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El salvaje oeste revivió en Oregón para desafiar a Obama

Washington - Como si fuesen una banda de vaqueros del salvaje oeste, un grupo de milicianos del estado de Oregón decidió este mes desenfundar las armas contra el Gobierno del presidente Barack Obama y pagar, hasta con la vida, un levantamiento armado del que ya solo quedan cenizas.

'Hay muchas cosas más importantes que tu vida y la libertad es una de ellas. Estoy preparado para defender la libertad', dijo Lavoy Finicum a los medios locales a principios de enero, cuando un escuadrón armado ocupó un edificio de la reserva natural de Malheur para defenderse de los 'abusos' y 'opresión' del Gobierno central.

El propio Finicum, un 'ranger' de Arizona considerado el portavoz de la milicia, murió este martes en un enfrentamiento con los agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) que los habían emboscado en una carretera a las afueras de Burns, localidad ubicada en Oregón y epicentro de la rocambolesca protesta.

Fue en Burns, un área montañosa extremadamente remota del oeste estadounidense, donde un grupo de rancheros comenzó a manifestarse porque una corte había decidido aumentar la condena contra dos vecinos, Dwight Hammond y su hijo Steve, y en el fragor de la protesta decidieron tomar por la fuerza un edificio federal.

Convirtieron el refugio de montaña de la reserva natural de Malheur en la sede del movimiento de los 'Ciudadanos por la Libertad Constitucional', destinado -según aseguran- a defender la Constitución y, de paso, exigir el control local de la explotación forestal, minera y ganadera de la zona, en manos del Ejecutivo.

Imágenes de un documento judicial del FBI muestran, a las puertas del refugio, entre la nieve, las escopetas y las secas matas de hierba, varios carteles como: 'La tiranía es el cruel irracional y arbitrario uso del poder o del control'.

Con un tinte de rebeldía religiosa, la mayoría de los milicianos, incluido el fallecido Finicum, pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y han usado citas del texto sagrado del Libro de Mormón para justificar su rebeldía contra el Gobierno y sugerir que tienen la bendición de Dios.

Los cabecillas de esta especie de resistencia mística son los hermanos Ammon y Ryan Bundy, hijos del ranchero de Nevada Cliven Bundy, un personaje conocido en la zona por la deuda de un millón de dólares que tiene con el Gobierno por haber utilizado ilegalmente durante 20 años terrenos públicos para el pastoreo de sus 500 reses.

'Hemos tomado el refugio de montaña de la reserva natural de Malheur. Esto se convertirá en la base para todos los patriotas del país, que podrán vivir aquí. Estamos planeando permanecer aquí durante varios años', advirtió en un vídeo Ammon Bundy, arrestado esta semana junto a otros ocho amotinados.

El FBI acusa a los milicianos de 'conspirar para impedir a los agentes de la ley llevar a cabo sus obligaciones mediante el uso de la fuerza, la intimidación o amenazas', y asegura que los amotinados disponían de explosivos y gafas de visión nocturna y que estaban preparados para luchar.

Mientras los cabecillas se enfrentan a la Justicia, en el refugio mengua la dimensión del 'convoy de patriotas', que en su momento de máximo esplendor aglutinó más de un centenar de hombres blancos y armados.

La retirada continúa, pero la diminuta y aislada ciudad de Burns necesitará tiempo para sanar las dolorosas heridas de un levantamiento armado enraizado en una profunda rabia antigubernamental que atrajo a personas de todo el país y provocó protestas tanto a favor como en contra de los amotinados.

Para el resto de EE.UU., la protesta sirve como recordatorio de la existencia de estas milicias armadas modernas, de corte conservador y antisistema, y que justifican su existencia en el texto de la Segunda Enmienda de la Constitución que habla de una 'milicia bien regulada' y el derecho a portar armas.

En el horizonte queda sin abordarse el motivo del levantamiento: el control que el Gobierno federal ejerce sobre gran parte del territorio rural del oeste de EE.UU., incluidos los estados de Oregón y Utah, y en donde una mera chispa sirve como excusa para cargar las armas y preparar la dinamita.

El cuerpo de Robert 'LaVoy' Finicum (2i), mientras se lleva las manos a su chaqueta durante una operacióm conjunta entre el FBI y la policía del estado de Oregón. (EFE)
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