Berlín amenaza a EEUU con expulsar diplomáticos
El Gobierno alemán comenzó hoy a articular su respuesta a EEUU tras desvelarse el espionaje a la canciller Angela Merkel y esgrimió las posibles consecuencias que puede tener esta crisis, entre las que incluye la expulsión de diplomáticos.
El Ejecutivo en Berlín trata así de superar la fase inicial de indignación y mover ficha a nivel político, técnico y legal, pero cuidando al milímetro su estrategia, tratando de explosionar de forma controlada esta bomba de relojería.
Los cristianodemócratas de Merkel desean rebatir las críticas de la oposición -que ya ha exigido dimisiones- por complacencia con Washington e ingenuidad, pero sin llegar a dañar una tradicionalmente estrecha relación bilateral.
'Si alguien aquí, en la embajada o en algún otro lugar, es responsable o se le encuentra culpable en este asunto será sancionado, y si es diplomático deberá abandonar el país', afirmó el ministro del Interior en funciones, Hans-Peter Friedrich, en una entrevista en la cadena pública 'ARD'.
Sin embargo, agregó, no se debe 'cometer el error de poner en duda' el conjunto de las relaciones bilaterales entre ambos países, que calificó de 'buenas y necesarias'.
A su juicio, lo esencial ahora, una vez que han salido a la luz estas supuestas escuchas de un teléfono móvil de la canciller, es comprobar las denuncias y aclarar al detalle el programa de espionaje estadounidense en suelo alemán, su alcance, sus objetivos y la legalidad de sus métodos.
Friedrich, que ya viajó a Washington en julio cuando saltó por primera vez este escándalo a raíz de las revelaciones del exanalista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, consideró que las explicaciones que EEUU ha ofrecido hasta la fecha son insuficientes.
'Espero disposición a la cooperación por parte de EEUU', aseguró el ministro, que reconoció que hasta el momento Washington no ha ofrecido respuesta a muchas de sus preguntas.
Pero el Ejecutivo de Merkel -que se ha sentido especialmente ofendida por el pinchazo de su teléfono- quiere ir más allá de lo meramente diplomático y ha iniciado también varias ofensivas a nivel nacional, europeo e internacional para evitar técnica y legalmente futuros casos de espionaje.
Además de decidir la revisión del conjunto de las medidas de seguridad que protegen las comunicación en el distrito gubernamental de Berlín, el Gobierno alemán ha abogado por introducir una nueva normativa europea de protección de datos en las redes.
Asimismo, ha llamado a sus socios europeos a reformular el acuerdo por el que la Unión Europea facilita información de individuos a EEUU, alegando que las legislaciones de protección de datos a ambos lados del Atlántico son muy diferentes.
Berlín también ha destacado que sigue trabajando con el Gobierno de Brasil -otro país objeto del espionaje estadounidense- en un borrador de resolución para que la Asamblea General de la ONU se pronuncie en contra del espionaje y en defensa de la protección a la privacidad en las comunicaciones.
El gobierno alemán, no obstante, está gestionando esta crisis con gran contención porque no quiere que este escándalo pueda ralentizar o, en el peor de los casos, bloquear las negociaciones entre Bruselas y Washington para cerrar un tratado de libre comercio transatlántico.
La comisaria europea de Justicia, Viviane Reding; el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz; y varios líderes del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) -con el que Merkel está negociando la formación de un gobierno de coalición- se han mostrado reticentes a seguir adelante a raíz de estas revelaciones.
Socialdemócratas y cristianodemócratas sí que se han puesto de acuerdo para que este asunto se debata en un pleno en el Bundestag (cámara baja alemana) el próximo 18 de noviembre y es posible que se ponga en marcha una comisión de investigación parlamentaria.
Esta semana viaja a EEUU una comisión alemana encabezada por el coordinador en Cancillería de los servicios secretos, Günter Heiß, y está previsto que la semana que viene se desplace a Washington los presidentes de los servicios secretos internos y externos de Alemania, Hans-Georg Maaßen y Gerhard Schindler.