El espionaje masivo de EE. UU. se convierte en dolor de cabeza público para Gobierno
Washington - La sucesión de revelaciones acerca del espionaje masivo llevado a cabo por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) empieza a levantar voces en EE.UU. a favor de que se reformen las actividades de ese organismo para evitar que siga expandiéndose de forma 'autoritaria'.
El debate abierto esta semana en el Senado estadounidense para limitar la acción de la NSA y el anuncio de la Casa Blanca de que su propia revisión de los programas de inteligencia estará lista antes de fin de año dejaron claro que, tras las quejas en el extranjero, las críticas al espionaje comienzan a calar también en EE.UU.
La sensación cada vez más generalizada es que, sin una reforma adecuada, la NSA podría dedicar sus extraordinarios recursos a espiar al público estadounidense, en una suerte de 'autoritarismo preconfigurado', según dijo hoy William E. Binney, un exfuncionario de la agencia que ahora es crítico con sus actividades.
'Creo que ya está empezando a suceder, y eso es lo que tenemos que detener', señaló Binney al diario The New York Times.
La presión de líderes extranjeros y del propio público estadounidense ha ido en aumento desde que comenzaron este verano las revelaciones del extécnico de la NSA Edward Snowden, y esta semana surgieron nuevos detalles, como los de la infiltración de la agencia en centros de datos de Google y Yahoo en todo el mundo.
El director nacional de Inteligencia de EE.UU., James Clapper, sostuvo el miércoles en una audiencia en el Senado que lo que 'no hace' la NSA 'es espiar a estadounidenses', pero los informes sobre la recolección masiva de metadatos telefónicos y en internet dentro del país han extendido la preocupación entre la población.
La Casa Blanca quiso tranquilizar esta semana al garantizar que la revisión de los programas encargada por el presidente Barack Obama estará lista antes de 2014, mientras que el secretario de Estado, John Kerry, fue más allá al admitir que la estrategia de inteligencia ha funcionado en ocasiones 'en piloto automático'.
'En algunos casos, reconozco, como ya ha hecho el presidente, que estas acciones han llegado demasiado lejos y nos vamos a asegurar de que no pase de nuevo en el futuro', afirmó Kerry el jueves en una videoconferencia con el Open Government Partnership en Londres.
El mismo jueves, el Comité de Inteligencia del Senado aprobó un plan bipartidista de reformas modestas, que mantendría programas polémicos como el empleado para recolectar registros telefónicos.
Más allá quieren ir el senador demócrata Patrick Leahy y el congresista republicano Jim Sensenbrenner, que presentaron el martes un proyecto de ley en ambas cámaras del Congreso para poner fin a ese programa y regular otras actividades de la NSA dentro del país.
Bautizado como 'Ley Libertad', el proyecto no se inmiscuye en el espionaje en el extranjero y lo que busca es poner fin al acceso de la NSA y el FBI a millones de registros telefónicos al amparo de la Ley Patriota, aprobada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
'En algún lugar a lo largo del camino hemos perdido el equilibrio entre la seguridad y la privacidad', argumentó Sensenbrenner.
La medida también prevé la creación de un defensor especial encargado de proteger los derechos de privacidad, y obliga a tener una orden judicial para rastrear las comunicaciones de los estadounidenses a través de datos recopilados en el extranjero.
La organización civil Unión de Libertades Civiles de EE.UU. (ACLU, por su sigla en inglés), una de las más críticas con los programas de espionaje, expresó el viernes su 'rotundo apoyo' a la propuesta.
'La única forma de detener la mentalidad de 'recoléctalo todo' de la NSA es que el Congreso prohíba a la comunidad de inteligencia vigilar las comunicaciones de los estadounidenses', apuntó la abogada de ACLU Michelle Richardson en un comunicado.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el relator especial de la ONU para la Libertad de Opinión y de Expresión, Frank La Rue, también urgieron el lunes a regular la NSA.
Joel F. Brenner, exinspector general de la NSA, cree en cambio que se está 'machacando a la agencia por hacer demasiado bien las cosas que se supone que debe hacer', si bien reconoce que 'la tecnología ha superado a los criterios políticos'.
'La vigilancia rutinaria de aliados cercanos es una mala política y es insensato', indicó Brenner a The New York Times.
Según el diario neoyorquino, que publicará este domingo en su edición impresa un detallado análisis de documentos de Snowden cedidos por The Guardian, la NSA de hoy 'es el Amazon de las agencias de inteligencia, tan diferente de la agencia que era en los años 50 como esa bestia de Internet lo es de una librería de barrio'.