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Las Coreas limarán diferencias tras años de tensión

Las dos Coreas confirmaron hoy que celebrarán esta semana un encuentro de alto nivel en Seúl para resolver asuntos pendientes y abrir una etapa de entendimiento que les permita superar sus constantes fricciones en los últimos años.

Tras 17 horas en varias rondas de diálogo que se prolongaron hasta la madrugada, Sur y Norte acordaron finalmente celebrar entre el miércoles y el jueves un encuentro de altos funcionarios de Gobierno, el primero de este nivel desde 2007, que tendrá lugar en un céntrico hotel de la capital surcoreana.

El encuentro estará orientado a resolver asuntos bilaterales pendientes, como el cierre del complejo de Kaesong, y acercar posturas tras meses de tensión por la reciente campaña de amenazas del régimen de Kim Jong-un y varios años de malas relaciones en los que los desencuentros han sido constantes.

En cuanto a la reunión previa concluida hoy, si bien ha finalizado con un acuerdo de las partes sobre el próximo encuentro intergubernamental, también ha estado marcada por las discrepancias sobre la agenda del mismo y las autoridades participantes.

Ante la falta de consenso, Norte y Sur se comprometieron a redactar dos comunicados separados que reflejen sus posturas sobre los temas a incluir en la agenda y quiénes deben liderar las respectivas delegaciones.

Corea del Sur buscaba una reunión a nivel ministerial con delegaciones lideradas por su Ministro de Unificación, Ryu Kihl-jae, y el director del Frente Unido del Partido de los Trabajadores norcoreano, Kim Yang-gon.

Sin embargo, Corea del Norte descartó una cita ministerial y expresó su intención de enviar a otro alto funcionario, por lo que finalmente la reunión será a nivel 'gubernamental' y tanto la agenda como las listas de las delegaciones siguen en el aire.

El más urgente de los asuntos que previsiblemente se abordarán en el encuentro de esta semana es el del complejo de Kaesong, un macroproyecto industrial con capital del Sur y mano de obra del Norte cerrado desde que en abril Pyongyang retirara a sus 53.000 trabajadores en plena campaña de hostilidades.

Se espera, asimismo, que Norte y Sur negocien la reapertura del enclave turístico conjunto del Monte Kumgang, clausurado desde 2008, y el reinicio de los encuentros de familias separadas por la Guerra de Corea (1950-53), que no se producen desde finales de 2010.

Para acudir a la cita del miércoles en Seúl las autoridades norteñas deberán cruzar por tierra la fronteriza Zona Desmilitarizada (DMZ), un hecho que ha despertado la esperanza de que Pyongyang conecte de nuevo la línea de comunicación militar entre ambos lados tras cortarla a finales de marzo en plena tensión.

El Ministerio de Defensa de Seúl cree que el régimen de Kim Jong-un, que ya reabrió el pasado viernes la línea de contacto civil con el Sur, podría habilitar de nuevo la militar estos días para facilitar la comunicación durante el cruce fronterizo de su delegación.

Entre tanto, la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, y los dos principales partidos políticos del país celebraron hoy la noticia sobre el próximo e histórico encuentro bilateral.

'Espero que las conversaciones entre el Sur y el Norte se desarrollen adecuadamente y produzcan avances' comentó Park durante una reunión semanal con altos funcionarios.

El líder del conservador partido gobernante Saenuri, Hwang Woo-yea, deseó que el próximo encuentro dé lugar a 'otros nuevos modos de intercambio entre las Coreas'.

Por su parte, el secretario general del opositor progresista Partido Democrático Unificado (PDU), Kim Han-gil, expresó su esperanza de que la cita intergubernamental 'conduzca finalmente a la reconciliación política y militar' entre Seúl y Pyongyang.

Norte y Sur, que permanecen técnicamente enfrentadas desde la Guerra de Corea (1950-53), ya protagonizaron una larga etapa de entendimiento a principios de los años 2000, aunque al final de la pasada década sus relaciones se fueron deteriorando y hasta el día de hoy no han logrado ser reconducidas.

El ministro surcoreano de Unificación, Chun Hae-sung, estrecha la mano de su homologa norcoreana, Kim Song-hye. (EFE)
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