Dalai Lama renuncia como representante del Tíbet
El Dalai Lama, Premio Nobel de la Paz en 1989 y líder del budismo, oficializa la renuncia a su papel político como representante del pueblo del Tíbet.
El religioso, llamado TenzinGyatso, adelantó en un comunicado colgado en su página web que en la próxima reunión del parlamento tibetano en el exilio, el 14 de marzo, impulsará las reformas necesarias para operar una transición a un representante electo democráticamente, publica el diario español El País.
'Desde los años sesenta vengo insistiendo en que los tibetanos necesitan un líder elegido libremente por ellos mismos al que yo pueda devolverle el poder. Ahora hemos llegado claramente al momento en el que este propósito pueda llevarse a cabo', subrayó desde Dharamsala (India) el histórico dirigente. Ya en noviembre adelantó que plantearía su sucesión en un plazo de seis meses.
El religioso de 75 años asegura que, desde que comenzó a revelar su propósito de renunciar a la representación de los tibetanos, ha recibido constantes apoyos tanto desde el extranjero como desde el Tíbet. 'Mi propósito no tiene nada que ver con una intención de escurrir el bulto de la responsabilidad, sino que creo que en el largo plazo representará un beneficio para el Tíbet', cuenta en otro pasaje del comunicado.
Las actividades diplomáticas del Dalai Lama, exiliado desde hace 50 años, se centran principalmente en defender la causa del Tíbet, una región controlada por China que considera que tiene derecho a la autodeterminación. Pekín tacha al Dalai Lama de separatista que pretende escindir la región del Himalaya, y se opone a cualquier tipo de recibimiento por gobiernos extranjeros. El Nobel ha declarado en repetidas ocasiones que no busca la independencia de la región, sino una autonomía real dentro del Estado chino y que se respeten los derechos humanos, la religión y la cultura de su pueblo.
El Dalai Lama se ha visto en los últimos años aquejado de problemas de salud, lo que le obligó a relajar su agenda oficial, aunque sus viajes al extranjero, reuniones con mandatarios y seminarios de filosofía y práctica budista siguen siendo habituales. Reside en Dharamsala, en las faldas del Himalaya de la India, país que acoge a unos 130,000 refugiados tibetanos. Allí se encuentra la sede del gobierno en el exilio, el que ya cuenta con un primer ministro elegido democráticamente, Lobsang Tenzin.