Toronto no sabe qué hacer con su alcalde
Ahora que el alcalde de Toronto, Rob Ford, ha confesado lo que prácticamente todo el mundo sabía desde hace meses, que consume drogas y se emborracha, la mayor ciudad de Canadá se pregunta que hacer con el político.
Tras meses de negaciones y de escapar por puertas traseras para evitar a los medios de comunicación, ayer Ford salió de su despacho y solicitó a las decenas de periodistas que le esperaban que le hiciesen la misma pregunta que le habían planteado hacía meses.
Los periodistas, incrédulos, dudaron a qué se refería Ford hasta que ante su insistencia alguien repitió la pregunta que le lanzaron en mayo pasado: ha fumado crack?.
Hace seis meses, el populista Ford negó que consumiese droga y que existiese un vídeo que recogía el momento en el que fumaba crack en una vivienda conocida por ser un lugar habitual del tráfico y consumo de narcóticos.
Pero ayer, cuando le repitieron la pregunta, Ford dijo 'sí, he fumado crack'.
La confesión pública se produjo tras días de intensas presiones desde que la semana pasada el jefe de Policía de Toronto, Bill Blair, admitiese que la policía tenía en su posesión un vídeo de Ford en el que parece estar fumando drogas.
En un comportamiento clásico de Ford, si la inesperada confesión fue asombrosa lo que siguió a continuación fue incluso más sorprendente para muchos: aseguró que no va a dimitir y que está preparado para la reelección al cargo en 2014.
La posición del polémico alcalde deja a la capital económica de Canadá con una incómoda cuestión: qué hacer con Ford?.
Legalmente no se le puede expulsar del cargo ya que la Policía no le ha acusado de cometer ningún delito y no existe ningún mecanismo para que se le sustituya.
Los concejales de Toronto, incluidos sus aliados en el gobierno municipal, han presentado una moción para limitar sus funciones. Todos los periódicos de la ciudad, incluido el conservador Toronto Sun, que ha sido su principal valedor desde el inicio de su carrera, han solicitado que abandone el puesto.
Lo mismo ha hecho de forma pública la influyente asociación de empresarios de la ciudad, que teme que la imagen de Toronto quedé dañada por la polémica.
Pero a pesar de las mentiras, polémicas y malas compañías de Ford, las encuestas señalan que sigue contando con el apoyo de un 30 % de la población de la ciudad y que tiene posibilidades de volver a ser reelegido en las elecciones municipales de 2014.
Ford, un populista que presume de responder personalmente a todas las llamadas que recibe de los ciudadanos de Toronto, también cuenta con el significativo respaldo del Gobierno federal del primer ministro, el conservador Stephen Harper.
Mientras que algunos políticos han expresado su deseo de que Ford abandone al menos temporalmente su puesto para concentrarse en su rehabilitación de alcoholismo y drogodependencia, Harper, que en el pasado ha frecuentado la compañía de Ford, se ha mantenido en silencio.
Quien también se ha negado a cuestionar a Ford es el ministro de Finanzas de Canadá, el poderoso Jim Flaherty, que es amigo personal de la familia de Ford, cuyo progenitor, Doug Ford, fue un destacado político del Partido Conservador en la provincia de Ontario.
Pero todo puede cambiar con la misma rapidez y facilidad con la que Ford admitió el consumo de drogas y alcohol.
La Policía de Toronto investiga desde hace meses las conexiones del alcalde con conocidos narcotraficantes de la ciudad y tiene en su posesión abundante material obtenido durante varias operaciones antidroga que pueden estar relacionada con Ford.
Y aunque parte de ese material ya ha salido a la luz, como la existencia del vídeo, el periódico 'Toronto Star' ha señalado que la investigación policial ha destapado pruebas incluso más comprometedoras para el alcalde de Toronto que podrían ser reveladas en los próximos días.