Irán, el país de la obsesión por la nariz perfecta
Con más de siete veces de prevalencia de operaciones de rinoplastia anuales que Estados Unidos, Irán es posiblemente el país del mundo con mayor avidez por estos 'retoques' quirúrgicos, una obsesión que lleva a más de 200,000 personas a pasar cada año por el quirófano en busca de la nariz perfecta.
'La nariz de los iraníes es muy grande e influye mucho en la apariencia, por eso estoy totalmente de acuerdo con que la gente se opere', asegura a Efe sin dudarlo Parvane, una mujer de 55 años que modificó su aspecto hace ya tres décadas.
Su opinión es compartida por miles de mujeres, pero también por hombres, que cada vez acuden más a los especialistas buscando un rostro que se acerque más a su idea de la belleza.
Este tipo de cirugía está tan aceptado en el país que quienes se someten a ella no solo no lo ocultan, sino que muestran orgullosos su nariz vendada durante semanas sin ningún complejo y, en zonas como el pudiente norte de Teherán, no hay día en el que uno no se cruce con una o varias personas con la nariz cubierta por una gasa.
Nazi Saghafí, de 34 años y que se operó a los 21, cree que el motivo de que tantas iraníes se operen la nariz se debe en parte al uso obligatorio del hiyab o velo islámico, que les obliga a cubrirse el cuerpo y el cabello en los espacios públicos.
'Aquí solo el rostro de las mujeres está a la vista, por eso le damos mucha importancia a la cara. Quizás si nos pudiéramos vestir como en otros países, sin cubrirnos, no nos centraríamos tanto en la nariz', afirma.
La influencia de las amistades, en una sociedad que valora enormemente la belleza, tiene también un efecto importante, sobre todo en las más jóvenes.
'Yo me operé con 18 años porque tenía una nariz grande y fea. Para mí la apariencia y verme bien es muy importante y, además, aquí todo el mundo se opera. El 99% de mis amigas tienen la nariz operada', dice Mina Setayesh, de 29 años.
La exigencia de tener una nariz de catálogo se está extendiendo a los hombres, que ahora suponen alrededor de un quince por ciento de los que acuden a la solución del bisturí.
Mohamad Hosein Kolahí, de 40 años, que se operó 'por desviación nasal y también por estética', está convencido de que 'la nariz de los iraníes genéticamente es problemática y no concuerda con su rostro', aunque reconoce que también se opera 'mucha gente que realmente no lo necesita porque su nariz no es tan fea' pero que 'la quieren tener perfecta'.
'Tener una bonita nariz influye mucho en la apariencia y te da mucha autoconfianza para relacionarte con sexo opuesto', agrega.
El doctor Mohsen Naraguí, presidente de la Asociación de Investigación de Rinología de Irán y profesional con más de veinte años y 3.000 rinoplastias a sus espaldas, descarta algunos de estos argumentos.
'La gran prevalencia de esta intervención es una cuestión cultural, no se debe a las características físicas. Las narices iraníes son más correctas que las de varios países árabes de alrededor, pero hay muchas más operaciones', explica a Efe.
Las mujeres iraníes, asegura, 'se preocupan mucho por la estética. Es algo que está presente en la cultura iraní antigua. No es algo que esté solo confinado a la nariz, sino a todo el cuerpo. También han aumentado mucho las peticiones de botox, tratamientos rejuvenecedores o relleno para dar volumen a la cara y ocultar arrugas'.
Según un reciente estudio de la asociación, además de la altísima prevalencia otra de las diferencias de Irán con otros países es el gran número de pacientes que quieren operarse sin necesitarlo.
'La mitad de los que vienen a mi consulta pidiendo operarse de la nariz no lo necesitan. Muchas mujeres jóvenes, algunas incluso a los 15 años, vienen pidiendo una rinoplastia y es necesario que los profesionales seamos honestos y cuestionemos su decisión', afirma Naraguí.
Estos 'falsos pacientes' se deben en gran parte al estímulo social para que se operen, pero también a que no conocen los patrones de belleza y creen, por ejemplo, que una nariz cuanto más pequeña más bonita.
Abunda el complejo de nariz grande.
'La belleza viene de la naturalidad, de la armonía con el resto de la cara', explica el doctor, que añade que otros problemas son las expectativas irreales de los pacientes, que a veces creen que operarse les va a cambiar la vida o el que muchos no sean conscientes del riesgo que supone esta intervención quirúrgica.
Pero sus argumentos no consiguen convencer a los cientos de miles de iraníes que cada año, por un precio de entre 1,000 y 10,000 dólares, acuden a clínicas y centros estéticos en busca de la nariz perfecta.