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El carro compartido, la inventiva contra la crisis

Los Ángeles (EFE).- La imagen del 'autoestopista' en una cuneta tratando de llamar la atención de algún conductor caritativo, parece condenada a desaparecer a medida que la idea de compartir carro florece como un negocio de costo mínimo y al amparo de las redes sociales, aunque no sin riesgos.

Fruto de la reciente crisis económica que ha proliferado en EEUU, una amplia variedad de empresas están dispuestas a convertir cada automóvil en un vehículo de alquiler y proporcionar a su propietario un ingreso extra, al mismo tiempo que ofrece a los clientes unos precios muy por debajo de las tarifas de servicios de taxi, Avis o Hertz.

Compañías como Sidecar y Lyft circulan ya por ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Seattle, Chicago, Boston o Washington D.C., donde ponen en contacto a conductores particulares y potenciales pasajeros que solo tienen que pagar un donativo para realizar trayectos urbanos.

Zimride es su alternativa para distancias más largas. Ahí los usuarios publican los destinos a los que vayan a ir próximamente con su carro y buscan compañeros de viaje con los que compartir conversación y gastos.

Un precio por asiento para un recorrido de 350 kilómetros ronda los 20 dólares.

Pero si solo se busca hacer negocio y no conocer gente, compañías como RelayRides, Just Share It, Getaround o FlightCar, se encargan de sacar partido a los automóviles cuando sus dueños no los usan, aunque solo sea por una hora.

Una aplicación de móvil basta para indicar dónde está el automóvil más cercano disponible, el costo fijado por el propietario y, en los vehículos equipados con sensores que proveen algunas de esas empresas, incluso sirve para acceder al interior, coger la llave y emprender la marcha.

Un Audi A4 para circular por San Francisco, por ejemplo, se renta por 9 dólares en Getaround, gasolina aparte, e incluye un seguro de 1 millón de dólares, el estándar en el sector de coches compartidos. Del alquiler, la empresa se queda con el 40 %.

Fotografía cedida por la compañía FlightCar, donde se ve a un cliente recibiendo un vehículo en alquiler. (EFE)
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