el club Pulse, de Orlando, Florida.
A casi una semana del terrible suceso que acabó con las vidas de 50 personas –23 de ellas puertorriqueñas– conversamos con tres boricuas que partieron hace algunos años hacia la ciudad de Orlando en busca de crecimiento profesional y quienes hoy asumen resignados la pérdida de algún amigo o conocido en la masacre perpetrada por Omar Mateen, de 29 años, catalogada como la más grande de la historia moderna de los Estados Unidos. A cada uno de ellos esta historia le tocó de una manera diferente, sin embargo no se marcharían de su nuevo hogar, pues están claros de que una situación como esta podrían vivirla en cualquier ciudad vulnerable a un ataque.
Desde que comenzó a desarrollarse como bailarín, la ambición del carolinense Miguel Quiñones Chapman, de 29 años, era moverse hacia los Estados Unidos para dar un nuevo paso en su profesión. Esa oportunidad la encontró hace dos años, cuando fue reclutado como bailarín y actor en el parque Disney World. Para Miguel, la magia que ofrece Disney sigue intacta, y aunque ha tomado medidas preventivas de seguridad, lsigue sintiendo que su mudanza a Orlando fue la mejor decisión de su vida.
'La realidad es que yo no soy de salir mucho, y esa noche estaba en mi apartamento y me acosté a dormir como cualquier otro día. Pero esa noche como que no pude dormir bien. Me levanté bien temprano y tenía un montón de llamadas perdidas y textos. Cuando entré a Facebook empecé a ver las fotos de todas las personas y de todo lo que había pasado', recordó el bailarín, quien lleva dos años y medio residiendo en Orlando.
Miguel nunca sintió ningún tipo de amenaza, temor o discrimen en esta ciudad. De hecho, ha hecho grandes amistades y siempre han estado pendientes de él por vivir solo y tener a la mayor parte de su familia en Puerto Rico.
'Desde que pasó esto quizás estoy un poco más cauteloso, pero siempre he tratado de serlo. Siempre han dicho que Disney es un punto vulnerable a los ataques, pero siempre me he sentido seguro. De hecho, visité esa discoteca en una sola ocasión y era un lugar en donde uno se sentía muy seguro', dijo Miguel, quien llegó a bailar con una de las víctimas de este atentado.
Esa misma seguridad la siente Anthony Rivera, otro gran talento de Puerto Rico quien siguió su desarrollo profesional en Orlando desde hace dos años. Natural de Aguas Buenas y recordado por ser uno de los rostros de la Orquesta Fuera de Liga, este joven de 29 años vivió momentos de angustia al enterarse del suceso, ya que sabía que un amigo suyo estaría en el lugar celebrando el cumpleaños de un conocido.
Su amigo es Felipe Antonio Marrero Sánchez, quien hoy se recupera de cuatro impactos de bala recibidos en la espalda y la pierna izquierda. Mientras investigaba su paradero, solo pensaba en lo duro que resulta que esto le pase a personas que buscan superarse en la vida.
'La historia de Tony es muy similar a la mía. Vino solo para acá con la idea de superarse y casi no salía por compromisos de trabajo. El único día que sale, porque lo invitaron a un cumpleaños, le pasa esto. Él es uno de mis compañeros de trabajo y yo sabía que estaba allí porque lo puso en Facebook', recordó.
Cuando Anthony se levantó el domingo con la noticia de lo que había ocurrido, contactó a otro amigo y fueron hasta la casa de Felipe, vieron su auto y decidieron ir en búsqueda de más información. Pasaron varias horas de incertidumbre hasta que, finalmente, dieron con él en un hospital en donde se enteraron que su situación era crítica, pero estable. Afortunadamente, está en recuperación.
'Yo llevo aquí dos años y, como muchos puertorriqueños, vine a tratar de tener una calidad de vida acá. Tengo dos trabajos y casi no tengo tiempo para divertirme, así que no frecuento ese tipo de lugares, pero cuando ocurren estas cosas quizás te asustas algo, creo que es normal. Sin embargo, ves el apoyo de las personas y, lejos de asustarte, das gracias por tener tanta gente que se ha convertido en tu familia escogida, porque estás solo por acá', apuntó.
'Orlando siempre ha sido una ciudad bella y de las más felices del mundo. Y lo continuará siendo independientemente de esta situación que es muy triste. Y yo me siento seguro, porque la respuesta de las autoridades después del atentado ha sido magistral, tanto la Policía como en los hospitales. La tristeza, claro que está ahí, te preguntas por qué tanta maldad e intolerancia, por qué la gente simplemente no vive y deja vivir. Por eso me he sentido en estos días con el sentimiento a flor de piel, pero la realidad es que me siento seguro en Orlando. Es cierto que jamás pensé que viviera tan de cerca una cosa como esa, pero esto te puede pasar en ese club o en cualquiera otro, o saliendo de tu casa. Eso no quita que ocurra en un solo lugar', concluyó.
Lorenzo Piña, de 24 años, lleva casi tres años residiendo en Orlando, ciudad a la que se marchó tras culminar sus estudios universitarios con el deseo de 'cumplir sueños'. Y veía cómo sus esfuerzos rendían frutos, cuando esta desgracia le tocó de cerca.
'Yo frecuentaba este lugar. El único motivo por el cual no fui es porque esa noche estaba trabajando y salía a la medianoche. Pulse lo cierran a las 2:00 de la mañana y no me iba a dar tiempo. El sábado anterior estuve allí en la noche latina. Era un lugar en el que se pasaba muy bien', recordó con la voz entrecortada.
Lorenzo tenía muchos conocidos en el club esa noche, pero en especial le preocupaba que su mejor amigo, Anthony Laureano, estaba allí esa noche.
'Llegué a casa y me acosté a dormir. Uno de mis amigos me llamó a eso de las 2:30 de la mañana para saber si yo estaba bien. Cuando me dio la noticia, empecé a llamar a todo el mundo y me fueron contestando en el transcurso de la mañana porque unos estaban dormidos o no estaban pendientes a los teléfonos', recordó con tristeza.
'A las 8:00 de la mañana el único que no me había contestado era Anthony, llamé al hermano y empezamos la búsqueda. Ese día fue horrible. Nos movimos a los hospitales y, como las autoridades se encargaron primero de los heridos y luego la escena del crimen, estuvimos en esa agonía de no saber nada de él hasta la noche, cuando recibimos la llamada de que habían identificado el cuerpo', dijo.
'Antes del incidente nunca había tenido ningún temor de salir a la calle. Orlando es una ciudad ‘open mind' y ese club era muy seguro. Era el lugar y el momento perfecto para los latinos reunirnos y pasar un buen rato. Pero luego de esta tragedia mi perspectiva ha cambiado y ahora estoy ojo al pillo porque no se sabe nada de quién tienes a tu alrededor, de esas mentes dañadas que hay por todas partes. Pero hay que seguir adelante', concluyó el joven quien no recuerda haber visto a Mateen en el club anteriormente.