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Escándalo de muertes de veteranos mancha el Día de la Recordación

Washington - El escándalo por los retrasos en los tratamientos y la muerte de excombatientes aumentó esta semana de tono en los Estados Unidos, hasta el punto de que amenaza la permanencia en el Gobierno del secretario para los Veteranos, Eric Shinseki, y podría tener un impacto en las elecciones legislativas de noviembre.

Las acusaciones que relacionan la muerte de 40 excombatientes que esperaban tratamiento en un hospital del Departamento de Asuntos de Veteranos en Phoenix con la manipulación de registros para ocultar las largas listas de espera se han convertido en un nuevo dolor de cabeza para el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

'En las últimas semanas, hemos vuelto a ver lo mucho que tiene que hacer nuestra nación para garantizar que todos nuestros veteranos reciban el cuidado que merecen', dijo el sábado Obama en su discurso radiofónico semanal, dedicado al Memorial Day, que se celebra este lunes para recordar a los caídos en guerra de los Estados Unidos.

'Como comandante en jefe, creo que cuidar a nuestros veteranos y sus familias es una obligación sagrada. Ha sido uno de los pilares de mi presidencia', subrayó el mandatario.

Desde que comenzaron los informes sobre el escándalo, a comienzos de este mes, Obama ha tratado de distanciarse del asunto, pero este miércoles se vio obligado a comparecer ante la prensa para insistir en que su Gobierno está investigándolo a fondo.

'Una vez que sepamos los hechos, les aseguro que si hay negligencias, serán castigadas', sentenció el presidente en la sala de prensa de la Casa Blanca.

Según las denuncias, el personal del centro médico del Departamento de Veteranos en Phoenix mantenía una lista secreta de pacientes que esperaban tratamiento para ocultar los retrasos a la hora de atender a los excombatientes, y en ese listado estaban supuestamente algunos de los pacientes que murieron.

La oficina del inspector general de Asuntos de Veteranos ya investiga a 26 centros médicos de todo el país por su supuesta negligencia a la hora de gestionar las listas de espera.

Las denuncias han indignado al ala republicana del Congreso y a organizaciones de veteranos como la Legión Estadounidense, que piden la dimisión de Shinseki.

Obama defendió a ese funcionario durante su comparecencia el miércoles, pero evitó mostrar el respaldo rotundo y a veces desafiante con el que ha respondido a las peticiones de renuncia que han afrontado otros miembros de su gabinete, como la secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, o el de Justicia, Eric Holder.

El presidente aseguró que Shinseki 'ha puesto su alma en este trabajo', pero eludió cualquier expresión rotunda de confianza en él e incluso dejó la puerta abierta a la posibilidad de que dimita.

'Sé que si en algún momento no cree que pueda hacer un buen trabajo en esto y piensa que ha decepcionado a los veteranos, estoy seguro de que no va a estar interesado en seguir' en el cargo, dijo.

Más allá del caso de Shinseki, el escándalo amenaza con empañar la reputación de Obama respecto a los militares y excombatientes, un área al que ha destinado mucha atención desde que era un candidato al Senado y que afecta también a su esposa Michelle, que tiene su propia iniciativa para cuidar de los veteranos y sus familias.

Quizá por eso Obama ha programado para el próximo miércoles un discurso en la academia militar de West Point de Nueva York, consciente de que no puede permitirse que la polémica se enquiste en un momento en el que los excombatientes se multiplican tras las retiradas de Irak y Afganistán.

'A medida que vuelvan los veteranos a casa, vamos a tener que redoblar nuestros esfuerzos', admitió el miércoles.

A seis meses de las elecciones legislativas, en las que los demócratas se arriesgan a perder el control del Senado, los republicanos han visto un filón claro en el escándalo de los veteranos y, según informan varios medios, se preparan para convertirlo en un asunto destacado en la campaña.

El miércoles, el destacado senador republicano Mitch McConnell tachó de 'desgracia nacional' las largas listas de espera a excombatientes, mientras que John McCain calificó de 'completamente insuficientes' las declaraciones de Obama y pidió 'soluciones' al problema 'sistémico' en el programa de salud de los veteranos.

El caso también es delicado para los demócratas que buscan un escaño en estados competitivos, que deben buscar un equilibrio para no ofender a los veteranos al tiempo que son fieles a su partido.

Esta semana, tres aspirantes demócratas al Senado en las elecciones de noviembre no dudaron en pedir abiertamente la dimisión de Shinseki, todas ellas procedentes de estados conservadores: Natalie Tennant, de Virginia Occidental; Michelle Nunn, de Georgia; y Alison Lundergan Grimes, de Kentucky.

El presidente estadounidense, Barack Obama. (Archivo/EFE)
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