Lluvia de refugiados libios
La feroz represión con que el dictador libio Muamar el Gadafi intenta aplastar la revuelta popular contra su régimen –con bombardeos a los manifestantes desde helicópteros y aviones y recurriendo a mercenarios africanos que patrullan las calles- está originando un flujo de refugiados hacia el exterior de Libia, sobre todo hacia los países limítrofes, Túnez por el oeste y Egipto por el este.
Entre 4,000 y 5,000 han salido hacia Túnez, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, publica el diario español El País.
En Ras Jdir, en la frontera entre Túnez y Libia, los libios salen con cuentagotas entre trabajadores tunecinos que regresan a casa. Algunos de ellos han llegado con señales de haber sido víctimas de violencia o torturas y cuentan que hay enfrentamientos entre las fuerzas de Gadafi y los opositores en las localidades que jalonan la carretera que une la frontera con la ciudad de Trípoli. Algunas de esas poblaciones, cuentan, han caído en manos de los rebeldes.
Los que llegan a la frontera, siempre abierta, son recibidos por varias decenas de periodistas y otros tantos ciudadanos tunecinos que actúan a modo de comité de bienvenida y celebran la lucha de sus 'hermanos' contra el tirano. Ayer, los tunecinos recibían con los brazos abiertos a los refugiados, mientras que en el lado egipciom beduinos organizaban caravanas para ayudar a los 'hermanos' libios.
Sus testimonios al salir de Libia son escalofriantes: unos cuentan que los soldados libios van casa por casa sacando gente para torturarla. De hecho, uno de los libios que ha conseguido atravesar el paso de Ras Jdir mostraba la espalda llena de marcas de porrazos. Entre el caos de tunecinos y periodistas, los recién llegados, libios o de otras nacionalidades, reclaman ayuda internacional, sobre todo para que se facilite el envío de alimentos. 'Es una matanza. Tienen que ayudarles', pidió un tunecino al cruzar el paso.
Cuentan los que han recorrido la carretera costera que une Trípoli con Ras Jdir -unos 175 kilómetros- que hay enfrentamientos, sobre todo los ha habido durante la noche, en algunas de las poblaciones que cruza la vía. Son tres: Zwara, Sabratah, Zawiya. Algunos sostienen que las fuerzas leales a Gadafi han perdido el control de Zwara y Zawiya.
No hay otra forma de llegar al paso que no sea la carretera, salvo adentrarse en el desierto, lo cual no es muy aconsejable, por lo que muchos han sido víctimas de los controles de las fuerzas del régimen, que les arrebatan cámaras, móviles, tarjetas de memoria y todo lo que pueda contener cualquier tipo de imagen de lo que está pasando en el interior del país. Tampoco es posible por el momento para los periodistas hacer el camino inverso, debido a los checkpoints de Gadafi.
Al llegar a territorio tunecino, los refugiados son atendidos por la Cruz Roja, que ha instalado una especie de hospital de campaña junto al paso. Después, autobuses regulares -operados por no se sabe quién- los trasladan al interior.
Según ACNUR, son entre 4,000 y 5,000 personas las que han atravesado el paso de Ras Jdir desde ayer, informa Europa Press. No está clara la nacionalidad de los que cruzan, aunque parece ser que la inmensa mayoría son tunecinos que trabajan en Libia y que huyen de la violencia.
El Alto Comisionado ha desplegado un equipo en la frontera entre Libia y Túnez en el que se registra, entrevista y documenta a estas personas para distinguir a quienes son emigrantes económicos de quienes necesitan protección internacional porque están perseguidos por el régimen deb Gadafi.
Se prepara el organismo para un 'éxodo significativo', que el ministro italiano de Exteriores, Franco Frattini, convierte en 'bíblico' si la revuelta consigue su objetivo de tumbar el régimen de Gadafi.
Ayer, los testimonios recogidos en las fronteras con Túnez y Egipto hablaban de granadas, mercenarios, disparos indiscriminados contra la población civil por parte de los brazos armados del régimen de Gadafi.